domingo, 7 de febrero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 8 DE FEBRERO – LUNES - Santos Josefina Bakhita y Jéronimo Emiliani





8 DE FEBRERO – LUNES -
Santos Josefina Bakhita y Jéronimo Emiliani
5ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

       Evangelio según san Marcos, 6, 53-56

       En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y les rogaba que les dejase tocar al menos el borde de su manto y los que lo tocaban se ponían sanos.

       1.   Se ha discutido, entre los especialistas en el estudio de los evangelios, el valor histórico que pueden tener estos sumarios o resúmenes de lo que era, y los efectos que producía, la actividad de Jesús por los pueblos y aldeas de Galilea. Pero aquí conviene recordar que un “sumario” no es el relato de un episodio, sino la “enseñanza” que cabe deducir de una forma de vida.

       2.   Esto supuesto, lo que aquí se nos enseña es que el Bíos —la forma de vida— de Jesús producía salud y daba vida y felicidad a la gente con la que se encontraba o con la que tenía alguna relación. Buscar las relaciones, que la orIa o adornos del vestido de Jesús, podían tener con las curaciones de enfermos (cf. W. D. Davies, D. C.
Allison), todo eso no pasa de ser un alarde de erudición que poco o nada profundiza en el estudio del Evangelio.

       3.   Por tanto, lo que en este sumario se afirma, ante todo, es la situación casi desesperada en que se encontraban los habitantes de la Galilea del siglo primero (Joel
Marcus). En segundo lugar —y sobre todo—, lo central de esta enseñanza es que remediando o al menos aliviando el sufrimiento humano, así es como tiene que hacerse presente la Buena Noticia de Jesús. Lo que a nosotros nos toca ahora es pensar y definir cómo tenemos que hacer lo mismo en una sociedad que tiene otros
problemas. Y, por tanto, necesita otras soluciones. En todo caso, acercarnos a los
que más sufren, eso es siempre lo mismo. Y brota de la bondad del corazón.

Santos Josefina Bakhita y Jerónimo Emiliani

SAN JERÓNIMO EMILIANI. Nació en
Venecia el año 1486, de una familia de vieja solera militar y senatorial. De joven emprendió la carrera de las armas, y llevó una vida licenciosa y violenta. Arrojado a la cárcel por sus enemigos, maduró su vocación y se convirtió al Señor. Después de distribuir sus bienes entre los pobres, se consagró al servicio de todos los miserables, los enfermos, los jóvenes y niños abandonados, y al rescate de las prostitutas. Padre y protector de los huérfanos, para los que abrió escuelas gratuitas, fundó para su atención la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537 a consecuencia de la peste que le contagiaron los enfermos a quienes atendía.- Oración: Señor, Dios de las misericordias, que hiciste a san Jerónimo Emiliani padre y protector de los huérfanos, concédenos, por su intercesión, la gracia de permanecer siempre fieles al espíritu de adopción que nos hace verdaderamente hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


SANTA JOSEFINA BAKHITA

Nació en Sudán entre 1869 y 1872, en la tribu de los Dagiú. Siendo todavía niña, los negreros la raptaron y vendieron cinco veces en los mercados de esclavos. El miedo que experimentó en el rapto le provocó una amnesia que le hizo olvidar incluso su nombre. Bakhita es el nombre que le dieron los secuestradores; Josefina, el que recibió en el bautismo. Experimentó las humillaciones y los sufrimientos físicos y morales de la esclavitud, pasando de mano en mano por varios dueños. En Jartum la compró un cónsul italiano, que se la llevó a Génova y se la cedió a unos amigos. Estos, en 1888, la confiaron a las religiosas canosianas de Venecia. Se fue acercando al catolicismo, en 1890 recibió el bautismo y en 1893 entró en el noviciado de las Hijas de la Caridad Canosianas. Por deseo de sus superioras, escribió sus memorias personales. Durante muchos años se dedicó a diversos trabajos domésticos en la casa de Schio (Vicenza, Italia), hasta que una artritis deformante la dejó postrada en una silla de ruedas. Murió en Schio el 8 de febrero de 1947. Juan Pablo II la canonizó el año 2000.- Oración: Oh Dios, que de la humillante esclavitud condujiste a santa Josefina a la dignidad de hija tuya y esposa de Cristo, te rogamos nos concedas que, imitando su ejemplo, sigamos con amor firme a Cristo crucificado y, movidos a misericordia, perseveremos en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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