24 DE SEPTIEMBRE - SÁBADO
25a SEMANA DEL T.O. –C
Nuestra Señora de la Merced
Evangelio
según san Lucas 9, 43b-45
En aquel tiempo,
entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
“Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del Hombre lo van a
entregar en manos de los hombres”.
Pero ellos no entendían
este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba
miedo preguntarle sobre el asunto.
1. El
segundo anuncio de la pasión, que les hace Jesús a los discípulos, está
relatado en pocas palabras. Pero es un anuncio estremecedor.
Por el contraste del momento en que se
produjo y por la reacción que desencadenó. El momento es de éxito y admiración
general, o sea Jesús goza de la máxima popularidad. La reacción es que el
anuncio de la pasión no se entendió y causó un impacto tan negativo, que los discípulos
tenían hasta miedo de preguntar por lo que aquello representaba.
Por eso se produjo un auténtico “cara a
cara” entre Jesús y los discípulos (F. Bovon, G.
Gamba).
De ahí que Jesús tuvo que utilizar un
lenguaje fuerte, que suena a impositivo: “Meteos bien esto en la cabeza” (Lc 9,
44 a). Era como decir: “A ver si os enteráis de una vez”.
Jesús, por lo visto, se dio cuenta de que
a unos hombres, educados en una religión que identifica el “reinado de Dios”
con el “triunfo, la fama y el poder”, no les cabía en su cabeza que Jesús, el
Mesías de la Salvación, pudiera salvar a alguien fracasando y sufriendo el
descrédito general de la condena y la exclusión definitiva de un muerto
derrotado. Por eso no querían ni hablar del tema. Y hasta se morían de miedo
ante el simple hecho de preguntar qué demonios representaba aquello.
2. No
le demos a todo esto un “significado ascético” pensando que el sufrimiento y el
fracaso nos llevan a Dios.
Esta espiritualización de un hecho social
es frecuente en los ambientes religiosos, conventuales, clericales y hasta
teológicos.
De esta manera, la religión, la
espiritualidad y las instituciones eclesiásticas “se quitan el muerto de
encima”. Nunca mejor dicho.
Porque un “crucificado espiritualizado”
produce devoción y sentimientos espirituales, artísticos, estéticos o poéticos
en el alma. Cosa que está bien para algunas gentes. Pero, si nos quedamos solo
en esos sentimientos de capilla o de salón, bien puede suceder que con eso nos
quedemos tranquilos y satisfechos, al tiempo que la injusticia y la corrupción
siguen adelante, crucificando a los desamparados de este mundo.
3. El
que triunfa y vence, inevitablemente hace eso dominando o humillando a alguien,
a quien sea. Así, es posible que salve a alguien. Pero tan cierto como eso es
que condena a otros. No olvidemos que todo el que sube y se impone, por eso mismo
divide, desune y genera sufrimiento.
Jesús no quiso hacer nada de eso. Jesús
enseñó a la humanidad que la solución a los muchos problemas que nos angustian no
se realiza “desde arriba” (el triunfo), sino “desde abajo” (desde los últimos).
De forma que todo el que actúa así, por eso mismo y por eso solo, une a los demás
y saca del interior de cada cual lo mejor que llevamos en las entrañas. Ante el dolor, la debilidad, el sufrimiento de un
niño o un enfermo, todos nos humanizamos. Por ahí va la solución.
Nuestra Señora de la Merced
La
Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación mariana
venerada por los católicos de la Bienaventurada Virgen María. Es equivalente
también el nombre de Virgen de la Misericordia. Su fiesta se celebra el día 24
de septiembre.
La devoción a la Virgen de la Merced se
difundió muy pronto por Cataluña y de ahí al resto de España, por Francia y por
Italia, a partir del siglo XIII con la labor de redención de estos religiosos y
sus cofrades. Con la Evangelización de América, en la que la Orden de la Merced
participó desde sus mismos inicios, la devoción se extendió y arraigó
profundamente en todo el territorio americano.
La
llegada de la orden religiosa de los mercedarios a América, un poco relacionada
con el antiguo espíritu de los caballeros que fueron a las Cruzadas a Tierra
Santa y juntamente con el culto de la Virgen Compasiva, coincide con el
poblamiento de las principales ciudades andinas cercanas a la línea ecuatorial
como son: Cuzco, Lima, Quito, Paita (donde se conserva la imagen original de la
virgen siendo la más antigua del mundo) y la Villaviciosa de la Concepción o
San Juan de Pasto, a pesar de que esta última tenía como patrona religiosa a la
Pura y Limpia Concepción, como su nombre lo indica. El Convento Mercedario
primeramente se funda en Santiago de Cali hacia 1536 y en Pasto hacia 1545 y la
iglesia anexa desde 1550, volviéndose muy famoso el ornato de este templo con
una puerta labrada con leones dorados en su parte superior, imitando a los que
fueron concedidos, junto con el título de ciudad y el sobrenombre de San Juan
Bautista, a la Villa de Pasto. Es conocida popularmente en San Juan de Pasto
como la Michita Linda.
Es
en el siglo XVIII, de acuerdo al minucioso relato de José Rafael Sañudo, cuando
la Virgen de las Mercedes aparece como protectora del Cabildo y pueblo de San
Juan de Pasto respecto de erupciones y terremotos y otros eventos naturales
dañinos. De hecho empieza a figurar la graciosa imagen como si fuera la que
tiene el mando o el gobierno de Pasto. Son la fuerza de la tradición oral así
sustentada y, en parte, el sincretismo o mestizaje religioso que la acompaña,
los factores por los cuales se puede considerar a la Virgen de las Mercedes
como Gobernadora de la Ciudad y no porque alguna autoridad civil en el siglo XX
lo haya establecido por decreto. En 1612 se completó el templo de la Merced en
Pasto y el trabajo en madera ocupó a los artesanos y escultores Lázaro de
Vergara (las dos puertas talladas, tirantes para los alfarjes de tipo mudéjar
en la nave y el presbiterio), Rodrigo de Chaves (cantería de la portada y
esculturas), el batihoja y doradores Juan de Echeverri, Francisco Gallardo y
Francisco Benítez, más el tabernáculo de tres cuerpos realizado por Gómez de
Rojas en 1660.
Perú
es actualmente el país que reúne a la mayor cantidad de fieles de toda América
y que cada 24 de septiembre celebran esta fiesta en honor a la Bienaventurada
Virgen María,, en especial en la Peregrinación Nacional e Internacional hacia
el puerto de Paita.
La
devoción a la Virgen de la Merced se difundió en Bolivia, en el departamento de
La Paz, donde hoy se le rinde veneración. Al año se le cambia tres veces sus
vestiduras; la primera vez que se le cambia es la fecha del 3 de agosto
recordando la primera vez que derramó lágrimas, la segunda vez el 24 de
septiembre recordando su fiesta y la tercera y última vez en Navidad como
regalo a su devoción. El 24 de septiembre en la Iglesia de la Merced se celebra
una eucaristía de fiesta, nueve días antes se le reza la novena y al finalizar
existe una gran procesión en su honor. En Potosí, se celebra una solemne y
lucida fiesta organizada por la Archicofradía de Nuestra Señora de La Merced,
institución fundada en 1730 y que llegó a cobijar en el siglo XVIII a 10.000
cofrades.
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