9 - DE MAYO – JUEVES –
6ª SEMANA DE PASCUA – B
San Gregorio
Ostiense
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):
EN aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un
tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado
hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos
abandonasen Roma.
Se juntó con
ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa;
eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en
la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y
Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando
testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías.
Como ellos se
oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra
sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con
los gentiles».
Se marchó de
allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa
estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga creyó en el Señor
con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo,
creían y se bautizaban.
Palabra de Dios
Salmo:
97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4
R/. El Señor
revela a las naciones su salvación.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha
hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria, su santo
brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las
naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria
de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad,
vitoread, tocad. R/.
Lectura del
santo evangelio según san Juan (16,16-20):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de
poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron
entonces algunos discípulos:
«¿Qué
significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me
volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se
preguntaban:
«¿Qué
significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió
Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis
discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro
de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros
lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».
Palabra del Señor
1. Os animo a la leer con atención
y reflexionar la palabra de Dios. Es el mejor alimento diario de nuestra fe, si
queremos seguir a Jesús. Y lo primero que hay que hacer para tomar esta
decisión de seguirle, es escuchar su llamada, tener el oído despierto. Sabemos
bien que la fe no consiste primordialmente en creer algo sobre Jesús, sino en
creerle a él, seguir con nuestra vida a su persona y entregarle nuestro
corazón.
Los apóstoles
no siempre comprendían lo que Jesús les explicaba, pero confiaban en él, en su
persona y estaban a su lado. “No entendemos lo que dice”, se lee en el
evangelio de hoy. Y es que para entender a Jesús primero hay que quererle. Sin
darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir de manera rutinaria y repetitiva. Nos
falta la alegría de quienes viven alimentándose de su Palabra y dando gracias
cada día de haberle conocido. Jesús es nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro
mejor Amigo que nunca falla. Él nos lleva de la mano hasta el Padre.
2. Jesús
les anuncia que están llamados a dar a luz un mundo nuevo, basado en el amor y
guiado por el Espíritu Santo. El dar a luz produce un sufrimiento, pero acaba
en una alegría inmensa. Este momento está cercano, casi a la mano. Van a tener
valor para enfrentar todas las dificultades que se presenten, porque Jesús está
con ellos como el Padre ha estado siempre con Jesús.
Pero cuando
falta el seguimiento de Jesús, cuidado y reafirmado una y otra vez en el propio
corazón y en la comunidad cristiana, nuestra fe corre el riesgo de quedar
reducida a una aceptación de creencias, de costumbres, de palabras que no
entendemos.
Es fácil
entonces instalarnos en algunas prácticas religiosas, sin dejarnos cuestionar
por las llamadas que Jesús nos hace desde el evangelio que leemos cada día.
Sólo seremos sus discípulos si le damos el abrazo de la fe y lo imitamos con
nuestra vida.
3. Sucedió
el 19 de agosto 2000 en Roma con ocasión de la XV Jornada Mundial de la
Juventud ante dos millones de jóvenes reunidos en la Vigilia de oración con el
Santo Padre. Massimiliano, nacido en Roma, dio su testimonio: “He nacido en una
sociedad en la que todo se puede comprar y en la que tengo de todo. Tengo una
familia unida, en casa no me falta de nada, tengo estudios en la Universidad,
tengo asegurado mi puesto de trabajo. No he conocido ni la guerra ni las
deportaciones ni el control de la libertad, como muchos de los jóvenes que
están aquí. Me considero un joven privilegiado. Pero un día leyendo el
Evangelio de Jesús encontré estás palabras que me impresionaron muchísimo – las
que Jesús dijo al joven rico: “Todavía te falta una cosa...” ¿A mí
me faltaba algo todavía? Sí, era cierto: ME FALTABA EL AMOR A LOS POBRES... “
Hoy, en
pleno siglo XXI, este joven ha sentido el llamamiento a dar lo que tenía a los
pobres y a seguir a Cristo. En su encuentro con los pobres de Roma, este joven
busca ahora vivir como Jesús, entregando su vida por los demás. Y continúa
diciendo: “Procuro hacerme amigo de ellos: ellos ya conocen mi nombre y yo
conozco el nombre de algunos de ellos. Y todo esto no lo hago yo solo, pues
estoy con un grupo de amigos que tienen los mismos ideales que yo”.
Gregorio
Ostiense, obispo († c. a. 1044). Abad del monasterio de san Cosme y san Damián,
en Roma. Obispo de Ostia. Vivió varios años en España como legado papal.
Vida de San Gregorio Ostiense
Son bastante confusas las noticias que
tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de La Rioja y Navarra.
Se le conoce como abad del monasterio de
san Cosme y san Damián, en Roma.
El papa Juan XVIII lo hace obispo de
Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario Apostólico,
puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno de la
Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política exterior al
tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.
Parece ser que vino a España en la
primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y
Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones
relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que
se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era
origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de
jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos.
Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y
para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido
eclesial.
Era asunto difícil y espinoso por los
muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta
cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de
Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo,
fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en
torno a sí a todos los obispados circundantes.
También en el sur de Pamplona, en torno a
Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya había
aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el
925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren
Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado,
durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada
una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San
Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera maraña,
complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares u honorarios
hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su antigua
capitalidad, aglutinando a las mencionadas.
No siempre dieron buen fruto, o el fruto
apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse sin
discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde
luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.
Gregorio no olvidó nunca lo principal de
su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y
Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus
pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la
ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía,
sirviéndole de paje.
Se cuenta que en cierta ocasión libró los
campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los
agricultores de una manera especial contra la langosta.
Vivió alrededor de cinco años en España.
Agotado y enfermo se retiró a Logroño
donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera en la
iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.
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