12 DE SEPTIEMBRE - LUNES
24° DEL T. O. – C
Santísimo Nombre de María
Evangelio
según san Lucas 7, 1-10
En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró
en Cafarnaúm.
Un centurión tenía enfermo, a
punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho.
Al oír hablar de Jesús, le
envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado.
Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
“Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro
pueblo y nos ha construido la sinagoga”.
Jesús se fue con ellos.
No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió a unos
amigos a decirle: “Señor, no te
molestes, no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me
creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes y le digo
a uno “ve” y va; al otro “ven” y viene; y a mi criado “haz esto y lo hace.
Al oir esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente
que lo seguía les dijo: “Os digo que ni
en Israel he encontrado tanta fe”. Y al volver a casa, los criados encontraron
al siervo sano.
1. Jesús
es la solución de los problemas que nos causan preocupación, sufrimiento,
miedo, cuando tales sentimientos se producen en nosotros porque no soportamos
el sufrimiento de otros seres humanos. Tal era, en efecto, la situación que
vivía el militar romano del que nos habla este evangelio.
Por otra parte, si algo hay claro en este
relato, es que, para Jesús, lo más importante no era la pertenencia al pueblo elegido,
a la misma religión, a la misma cultura. Lo que importa de verdad es la fe que
tenemos en que Jesús (y su Evangelio) es la solución de nuestros problemas..
2. Las
religiones separan y dividen a la gente. Y, sobre todo, con frecuencia, las creencias
y las prácticas religiosas crean serios enfrentamientos y hasta conflictos mortales.
En el caso de este relato, no olvidemos que el centurión era un oficial extranjero
(ekatontárches, literalmente “jefe” o “militar”, (F. G. Untergassmair),
-seguramente estaba al servicio de Herodes (F. Bovon).
Es verdad que, por lo dice Lucas, se
trataba de un hombre bueno, profundamente bondadoso. Hasta había construido una
sinagoga a los judíos. Además, era un hombre humilde, que se preocupaba de la
salud de su criado y ni se consideraba digno de que Jesús viniera a su casa.
3. Para
Jesús, lo que importa en la vida es la bondad, la humanidad, que no se fija en
las creencias de cada cual, en el rol social que uno tiene u ocupa. Jesús solo
se fija en lo importante, en lo esencial. Y lo esencial no son las creencias o
las practicas que cada uno ha aprendido en su nación o su cultura. Lo esencial
es la bondad entrañable que cada cual vive y que moviliza la conducta de cada
persona.
Esto era tan importante para Jesús, que
le causaba admiración (Lc 7, 9 a). Y llegó a decir que la fe del centurión
pagano era más grande que la de cualquier israelita (Lc 7, 9 b).
La fe, para los evangelios, es la
confianza, la seguridad, en Jesús. La convicción firme de que Jesús y su Evangelio
es la solución de los problemas que nos agobian.
Santísimo Nombre de María
El
hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta
festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a
través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le
den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en
especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María. Por
primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad
española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa
Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias
por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las
fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.
Esta
conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se
tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran
devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de
San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración
similar del Santo Nombre de María.
El
evangelista San Lucas revela el nombre de la doncella que va a ser la Madre de
Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del
hebreo "Miriam", significa Doncella, Señora, Princesa.
Estrella
del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El
nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan
semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que
proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce
incienso y perfume (Jesús Marí Ballester).
En
el libro "Mes de María" del Padre Eliecer Salesman, se explica que María
en el idioma popular significa: "La Iluminadora". (S. Jeronimo M
1.23.780). En el idioma arameo significa: "Señora" o
"Princesa" (Bover). El significado científico de María en el idioma
hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer).
En
el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa:
"La preferida de Yahvé Dios". (Exodo 15, 20). Mar o Myr, en Egipcio
significaba la más preferida de las hijas. Y "Ya" o "Yam",
significaba: El Dios verdadero -Yahvé-. Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio
significaría: "La Hija preferida de Dios" (Zorell).
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