miércoles, 3 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 4 DE FEBRERO – JUEVES – Stª Catalina de Ricci, virgen






4 DE FEBRERO – JUEVES –
Stª Catalina de Ricci, virgen
4ª - SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según san Marcos, 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero no pan ni alforjas, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa”. Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

1.   La misión, que Jesús les encarga a sus apóstoles, y que resume lo que ellos tienen que hacer en el mundo hasta el fin de los tiempos, se reduce a una cosa: liberar a la gente de los “espíritus inmundos”. Esta expresión se refería a los demonios. Y los demonios, a su vez, eran la representación que, en las culturas de la antigüedad, se hacían las gentes de entonces de lo que hoy llamaríamos las “fuerzas del mal”, que
causan violencia, injusticias, sufrimiento, todo lo malo que tenemos que soportar en esta vida. Por tanto, Jesús no les dio a sus apóstoles una misión “religiosa” sino una misión “terapéutica”. Que consiste, en definitiva, en humanizar este mundo tan deshumanizado.

2.   Los medios (para esa tarea), fueron —y son— desconcertantes. No les dio nada. Les prohibió utilizar hasta lo más elemental: comida, indumentaria de ropas y calzado, dinero... Tenían que ser “ellos mismos” con su vida entera al descubierto, sin más títulos, seguridades, instrumental u apariencias. Y nada de andar callando o disimulando para ganarse a la gente. De eso, nada. Donde no os reciban, ¡a otro sitio!
Jesús pensó que, para la misión que les encomendaba, los medios o instrumental eran ellos mismos, en total claridad y transparencia. Lo que tenía que convencer a la gente es su forma de vivir. Ni más, ni menos.

3.   El resultado: explicar que lo primero es el “cambio de mentalidad”, “predicar la conversión” “volverse” en el A. T. (W. L. Holladay).  Es decir, retornar al punto de partida: “nacer de nuevo” (Jn 3, 3).  En segundo lugar, expulsar todo lo que sean fuerzas del mal. Tercero, aliviar el sufrimiento de cuantos padecen (enfermos, personas limitadas, desamparadas...).  Jesús
modificó la religión de forma tan radical, que su proyecto no nos cabe en la cabeza.
Vivimos más la religión que el Evangelio.

Stª Catalina de Ricci, Virgen (1522-1590)

El 23 de abril de 1522 nacía en Florescencia,
Toscana-Italia, la futura santa Catalina, aunque al ser bautizada le fue impuesto el nombre de Alejandra. Sus padres, que se llamaban Francisco y Catalina, eran buenos cristianos y pertenecientes más bien a la aristocracia de la ciudad. Poco después de nacer Alejandra, murió su madre y su padre contrajo segundas nupcias.
Cuando tenía diez años fue internada por su padre en el Monasterio de Monticelli donde estaba de religiosa su tía Luisa Ricci. Muy pronto quedaron profundamente admiradas las religiosas al descubrir las muchas y profundas virtudes que adornaban su alma.
A los trece años volvió a la casa paterna siguiendo casi la misma vida que llevara en el internado, pero al poco tiempo y con la aprobación paterna, ingresó en el Convento de San Vicente de Prato y vistió el hábito de la Orden dominicana y al año siguiente emitió los votos religiosos con gran gozo de su alma y de todas las religiosas ya que todas sabían apreciar el gran regalo que les había hecho la Divina Providencia al enviarles esta perla de criatura.
Al poco tiempo de profesar sus votos, la santa enfermó gravemente, al punto de que su vida corría peligro. Los tormentos que azotaron su cuerpo por causa de la enfermedad, los ofrecía y soportaba con paciencia y humildad, y sobre todo meditando en la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Recibió muchos dones y regalos del cielo: Revelaciones, gracias de profecía y milagros... Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por ello acudieron a consultarla Papas, cardenales y grandes de la tierra igual que personas sencillas y humildes. A todos atendía con gran bondad y humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de los mortales. El 2 de febrero de 1590 expiró en el Señor.



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