27 - DE MAYO – LUNES –
8ª – SEMANA DEL T.O. - B
San Agustín de
Cantorbery
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):
Bendito sea
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, en su gran misericordia, por la
resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo
para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera,
que os está reservada en el cielo.
La fuerza de Dios os custodia en la fe
para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de
ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la
comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo
aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste
Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en
él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta
de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de
Dios
Salmo 110,1-2.5-6.9ab.10c
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al
Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
El da alimento
a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Envió la
redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Marcos (10,17-27):
En aquel
tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló
y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar
la vida eterna?»
Jesús le contestó:
«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie
bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu
padre y a tu madre.»
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido
desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y
le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego
sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y
se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus
discípulos:
«¡Qué difícil les va a ser a los ricos
entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas
palabras.
Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el
reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un
camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de
Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿Quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Palabra del
Señor
1. En buena medida se puede
decir que este relato, que se repite en los otros evangelios sinópticos (Mt 19,
16-21; Lc 18, 18-23), es central para entender todo el Evangelio y su mensaje.
La razón de esta importancia del tema del "seguimiento" está en que
aquí está la clave de la Cristología.
En efecto, la Cristología es la parte de la teología cristiana en la que se estudia, se analiza y se aprende quién fue Jesús y todo lo que Jesús representa en la historia de la humanidad.
Pues bien, esta clave, para conocer y
comprender a Jesús, no es el estudio especulativo, científico, histórico, etc.
La clave, para conocer y comprender a Jesús, está en el
"seguimiento".
2. - ¿Por qué es esto así? Y, sobre todo, - ¿Qué significa esto para nosotros, los creyentes en Jesús y en su Evangelio? Jesús no fue, ni es, una doctrina, una teoría, una serie de conceptos especulativos. Jesús es un "ser humano". Y un "ser trascendente". Ambas realidades unidas en un ser personal. Un ser humano, que vivió en este mundo. Ahora bien, a un ser humano solamente se le puede conocer compartiendo la vida con él. Aprendiendo así su forma de vida, sus costumbres, sus preferencias. Es decir, integrando la vida de Jesús en nuestra propia vida.
3. Por esto, como se ha dicho muy bien, "el saber cristológico no se constituye ni se transmite primariamente en el concepto, sino en estos relatos de "seguimiento"; y por eso también él, al igual que el discurso teológico de los cristianos en general, tiene un carácter narrativo práctico" (J. B. Metz).
El cristianismo no se difunde solo ni
principalmente, predicando, sino mediante la propia vida, la propia forma de
vivir. Y en la medida en que esa forma de vida reproduce el Evangelio y la vida
que llevó Jesús.
San Agustín, obispo de Canterbury, en
Inglaterra, el cual, habiendo sido enviado junto con otros monjes por el papa
[san Gregorio I Magno] para predicar la palabra de Dios a los anglos, fue
acogido de buen grado por el rey Etelberto de Kent, e imitando la vida
apostólica de la primitiva Iglesia, convirtió al mismo rey y a muchos otros a
la fe cristiana y estableció algunas sedes episcopales en esta tierra. Murió el
día 26 de mayo (604/605).
Vida de San Agustín de
Cantorbery
San Agustín de Cantorbery es considerado
uno de los más grandes evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y
San Bonifacio en Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la
evangelización de Inglaterra.
Era superior del convento benedictino de
Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596
tratar de evangelizar a la isla de Inglaterra que era pagana. Conociendo el
espíritu generoso y emprendedor de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna
dificultad, y además sus grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a
tratar de convertir a esos paganos sajones.
Y sucedió que, al llegar Agustín y
sus 39 compañeros a la costa, donde se tomaba la embarcación para llegar a
Inglaterra, allí les contaron terribles barbaridades acerca de los habitantes
de esa isla, y los otros misioneros sintieron mucho miedo y enviaron al santo a
que fuera a Roma a contarle al Pontífice lo peligroso que era esto que iban a
emprender. Agustín fue a hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal
manera, recordándole que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes,
que ya desde entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores.
En Inglaterra mandaba el rey Etelberto
que tenía una esposa muy santa (que después se llamó Santa Berta) y el primer
regalo que Dios les concedió a los nuevos misioneros fue darles la buena
voluntad del rey. Este los recibió muy cariñosamente y les pidió que le
enseñaran la religión, y tanto le agradó que pronto se hizo bautizar y les
regaló su palacio real para que les sirviera de convento a los misioneros y les
dio un templo en Cantorbery para que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora
la más famosa catedral de Inglaterra: la Catedral de Cantorbery.
El rey dejó en libertad a los súbditos
para que escogieran la religión que quisieran, pero les recomendó que se
instruyeran en la religión de Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas
gentes las enseñanzas de Agustín y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se
hicieron bautizar 10.000 ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que
ocupaban los cargos más importantes de la nación.
Agustín envió a dos de sus mejores monjes
a Roma a contarle al Sumo Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió
le envió el nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y
cálices y libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas
gentes recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró
muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un
simpático plan de trabajo.
San Gregorio, sabiendo que la principal
virtud del obispo Agustín era la docilidad a sus superiores, le envió las
siguientes recomendaciones 1º. No destruir los templos de los paganos, sino
convertirlos en templos cristianos. 2º. No acabar con todas las fiestas de los
paganos, sino convertirlas en fiestas cristianas. Por ejemplo, ellos celebraban
las fiestas de sus ídolos con grandes banquetes en los cuales participaban
todos. Pues hacer esos banquetes, pero en honor de los mártires y santos. 3º.
Dividir el país en tres diócesis: Cantorbery, Londres y York.
Nuestro santo cumplió exactamente estas
recomendaciones, que le produjeron muy buenos resultados. Y fue nombrado por el
Papa, jefe de toda la Iglesia Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). En
las reuniones sobresalía entre todos por su gran estatura y por su presencia
muy venerable que infundía respeto y admiración.
San Agustín escribía frecuentemente desde
Inglaterra al Papa San Gregorio a Roma pidiéndole consejos en muchos casos
importantes, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas
como estas: "Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado
el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que
las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no
le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen
Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que
con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan
cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque
entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo Él se merece.
Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así
que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino
alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las
gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse
humilde.
Después de haber trabajado por varios
años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor
número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la
Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Cantorbery murió santamente el
26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde
entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes
más.
(Fuente:
churchforum.org)
Oración a San Agustín
de Cantorbery
San Agustín: apóstol de Inglaterra: te
rogamos por la Iglesia Católica en esa nación y en todas las naciones del
mundo. Pídele a Dios que nos envíe muchos evangelizadores que sean como tú.
Amén.
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