lunes, 29 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 1 DE MARZO – MARTES San FÉLIX III, papa




1 DE MARZO – MARTES
San FÉLIX III, papa
3ª SEMANA DE CUARESMA

       Evangelio Mt 18, 21-35

       En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
       “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?”.
        Jesús le contestó:
       “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
        Y les propuso esta parábola:
       “Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustarlas cuentas con sus empleados.
       Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré. Pero él se negó y
fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda”.
       Lo mismo hará con vosotros mi Padre del Cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

       1.   La pregunta de Pedro a Jesús no se limita al perdón de las ofensas o de las deudas. El pensamiento de Jesús abarca la totalidad de nuestras relaciones personales en la convivencia diaria, incluso en las cosas más pequeñas. En nuestro convivir con los demás, hay mil cosas que hacen los otros y nos resultan desagradables, molestas, insoportables. Y sobre todo ahí están las ofensas, los reproches, los insultos que (tantas veces) nos hacemos unos a otros. La parábola nos enseña cómo debemos comportarnos en esos casos, desde los más graves hasta los más vulgares y sencillos.

       2.   Así las cosas, la experiencia nos enseña que, por lo general, solemos ser tan intolerantes con los demás como indulgentes somos con nosotros mismos. Tenemos una sensibilidad hipertrofiada para el daño que los otros nos hacen. De la misma manera que tenemos una sensibilidad atrofiada para ver el daño que nosotros hacemos a los demás. Esta predisposición general, que nos acompaña toda la vida, es la fuente de incesantes complicaciones y hasta conflictos, que rompen amistades, familias, matrimonios... Y hacen muy dura la convivencia.

       3.  Así las cosas, el criterio de Jesús es muy claro: Dios te va a tratar exactamente con la misma intolerancia o con el mismo respeto con que tú trates a los demás. El trato que tú des a los otros es el trato que Dios te va a dar a ti. Es más, según la profunda intuición de san Juan de la Cruz: “Donde no hay amor, ponga amor, y sacará amor” (Epist. 27). No hay otra solución.



San FÉLIX III, papa
Fue Pontífice del 483 al 492. Nació de una familia senatorial romana, y se dice que fue antepasado del Papa San Gregorio I (Magno). No se sabe nada sobre Félix hasta que sucedió al Papa San Simplicio en la Silla de San Pedro (483). En ese tiempo la Iglesia estaba en medio de su largo conflicto con la herejía de Eutiques. El año anterior el emperador Zenón, por sugerencia de Acacio, el pérfida patriarca de Constantinopla, emitió un edicto conocido como el Henoticon (o Acta de Unión), donde declaraba que no se recibiría ningún símbolo de fe, excepto el de Nicea, con las adiciones del 381 (vea Primer Concilio Ecuménico de Constantinopla. El edicto intentaba ser un lazo de reconciliación entre católicos y eutiquianos, pero causó mayores conflictos que nunca y dividió la Iglesia Oriental en tres o cuatro facciones. Como los católicos en todas partes rechazaban el edicto, el emperador removió a los patriarcas de Antioquía y Alejandría de sus sedes. Pedro el Curtidor, un notorio hereje, se introdujo de nuevo en la sede de Antioquia, y Pedro Mongo, quien sería el verdadero causante de las dificultades durante el pontificado de Félix, tomaba la sede de Alejandría. En su primer sínodo Félix excomulgó a Pedro el Curtidor, al que Acacio ya había condenado en un sínodo en Constantinopla. En 484 Félix también excomulgó a Pedro Mongo---acto que causó un cisma entre Occidente y Oriente que duró treinta y cinco años. Este Pedro, siendo oportunista y de astuta disposición, se suscribió al Henoticon para congraciarse con el emperador y con Acacio, y para el desagrado de muchos obispos, Acacio nuevamente lo admite a la comunión.

Félix, habiendo convocado un sínodo, envió legados al emperador y a Acacio, pidiéndoles que expulsaran a Pedro Mongo de Alejandría y que Acacio personalmente fuera a Roma a explicar su conducta. Los legados fueron detenidos y encarcelados; luego, empujados por amenazas y promesas, entraron en comunión con los herejes al claramente colocar el nombre de Pedro III en los sagrados dípticos. Cuando Simeón, uno de los monjes “acoemetae”, informó en Roma sobre la traición, Félix convocó un sínodo de setenta y siete obispos en la Basílica de Letrán, donde Acacio y los legados papales fueron excomulgados. Apoyado por el emperador, Acacio ignoró la excomunión, removió el nombre del Papa de los sagrados dípticos y permaneció en su sede hasta su muerte, la cual acaeció uno o dos años después. Su sucesor Fravitas envió mensajeros a Félix asegurándole que no estaría en comunión con Pedro Mongo, pero al Papa supo que esto era un engaño, el cisma continuó. Mientras tanto murió Pedro (490), y Eutimio, sucesor de Fravitas, también procuró la comunión con Roma, pero el Papa se negó, pues Eutimio no removería los nombres de sus dos predecesores de los sagrados dípticos. Este cisma, conocido como el cisma de Acacio, no fue sanado hasta el 518 durante el reino de Justiniano.

En África los vándalos arrianos, Genserico y su hijo Hunerico, habían perseguido la Iglesia por más de 50 años y habían enviado al exilio a muchos católicos. Cuando se restauró la paz, muchos de aquéllos que habían caído en la herejía por temor y habían sido rebautizados por los arrianos deseaban retornar a la Iglesia. Al ser rechazados por los que se mantuvieron firmes, apelaron a Félix, quien convocó un sínodo para el año 487, y envió una carta a los obispos de África estipulando bajo cuáles condiciones podían ser recibidos de nuevo. Félix murió en el 492, habiendo reinado ocho años, once meses y veintitrés días.

domingo, 28 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 29 DE FEBRERO – LUNES San HILARIO, papa





29 DE FEBRERO – LUNES
San HILARIO, papa
3ª SEMANA DE CUARESMA

       Evangelio según san Lucas 4, 24-30

       Vino Jesús a Nazaret y dijo al pueblo en la sinagoga:
       “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país, sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán el sirio”.
        Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

       1.   En el “mundo desbocado” (A. Giddens) en que vivimos, el desorden y el desconcierto que padecemos se deben, en gran medida, a la creciente facilidad de comunicación, de transporte y el consiguiente trasiego de gentes que se relacionan y viajan por el mundo entero. Esto, que es un progreso, entraña también un peligro. Cada día nos comunicamos con más gente. Pero la comunicación es también cada día más superficial. Lo que lleva consigo, entre otras cosas, el peligro de la “xenofobia”. Esta palabra como es sabido, proviene de dos términos griegos: xénos, “extranjero” Y phóbos, “miedo”. La xenofobia consiste, por tanto, en el rechazo,
miedo e incluso el enfrentamiento con el extraño, el que pertenece a otro país, otro pueblos a otra cultura, a otra religión. De ahí que la xenofobia está en la raíz de muchas divisiones, contiendas, guerras y, en general1 dificultades para la buena convivencia entre los seres humanos.

       2.   Con frecuencia, los animales tienden a marcar su propio territorio. Y abundan las especies en las que esa marca se hace mediante los propios excrementos. El territorio en el que el más fuerte (un macho, normalmente) ejerce su dominio. Por eso la intolerancia ante el extraño es fruto del miedo a que otro domine lo que presuntamente me pertenece a mí y a los míos. Este sentimiento —por lo que se ha dicho antes— se ha extendido por casi todo el mundo. De ahí, la xenofobia ante los inmigrantes, los que hablan otras lenguas, los que tienen otras costumbres, otra creencias, etcétera.

       3.   La conducta de Jesús con los extranjeros fue ejemplar. En el juicio definitivo, el rechazo del extranjero será motivo de perdición. (Mt 25, 35. 41). Por eso Jesús mostró una predilección especial por los samaritanos (Lc 10, 33; 17, 11-12; Jn 4, 4ss), hasta el extremo de ser insultado él mismo con el apelativo de “samaritano” (Jn 8,
48). Por eso no es de extrañar que siguieran a Jesús gentes de países extranjeros (Mt 4, 24-25). Todo esto es lo que explica el enfrentamiento de Jesús con los vecinos de Nazaret. Y el cuidado que hemos de tener para ser siempre acogedores, educados, comprensivos, tolerantes y serviciales con los extranjeros.

San HILARIO, papa

Su nombre latino es ordinariamente Hilarus, a veces Hilarius, Natural de Cerdeña. Siendo diácono de Roma fue enviado en 449 por el papa San León I al concilio [Latrocinio] de Éfeso en calidad de legado pontificio. Aquí se negó a firmar la deposición de San Flaviano, patriarca de Constantinopla. Temiendo las iras de sus adversarios, Hilario partió ocultamente, llevando consigo la apelación que Flaviano dirigía a San León, texto hallado en 1882 por Amelli en la Biblioteca Capitular de Novara. Ya en Italia, el enviado pontificio escribió a la emperatriz Pulqueria, informándole de lo ocurrido. Todavía diácono, despliega otra actividad muy distinta, de carácter litúrgico: encarga a un tal Victorio de Aquitania la composición de un Ciclo Pascual, donde se intenta fijar la verdadera fecha de la Pascua, punto sobre el que aún no estaban de acuerdo griegos y latinos. El mismo Hilario estudió previamente la cuestión; pero, para informarse de los escritos de aquéllos, se valió de traducciones latinas, pues, según parece, conocía bien poco el griego. Por lo demás, el cómputo de Victorio fue ley en la Galia hasta el siglo VIII.
Hilario sucedió a San León en la Sede de San Pedro a fines de 461. Durante sus siete años de pontificado no ocurrieron acontecimientos de gran importancia para la Iglesia universal. El mérito del Santo consiste principalmente en la firme defensa de los derechos de la Iglesia en materia de disciplina y jurisdicción. Ya al año escaso de su consagración, como Pastor Supremo, tuvo que dirigirse a Leoncio, arzobispo de Arles, pidiendo informes sobre la usurpación del episcopado narbonense, llevada a cabo por Hermes: el Papa se extraña de que, siendo el asunto de la incumbencia de Leoncio, éste no le haya escrito antes sobre el conflicto. Poco después, presente "numeroso concurso de obispos" reúne en Roma un concilio donde, por bien de la paz, se consiente dejar a Hermes en la sede narbonense, pero, para prevenir futuros abusos, se le priva del derecho de ordenar obispos, derecho que pasa a Constancio, prelado de Uzés. La resolución conciliar fue enviada el 3 de diciembre, año 462, a los obispos de la Galia meridional en una carta donde también se prescribe que, convocados por Leoncio, se reúnan cada año, a ser posible, todos los titulares de las provincias eclesiásticas a quienes se dirige el documento, o sea de Viena, Lyon, dos de Narbona y la Alpina: en tales asambleas se han de examinar costumbres y ordenaciones de obispos y eclesiásticos; si ocurren causas más importantes que no puedan "terminar", consulten a Roma.
Así mismo tuvo que atender Hilario al asunto del arzobispo de Viena, Mamerto, que había consagrado ilegalmente a Marcelo como obispo de Díe. El Papa, manteniendo los principios legales y renunciando a imponer penas (supuesta la sumisión del acusado), remite la cuestión a Leoncio, a quien pertenecía en este caso el derecho de consagrar.
Abusos semejantes, cometidos en España, fueron considerados en un concilio de 48 obispos que congregó el Papa en Santa María la Mayor (nov. del 465). En la carta referente a este sínodo, enviaba a los prelados de la provincia de Tarragona, que previamente habían consultado a Hilario, manda el Pontífice, entre otras cosas: 1.º Sin consentimiento del metropolitano tarraconense, Ascanio, no sea consagrado ningún obispo. 2.º Ningún prelado, dejando su propia iglesia, pase a otra. 3.º En cuanto a Ireneo, sea separado de la iglesia de Barcelona y retorne a la suya. 4.º A los obispos ya ordenados, los confirma el Papa, con tal que no tengan las irregularidades señaladas en el concilio.
Otro mérito de San Hilario fue el haber impedido la propaganda herética en Roma al macedoniano Filoteo, y esto a pesar del apoyo que encontró el hereje en el nuevo emperador de Occidente, Antemio.
Tal rectitud de Hilario en lo tocante a la disciplina y a la fe, brota de lo que podríamos llamar norma de su vida y su gobierno: "En pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo" (epist. Dilectioni meae, a Leoncio, ed. Thiel, 1,139).
En cuanto a lo referente a la piedad personal y fomento del culto, señalemos que Hilario edificó, entre otros, dos oratorios en la basílica constantiniana de Letrán: el de San Juan Bautista y el de San Juan Evangelista. Otro, dedicado a la Santa Cruz, con ocho capillas, se alzaba al noroeste de aquél. El Papa profesaba especial devoción al santo Evangelista, pues a él atribuía el haberse salvado de los peligros que corrió en el Latrocinio de Éfeso: en señal de gratitud hizo grabar a la entrada del oratorio la siguiente inscripción: "A su libertador, el Beato Juan Evangelista, Hilario obispo, siervo de Dios". A este mismo Papa atribuye el Liber Pontificalis la construcción de un servicio de altar completo, destinado a las misas estacionales: un cáliz de oro para el Papa; 25 cálices de plata para los sacerdotes titulares que celebraban con él; 25 grandes vasos para recibir las oblaciones de vino presentadas por los fieles y 50 cálices ministeriales para distribuir la comunión. El servicio se depositaba en la iglesia de Letrán o en Santa María la Mayor, y el día de estación se transportaban los vasos sagrados a la iglesia donde iba a celebrarse la asamblea litúrgica. También levantó Hilario un monasterio dedicado a San Lorenzo, y cerca de él una casa de campo, probablemente residencia o "villa" papal con dos bibliotecas.
Murió el Santo el 9 de febrero de 468. Fue enterrado en San Lorenzo extra muros. Largo tiempo se celebró su aniversario el 10 de septiembre, conforme a ciertos manuscritos jeronimianos; pero ya desde la edición de 1922 del Martirologio Romano, se trasladó su memoria al 28 de febrero.  


sábado, 27 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 28 de febrero -Domingo- 3ª semana de Cuaresma – C




28 de febrero -Domingo-
3ª semana de Cuaresma – C

Lectura del libro del Éxodo 3, 1-8a. 13-15 

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
 - «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza».
 Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
 - «Moisés, Moisés.»
Respondió él:
- «Aquí estoy.»
Dijo Dios:
- «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».
Y añadió:
- «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
El Señor le dijo:
- «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores, conozco sus sufrimientos. He bajado a librarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.» Moisés replicó a Dios:
- «Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre? “, ¿qué les respondo?» Dios dijo a Moisés:
- «"Yo soy el que soy"; esto dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me envía a vosotros».
 Dios añadió:
«Esto dirás a los hijos de Israel: "El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"».

SALMO RESPONSORIAL 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11
R. El Señor es compasivo y misericordioso. 

·     Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R. 

·     Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.

·     El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R. 

·     El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que lo temen. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1-6. 10-12

No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no murmuréis. como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió:
- « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
- «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
"Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?". Pero el viñador contestó:

"Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar"».

Tres maneras de morir y una sola de salvarse.


El evangelio de hoy es exclusivo de Lucas, sin correspondencias en Mateo y Marcos. Y las tres breves partes en que podemos dividirlo se centran en el mismo tema, muy apropiado a la Cuaresma: la conversión.

…Os digo que no; y, si no os convertís, todos pareceréis lo mismo…           
 Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".

Tres maneras de morir

            1) Asesinado por Pilato; 2) Aplastado por una torre; 3) Negándonos a convertirnos.
            Todo comienza con el deseo de tenderle a Jesús una trampa. ¿Cómo reaccionará él, que es galileo, ante el asesinato de otros galileos por orden del procurador romano? La trampa es muy astuta: nadie le pregunta qué piensa de este hecho; se limitan a contarle el caso. Si responde airadamente, se enemistará con las autoridades; si se calla la boca, se revelará como un mal galileo y un mal israelita.
            Para quienes han venido a contarle el caso, todo se juega entre unos galileos muertos, Pilato y Jesús. Ellos se limitan a informar, como la prensa; el caso no les afecta personalmente. Y aquí es donde Jesús va a cazarlos en su propia trampa. Con una ironía muy sutil da por supuesto que sus informadores no le piden una declaración de tipo político (Pilato es un asesino, muerte a los romanos) sino de tipo religioso (esos galileos han muerto por ser pecadores). De hecho, la mayoría de los judíos de la época (y muchos cristianos actuales), consideran que una desgracia es consecuencia de un pecado.
            Pero Jesús toma un rumbo completamente distinto. Los importantes no son los galileos muertos, Pilato y Jesús. Los importantes son ellos, los que preguntan, que no pueden considerarse al margen de los acontecimientos. Si piensan que esos galileos eran más pecadores que ellos, se equivocan. También se equivocaron quienes pensaron que los dieciocho aplastados por el derrumbe de la torre de Siloé eran más pecadores que los demás.
            La muerte no solo la provocan políticos injustos y criminales (Pilato) o desgracias naturales evitables (la torre). Hay otra amenaza mucho más grave: la que tramamos contra nosotros mismos cuando nos negamos a convertirnos.

Dios pide higos a la higuera, no pide peras al olmo

             La historia de los galileos y de la torre la ha utilizado Jesús para avisar seriamente, y por dos veces: “Si no os convertís, todos pereceréis”. Quienes conciben a Jesús como un hippy de los años 80 del siglo pasado, repartiendo flores y besos, no han leído nunca el evangelio. Él no hay traído paz sino espada.
            Pero la invitación tan seria a convertirse, con la amenaza de perecer en caso contrario, no debe interpretarse de forma equivocada. Dios no va a caer sobre nosotros como una torre ni va a mandar a sus ángeles con espadas desenvainadas. Mediante una breve parábola Lucas cuenta cómo nos va a tratar: como un agricultor sensato, realista y paciente.
            Sensato, porque solo nos pide lo que podemos dar naturalmente, sin especial esfuerzo. De la higuera solo espera que dé higos, no plátanos ni melones. Lo que espera de nosotros es algo que cada uno debe pensar teniendo en cuenta sus circunstancias familiares y laborales, pero nunca esperará nada que exceda nuestra capacidad.
            Realista, porque no se deja engañar. La higuera lleva tres años sin dar fruto. Con él no valen las excusas del mal estudiante que asegura haber trabajado mucho cuando no ha dado golpe en todo el curso. A nosotros podemos engañarnos diciendo que damos fruto; a Dios, no.
            Paciente, porque ha esperado ya tres años, y todavía está dispuesto a conceder uno más.
            Pero la parábola no habla solo del dueño de la viña. El gran protagonista es el viñador, el que intercede por la higuera y se compromete a cavarla y echarle estiércol. Ya que la higuera nos representa a cada uno de nosotros, el viñador tiene que ser Jesús. Se espera que la higuera produzca fruto no solo por ella misma sino también gracias a su acción.
            En definitiva, la parabolita final matiza bastante la dureza de la primera parte del evangelio. Pero matizar no significa anular. Si nos empeñamos en no dar fruto, si no mejora nuestra relación con Dios y con el prójimo, por más que Jesús cave y trabaje, la higuera será cortada.

Nosotros no somos distintos ni mejores (lecturas 1ª y 2ª)
        
         En el evangelio, Jesús advierte a los presentes que no deben considerarse mejores que los asesinados por Pilato o muertos por el derrumbe de la torre. Las dos primeras lecturas nos recuerdan que nosotros no somos mejores que el pueblo de Israel, para que nadie se sienta seguro y termine cayendo, como indica Pablo.
            La lectura del Éxodo nos habla de la preocupación de Dios por su pueblo esclavizado en Egipto. La vocación de Moisés será el primer acto de su liberación.


            Es lógico que el estribillo del Salmo repita: “El Señor es compasivo y misericordioso”. Pero la carta a los Corintios recuerda que, a pesar de tantos beneficios divinos (paso del Mar, maná, agua que brota de la roca), muchos israelitas no agradaron a Dios y terminaron pereciendo en el desierto. Y añade que esto debe servirnos de ejemplo y escarmiento. Nos puede ocurrir lo mismo si nos comportamos igual que ellos. Dicho con las palabras del evangelio. “Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.”

           


viernes, 26 de febrero de 2016

Párate un momento: evangelio del día 27 de - Febrero - SÁBADO – San Gabriel de la Dolorosa, religioso






27 de - Febrero - SÁBADO –
San Gabriel de la Dolorosa, religioso
2ª  - Semana de Cuaresma.

       Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

       En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
       Este acoge a los pecadores y come con ellos”.
       Jesús les dijo esta parábola:
       “Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.  El padre les repartió los bienes.  No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó a pasar necesidad.  Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos.  Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo:
       Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre.
       Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: 
       “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros.
       Se puso en camino a donde estaba su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello, y se puso a besarlo.
       Su hijo le dijo:
       Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
       Pero el padre dijo a los criados:
       Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en su mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete.
       Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.  
       Este le contestó:
       Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.
       Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: Mira, en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo, que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.
       El padre le dijo:
       Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo, deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado”.

       1.   Solo una breve precisión de los puntos que más pueden ayudar a entender mejor esta parábola tan conocida y repetida.
       1) El tema central no es la conversión del hijo, sino la bondad del padre.
       2) El hijo no vuelve a la casa del padre porque se convirtió de su mala vida, sino porque se moría de hambre.
       3) El padre acoge al hijo extraviado sin pedirle explicaciones, ni le deja confesar lo que había hecho.
       4) El hijo extraviado estaba, no solo en la mayor miseria, sino además hundido psicológicamente y su autoestima destrozada. Un hombre roto.
       5) Lo más fuerte que hay en la parábola es que Jesús cambia por completo la imagen de Dios que, por lo general, tenemos los cristianos. Los predicadores religiosos han usado la imagen de Dios para fomentar el miedo en la gente y así obtener obediencia y sometimiento de los fieles.
       6) El hijo mayor es la imagen cabal del cristiano que no entiende a Dios.

San Gabriel de la Dolorosa, religioso

Francisco Possenti fue el undécimo de los trece hijos de una familia de clase media alta; en 1841, su madre murió, cuando el futuro santo tenía cuatro años de edad, y fue criado por su padre y hermanos. Su padre era un personaje muy importante en aquel entonces: comerciante y embajador de los Estados Pontificios.
Francisco se trasladó con su familia a la ciudad de Spoleto e inició sus estudios en el Internado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (lasallanos) y en el liceo jesuita de dicha ciudad. Muchacho guapo, alegre y cariñoso, y algo mimado por ser el más joven de la numerosa familia Possenti, recibió el llamado divino varias veces (dos de ellas durante graves enfermedades, otra tras la muerte de una de sus hermanas mayores), pero o lo rechazaba o lo postergaba por diversas razones; pero mientras asistía a una procesión mariana, tuvo una visión donde la imagen de la Virgen se movía y le decía: "Francisco, el mundo ya no es para ti, te espera la vida religiosa", y decidió entrar a la vida religiosa definitivamente, pese a las objeciones de su familia que casi consideró esto como un capricho adolescente.
En 1856 convence a su gente de la sinceridad de sus intenciones, y luego de un año de prueba por parte de su familia, recibe la aprobación formal de su padre e ingresa como religioso pasionista en el noviciado de Morrovalle, Macerata, tomando el nombre de Hermano Gabriel de la Virgen Dolorosa. En su breve, pero fructífero tiempo como religioso, Gabriel se caracterizó por su piedad, su infatigable vida de oración y penitencia, y, sobre todo, por su amor a Cristo y la Eucaristía.

Gabriel murió en el Monasterio Pasionista de Isola del Gran Sasso víctima de tuberculosis, en 1862. Sus reliquias hoy se veneran en un moderno santuario contiguo al antiguo monasterio en el mismo pueblo donde falleció muy cerca de [Teramo], S.S Pío XII lo bautizó como "El Santo de la Sonrisa". Fue canonizado por S.S. Benedicto XV en 1920.

jueves, 25 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 26 de febrero - VIERNES – Stª Paula Montal, virgen.




26 de febrero - VIERNES –
Stª Paula Montal, virgen.
2ª Semana de Cuaresma

Evangelio según san Mateo 21, 33-43.45-46

       En aquel tiempo, dijo Jesús a la multitud de los judíos y a los sumos sacerdotes esta parábola:
       “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”.
       Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:        “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”.  
       Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”     Le contestaron:
       “Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen sus frutos a su tiempo”.
        Y Jesús les dice:
       “¿ No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho; ha sido un milagro patente ?”.  Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
        Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus palabras, comprendieron que hablaba por ellos. Y aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente que lo tenía por profeta.

       1. La religión apasiona y ciega a no pocos de sus adeptos. Sobre todo cuando trata de quienes en la religión tienen mando, poder y prestigio. En tales personas el peligro de caer en el fanatismo es frecuente. Y, además, el que padece eso no se suele dar cuenta de lo que le pasa. Por eso Jesús se atrevió a decirles, a los sacerdotes del poder y a los fariseos de la observancia, que eran ladrones y asesinos. Además, les dijo esto ante “la multitud” (Mt 21, 33). Es muy duro hacer semejante afirmación en público refiriéndose a las supremas autoridades religiosas.

       2. ¿Por qué se atrevió Jesús a llegar hasta un juicio tan severo, hablando precisamente de los hombres “más sagrados” y los fieles “más piadosos”?  Porque vio, con toda claridad, que aquellos hombres se relacionaban con la religión “como propietarios”.  Es decir, consideraban la institución religiosa como “su propia finca”.  Una propiedad que defendían con tanta pasión, que incluso maltrataban o le quitaban la vida a quien fuera necesario, con tal de seguir mandando, ganando, viviendo de las ventajas y la capacidad de decisión que tiene todo propietario.

       3.   Sin duda alguna, Jesús vio, en este comportamiento de los dirigentes religiosos, el máximo peligro para la causa de la religión. Y para la causa de Dios.  El profesional de la religión, con demasiada frecuencia y sin darse cuenta de lo que realmente hace, se puede comportar (y se comporta) como el dueño de la finca: decide, impone, manda, prohíbe, maltrata a quien le estorba en sus planes...  Es la historia de entonces, que sigue y seguirá adelante, mientras la religión siga siendo “como la propiedad” de sus dirigentes.

Stª Paula Montal, virgen.

La fundadora del Instituto de Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías nació en 1799 en Arenys de Mar. Sus padres, ambos viudos, se habían vuelto a casar y tuvieron cinco hijos, que se sumaban a los cuatro que aportaba el padre de su primer matrimonio. Al ser de condición humilde, una familia tan numerosa solo podía vivir entre estrecheces; pero profesando una sólida fe cristiana.
En el caso de Paula -que era la mayor- la fe se tradujo, desde que era niña, en una intensa actividad catequética. Fue como un impulso irreversible: en 1829, ya había fundado en Figueres la primera escuela para niñas, que fue seguida de otra en Arenys de Mar. Valoraba especialmente la dignidad de la mujer: de ahí la importancia de su formación. En su localidad natal tomó contacto con los Escolapios, iniciándose una colaboración que culminó con la integración de Santa Paula en la red de escuelas fundada por San José de Calasanz.
Santa Paula es, pues, como resalta el Nuevo Año Cristiano (Edibesa), la fundadora de la primera congregación española del siglo XIX, dedicada exclusivamente a la educación integral humano-cristiana femenina con un cuarto voto de enseñanza. Santa Paula, de una excepcional longevidad para la época, murió en 1889 y fue canonizada en 2001 por San Juan Pablo II.


miércoles, 24 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 25 de febrero – jueves- Santos Luis Versiglia y Calixto, mártires




25 de febrero – jueves-
Santos Luis Versiglia y Calixto, mártires
2ª – Semana de Cuaresma

Evangelio según san Lucas

       En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
       “Había un hombre rico que se vestía de
púrpura y de lino, y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo
que tiraban de la mesa del rico, pero nadie se lo daba. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el infierno en medio de los tormentos levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno, y gritó:         “Padre Abrahán ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la Punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.  
Pero Abrahán le contestó: 
    “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo mientras que tú padeces Además entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros ni puedan pasar de ahí hasta nosotros».  
El rico insistió: 
    “Te ruego, entonces padre que mandes a Lázaro a casa de mi padre porque tengo cinco hermanos para que, con su testimonio evites que vengan también ellos a este lugar de tormento. 
Abrahán le dice: 
    "Tienen a Moisés y a los Profetas: que los escuchen».  
El rico contestó: 
      “No, padre Abrahán.  Porque si un muerto va a verlos, se arrepentirán”.  
Abrahán le dijo: 
      “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas no harán caso ni aunque resucite un muerto».

       1.   Pocos textos de los evangelios tienen la actualidad acuciante que tiene este. Porque quizá nunca dio la cara la pasión por el dinero y el bienestar como la está dando en estos tiempos de crisis, necesidad y miseria Al tiempo que la riqueza mundial se va concentrando cada vez más y más en menos personas.  El Evangelio
se fija aquí en el “pecado de omisión».  En realidad, el rico no le hizo daño alguno al pobre Lázaro.  Simplemente lo dejó allí  tal como estaba.  Es lo que hacemos todos los que dejamos al pobre, al enfermo, al extranjero, al preso (Mt 25, 41-46) Como hicieron el sacerdote y el levita que, en la parábola del buen samaritano, pasaron de largo ante el moribundo de la cuneta (Lc 10, 31-32) Que es, a fin de cuentas el mismo daño que hacemos todos los que tenemos dinero (por poco que sea) y dejamos que cada día se mueran de hambre más de 30.000 niños.

       2.   La pasión por el dinero es tan vieja como el dinero mismo. Es la pasión que utiliza y fomenta el capitalismo moderno, mediante las refinadas técnicas del mercado y su publicidad. Hasta constituir al dinero en un “ídolo divinizado» que es incompatible con “Dios” (Mt 6, 19-24). K. Marx dijo, con razón, que el dinero es un “fetiche”, una especie de embrujo que nos seduce sin que nos demos cuenta de ello. Hasta anular el deseo de “productividad” y sustituirlo por la codicia de “ganancia”. Así la pasión loca que nos lleva a la crisis total. La consecuencia es de locura. ¿Puede haber mayor disparate que el hecho —denunciado por lntermón-Oxfam— de que el 1% de los habitantes del mundo tenga tanto dinero como el 99%? ¿En qué medida soy yo también (sin darme cuenta) un rico epulón?

Santos Luis Versiglia y Calixto, mártires

Luis Versiglia, nacido en Oliva Gessi (Pavía) el 5 de junio de 1873, entró a los 12 años en el Oratorio de Valdocco, donde conoció a Don Bosco. Fue ordenado sacerdote en 1895. Luego de haber sido director y maestro de novicios en Genzano de Roma, en 1906 guio la primera expedición salesiana a China, realizando con ello una repetida profecía de Don Bosco. En 1918 los salesianos recibieron del Vicario apostólico de Cantón la misión de Shiu Chow. San Luis Versiglia fue nombrado Vicario Apostólico, y el 9 de enero de 1921 fue consagrado obispo. Dotó al vicariato de una sólida estructura, con un seminario, casas de formación, y proyectando él mismo varias residencias y hogares para ancianos y necesitados. Cuidó con convicción la formación de los catequistas. Escribió en sus apuntes: "El misionero que no está unido a Dios es un canal que se aparta de la fuente".
Calixto Caravario nació en Cuirgné (Turín) el 8 de junio de 1903. Fue alumno del Oratorio de Valdocco. Ya clérigo, en 1924 partió para China como misionero. Fue enviado a Macao, y de allí por dos años a la isla de Tímor, edificando a todos con su bondad y celo apostólico. El 18 de mayo de 1929 volviendo a Shiu Chow, Mons. Versiglia lo ordena sacerdote y le confía la misión de Linchow. En poco tiempo visita a todas las familias y se gana la simpatía de todos los niños de las escuelas.

En tanto en China la situación política se va volviendo tensa, especialmente contra los cristianos y los misioneros extranjeros. Se inician las persecuciones. En febrero de 1930, Mons. Versiglia y Caravario viajan juntos para una visita pastoral a la diócesis de Linchow. Durante el viaje, el 25 de febrero, un grupo de piratas de ideología bolchevique detienen la barca del obispo buscando capturar tres catequistas que estaban en la barca de los misioneros. El obispo lo impide con toda su fuerza, para defender la incolumidad y la virtud de las tres jóvenes cristianas. Son golpeados con fuerza y fusilados en Thau Tseui, en el río Lin Chow. Pablo VI reconoció el martirio en 1973, pero la beatificación y luego la canonización se realizaron ya bajo Juan Pablo II. Son los dos primeros mártires salesianos.