26 de febrero - VIERNES –
Stª Paula Montal, virgen.
2ª Semana de Cuaresma
Evangelio según san Mateo 21, 33-43.45-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a la multitud
de los judíos y a los sumos sacerdotes esta parábola:
“Había un propietario que plantó una viña,
la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la
arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la
vendimia, envió a sus criados a los labradores para percibir los frutos que le
correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno,
mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, más que
la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo,
diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:
“Este es el heredero: venid, lo
matamos y nos quedamos con su herencia”.
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la
viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con
aquellos labradores?” Le contestaron:
“Hará morir de mala muerte a esos
malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen sus frutos a
su tiempo”.
Y
Jesús les dice:
“¿ No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor
quien lo ha hecho; ha sido un milagro patente ?”. Por eso os digo que se os quitará a vosotros
el Reino de los Cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus
palabras, comprendieron que hablaba por ellos. Y aunque buscaban echarle mano, temieron
a la gente que lo tenía por profeta.
1. La religión apasiona y
ciega a no pocos de sus adeptos. Sobre todo cuando trata de quienes en la
religión tienen mando, poder y prestigio. En tales personas el peligro de caer
en el fanatismo es frecuente. Y, además, el que padece eso no se suele dar
cuenta de lo que le pasa. Por eso Jesús se atrevió a decirles, a los sacerdotes
del poder y a los fariseos de la observancia, que eran ladrones y asesinos. Además,
les dijo esto ante “la multitud” (Mt 21, 33). Es muy duro hacer semejante afirmación
en público refiriéndose a las supremas autoridades religiosas.
2. ¿Por qué se atrevió
Jesús a llegar hasta un juicio tan severo, hablando precisamente de los hombres
“más sagrados” y los fieles “más piadosos”? Porque vio, con toda claridad, que aquellos
hombres se relacionaban con la religión “como propietarios”. Es decir, consideraban la institución
religiosa como “su propia finca”. Una propiedad
que defendían con tanta pasión, que incluso maltrataban o le quitaban la vida a
quien fuera necesario, con tal de seguir mandando, ganando, viviendo de las
ventajas y la capacidad de decisión que tiene todo propietario.
3. Sin duda alguna, Jesús vio, en este comportamiento de los
dirigentes religiosos, el máximo peligro para la causa de la religión. Y para
la causa de Dios. El profesional de la
religión, con demasiada frecuencia y sin darse cuenta de lo que realmente hace,
se puede comportar (y se comporta) como el dueño de la finca: decide, impone,
manda, prohíbe, maltrata a quien le estorba en sus planes... Es la historia de entonces, que sigue y
seguirá adelante, mientras la religión siga siendo “como la propiedad” de sus
dirigentes.
Stª
Paula Montal, virgen.
La fundadora del Instituto de Hijas de María,
Religiosas de las Escuelas Pías nació en 1799 en Arenys de Mar. Sus padres,
ambos viudos, se habían vuelto a casar y tuvieron cinco hijos, que se sumaban a
los cuatro que aportaba el padre de su primer matrimonio. Al ser de condición
humilde, una familia tan numerosa solo podía vivir entre estrecheces; pero
profesando una sólida fe cristiana.
En el caso de Paula -que era la mayor- la fe se
tradujo, desde que era niña, en una intensa actividad catequética. Fue como un
impulso irreversible: en 1829, ya había fundado en Figueres la primera escuela
para niñas, que fue seguida de otra en Arenys de Mar. Valoraba especialmente la
dignidad de la mujer: de ahí la importancia de su formación. En su localidad
natal tomó contacto con los Escolapios, iniciándose una colaboración que
culminó con la integración de Santa Paula en la red de escuelas fundada por San
José de Calasanz.
Santa Paula es, pues, como resalta el Nuevo
Año Cristiano (Edibesa), la fundadora de la primera congregación
española del siglo XIX, dedicada exclusivamente a la educación integral
humano-cristiana femenina con un cuarto voto de enseñanza. Santa Paula, de una
excepcional longevidad para la época, murió en 1889 y fue canonizada en 2001
por San Juan Pablo II.
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