jueves, 10 de marzo de 2016

Párate un momento: Evangelio del viernes: 11 DE MARZO – VIERNES – San Vicente de León, Abad




11 DE MARZO – VIERNES –
San Vicente de León, Abad
4ª - SEMANA DE CUARESMA - C

       Evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30

       En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque
los judíos trataban de matarlo.  Se acercaba la fiesta judía de las tiendas.  Cuando sus parientes habían subido ya a la fiesta subió también él; no abiertamente, sino a escondidas.  Entonces algunos que eran de Jerusalén, dijeron:
“¿No es este al que intentan matar?  Pues cómo habla abiertamente y no le dicen nada.  ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías?  Pero este sabemos de dónde viene,
mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene”.
 Entonces Jesús, mientras enseñaba en el Templo, gritó:
       “A mí me conocéis y conocéis de dónde
vengo.  Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz: a ese vosotros no le conocéis; yo le conozco porque procedo de él y él me ha enviado”.
       Entonces intentaban agarrarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

       1.   La tensión que soportaba Jesús, en sus relaciones con las autoridades religiosas, se iba acentuando.  El evangelio de hoy empieza recordando que “los judíos trataban de matarlo”.  Como es sabido, “los judíos” en el lenguaje del IV evangelio, eran “los dirigentes de la religión de Israel” (Jn 2, 18; 5, 10;. 16. 18; 9,22, etc.); especialmente las autoridades supremas: 8, 31; 11, 19; 12, 11) (J. Mateos).  Jesús llegó a ser visto como un hombre extremadamente peligroso al que era necesario eliminar cuanto
antes.  Y él era consciente del peligro inminente en que vivía.  Es duro tener que vivir como una especie de fugitivo.  Sobre todo, si se tiene en cuenta que los perseguidores eran los representantes oficiales de Dios.  Lo que lógicamente representaba la descalificación suprema, en una cultura profundamente religiosa.  Una situación que llevaba seguramente consigo miedo, vergüenza, inseguridad y posiblemente también dudas y oscuridades íntimas sobre la propia conducta.

       2.   En el fondo, lo que allí se planteaba era el problema de Dios. Los líderes religiosos veían en Jesús un peligro porque invocaba a Dios y afirmaba que lo que decía venía de Dios y era la manifestación de la voluntad de Dios.  Pero eso es lo que los dirigentes religiosos no soportaban. Y en eso es en lo que veían el mayor peligro para ellos.  Porque, si efectivamente Jesús llevaba razón, quienes quedaban descalificados ante la sociedad, eran ellos.  Y eso es lo que no soportaban.  No les preocupaba saber si Jesús decía la verdad.  Lo que les preocupaba era mantener su poder, su autoridad, su dignidad, su buena imagen.

       3.   Lo decisivo, en nuestra relación con Dios, es si lo que, ante todo y sobre todo, defendemos es la fe en él o nuestros propios intereses, nuestro poder nuestra dignidad, nuestro buen nombre y los privilegios que nos puede proporcionar la condición de persona “creyente”, “religiosa” y, por tanto, “respetable”. En esto se juega el ser o no ser de la fe en Dios. Y de la fe en Jesús.

San Vicente de León, Abad

       Vicente de León (muerto en León, 11 de
marzo de 554) fue un monje benedictino, abad del monasterio de San Clodio de León.
       Se significó por su lucha contra la herejía arriana. Durante una invasión de los suevos arrianos, comandados per Reciano, éste atacó el monasterio, que se encontraba en los alrededores de León, y detuvieron al abad.    Torturado, mantuvo su posición hacia la herejía y fue condenado, muriendo de un golpe de espada en la cabeza.
       Dos días después, también murieron el prior del monasterio, Ramiro, y doce monjes que permanecieron allí, mientras el resto de la comunidad huyó.
       Sus restos fueron enterrados en el monasterio, pero con el tiempo se perdieron, excepto las de Vicente y Ramiro. Las de Vicente fueron trasladadas a la catedral de Oviedo, donde se depositaron en una arca de plata, hoy en la Cámara Santa.




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