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DE FEBRERO - JUEVES -
Ntra.
Sra. de LOURDES
SEMANA
DE CENIZA
Evangelio según san Mateo, 9, 14-15
En aquel tiempo, dijo Jesús: “El Hijo del Hombre tiene que padecer
mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado
y resucitar al tercer día. Y
dirigiéndose a todos dijo: “el que
quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz de cada día y se
venga conmigo. Pues el que quiera salvar
su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero
si se pierde o se perjudica a sí mismo?
1. Mucha gente se imagina,
quizá ingenuamente, que hablar de un cristianismo laico, basado en “la laicidad
del Evangelio”, es lo mismo que deformar el cristianismo y vaciar el mensaje de
Jesús de su contenido. Para convertirlo
en un “evangelio a la carta”, o sea,
a la medida y al capricho de cada cual. Así y por eso, no nos damos cuenta de que un “cristianismo no
religioso” (D.
Bonhoeffer) es en realidad aceptar lo más
duro y exigente del mensaje de Jesús. Tan exigente que nos da miedo.
Aceptar con nuestras ideas los dogmas y cumplir con
determinados rituales, no es complicado. Lo difícil es hacer que nuestra vida sea lo
más parecida posible a lo que fue la vida de Jesús.
2. Por eso, la fe
oculta y laica, que se enseña en el miércoles de ceniza, se traduce en el seguimiento de Jesús, que se realiza
cuando el discípulo de Jesús carga con la cruz que cargó Jesús. Este fue el primer anuncio del final de su
vida. La religión que se queda “en lo oculto”, y que por eso se identifica con
la conciencia de cada cual, ni necesita templos ni sacerdotes, ni puede ser
tolerada por los que viven de la religión de los
templos, los ritos, las ceremonias sagradas de los altares y sus privilegiados hombres
consagrados.
3. El conflicto de
Jesús con los sacerdotes y con los romanos se comprende así perfectamente. Los emperadores de Roma, en tiempo de Jesús,
utilizaron las religiones de cada país
conquistado para reforzar la tranquilidad y el orden. Esto fue capital en la paz romana tan elogiada por los historiadores. De ahí, los mutuos servicios que se prestaban
la religión y el Estado (D. Álvarez Cineira). Una paz y un status que los romanos utilizaron
para explotar a los pueblos y gentes que sufrían las consecuencias (K. Wengst). Por eso el Evangelio de Jesús resultó ser tan
peligroso. Y por eso también Jesús
terminó en la cruz. Como todo seguidor
fiel de Jesús termina siendo visto como un “sospechoso”, por lo menos.
Ntra.
Sra. de LOURDES
El 11 de febrero de 1858, tres niñas,
Bernadette Soubirous, de
14 años, su hermana Marie Toinete, de 11 y su amiga Jeanne Abadie, de 12
salieron de su casa en Lourdes para recoger leña. Camino al río Gave, pasaron
por una gruta natural donde Bernadette escuchó un murmullo y divisó la figura
de una joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y
con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, para
luego desaparecer.
Por un período de cinco meses, la Virgen se le apareció a la
niña, en medio de multitudes que se acercaban para rezar y poder observar a la
hermosa señora, pero la Virgen sólo se le aparecía a la niña. En reiteradas
ocasiones, Bernadette fue víctima de desprecios y burlas por parte de las
autoridades eclesiales y civiles de pueblo, pero la niña se mantuvo firme en su
fe mariana sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado:
la construcción de una capilla sobre la gruta y la realización de una
procesión.
Luego de la última aparición ocurrida en 16 de julio, fiesta de
Nuestra Señora del Carmen, Bernadette ingresó a la orden religiosa de las
hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, y permaneció allí hasta su muerte a
los 34 años de edad.
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