viernes, 26 de febrero de 2016

Párate un momento: evangelio del día 27 de - Febrero - SÁBADO – San Gabriel de la Dolorosa, religioso






27 de - Febrero - SÁBADO –
San Gabriel de la Dolorosa, religioso
2ª  - Semana de Cuaresma.

       Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

       En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
       Este acoge a los pecadores y come con ellos”.
       Jesús les dijo esta parábola:
       “Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.  El padre les repartió los bienes.  No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó a pasar necesidad.  Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos.  Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo:
       Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre.
       Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: 
       “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros.
       Se puso en camino a donde estaba su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello, y se puso a besarlo.
       Su hijo le dijo:
       Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
       Pero el padre dijo a los criados:
       Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en su mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete.
       Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.  
       Este le contestó:
       Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.
       Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: Mira, en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo, que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.
       El padre le dijo:
       Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo, deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado”.

       1.   Solo una breve precisión de los puntos que más pueden ayudar a entender mejor esta parábola tan conocida y repetida.
       1) El tema central no es la conversión del hijo, sino la bondad del padre.
       2) El hijo no vuelve a la casa del padre porque se convirtió de su mala vida, sino porque se moría de hambre.
       3) El padre acoge al hijo extraviado sin pedirle explicaciones, ni le deja confesar lo que había hecho.
       4) El hijo extraviado estaba, no solo en la mayor miseria, sino además hundido psicológicamente y su autoestima destrozada. Un hombre roto.
       5) Lo más fuerte que hay en la parábola es que Jesús cambia por completo la imagen de Dios que, por lo general, tenemos los cristianos. Los predicadores religiosos han usado la imagen de Dios para fomentar el miedo en la gente y así obtener obediencia y sometimiento de los fieles.
       6) El hijo mayor es la imagen cabal del cristiano que no entiende a Dios.

San Gabriel de la Dolorosa, religioso

Francisco Possenti fue el undécimo de los trece hijos de una familia de clase media alta; en 1841, su madre murió, cuando el futuro santo tenía cuatro años de edad, y fue criado por su padre y hermanos. Su padre era un personaje muy importante en aquel entonces: comerciante y embajador de los Estados Pontificios.
Francisco se trasladó con su familia a la ciudad de Spoleto e inició sus estudios en el Internado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (lasallanos) y en el liceo jesuita de dicha ciudad. Muchacho guapo, alegre y cariñoso, y algo mimado por ser el más joven de la numerosa familia Possenti, recibió el llamado divino varias veces (dos de ellas durante graves enfermedades, otra tras la muerte de una de sus hermanas mayores), pero o lo rechazaba o lo postergaba por diversas razones; pero mientras asistía a una procesión mariana, tuvo una visión donde la imagen de la Virgen se movía y le decía: "Francisco, el mundo ya no es para ti, te espera la vida religiosa", y decidió entrar a la vida religiosa definitivamente, pese a las objeciones de su familia que casi consideró esto como un capricho adolescente.
En 1856 convence a su gente de la sinceridad de sus intenciones, y luego de un año de prueba por parte de su familia, recibe la aprobación formal de su padre e ingresa como religioso pasionista en el noviciado de Morrovalle, Macerata, tomando el nombre de Hermano Gabriel de la Virgen Dolorosa. En su breve, pero fructífero tiempo como religioso, Gabriel se caracterizó por su piedad, su infatigable vida de oración y penitencia, y, sobre todo, por su amor a Cristo y la Eucaristía.

Gabriel murió en el Monasterio Pasionista de Isola del Gran Sasso víctima de tuberculosis, en 1862. Sus reliquias hoy se veneran en un moderno santuario contiguo al antiguo monasterio en el mismo pueblo donde falleció muy cerca de [Teramo], S.S Pío XII lo bautizó como "El Santo de la Sonrisa". Fue canonizado por S.S. Benedicto XV en 1920.

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