miércoles, 14 de septiembre de 2016

parate un momento: el evangelio del diá 15 de Septiembre – Jueves – Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores




15 de Septiembre – Jueves –
Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores

       Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-  9):
    Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
       Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. 

       Sal 30,2-3a.3b-4.5-6.15-16.20
      
       R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia

·     A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R/.

·     Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

·     Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

·     Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

·     Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R/.

       Lectura del santo evangelio según san Juan (19,25-27):
    En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
       Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:    «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
       Luego, dijo al discípulo:
       «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

       1.   Al día siguiente de celebrar la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, hoy en toda la Iglesia hacemos memoria de Nuestra Señora de los Dolores, o la Virgen de las Angustias.
       Es María, la mujer que estando de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora.
       2.   Contemplando hoy a María, podemos descubrir lo que significan estos 3 verbos: permanecer, acoger y esperar.
       María es la mujer que permanece. Al contrario que la mayoría de los discípulos, que huyen y abandonan. Quizá por el miedo, quizá pensando que todo había terminado… Sin embargo, ella permanece. “Permaneced en mi amor”, había dicho Jesús. Solo permaneciendo junto a Jesús, también al pie de la cruz, somos capaces de dar fruto.
       María es la mujer que acoge. Acoge el cuerpo muerto de su Hijo, igual que en su momento acogió su vida incipiente. Acoge la luz que fue recibiendo de su Palabra, igual que ahora acoge la oscuridad de ese momento doloroso. Acoger… lo que viene y como viene… confiando que Dios sabrá hacer algo con todo ello. Y acoger también al discípulo en su casa, en esa Iglesia en semilla que estaba a punto de nacer.
       Y María es la mujer que espera. Frente a toda desesperanza. Porque no siempre los tiempos de Dios coinciden con nuestros tiempos.
       3.   Por todo ello, celebramos hoy a Nuestra Señora de los Dolores. Es María, la nueva Eva, que por su obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte.
       Gracias, Señor, por regalarnos a María.
Junto a ella y con ella, esperamos al pie de la cruz.
       Confiando que amanezca pronto la luz de tu Pascua. Amén.

Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores

La Virgen de los Dolores es una advocación de la Virgen María. También es conocida como Virgen de la Amargura, Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias, Virgen de la Soledad o La Dolorosa.
La devoción a la Mater Dolorosa se desarrolla a partir de finales del siglo XI. En 1239, en la diócesis de Florencia, la Orden de los Servitas u Orden de frailes Siervos de María, cuya espiritualidad estaba muy ligada a la Santa Virgen, fijó la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre.
Descripción
La Virgen de los Dolores frecuentemente aparece representada en el momento de La Piedad con su hijo Jesús muerto sobre su regazo, tras el descendimiento, y otras veces con expresión de desconsuelo al pie de la Cruz, sosteniendo sedente la corona de espinas de su hijo.
En ocasiones, se la representa con siete espadas que le traspasan el corazón.
Su imagen es procesionada durante la Semana Santa en numerosas localidades españolas, destacando los iconográficos establecidos por los pasos de la denominada Esperanza Macarena de Sevilla, imagen de vestir bajo palio, y el de la Virgen de las Angustias de Juan de Juni, en Valladolid, que presenta la figura de María abatida de dolor a los pies de la cruz.
En Cuenca, desfila el día de Viernes Santo una Virgen de las Angustias de Luis Marco Pérez. Probablemente, la representación más conocida de esta advocación es La Piedad de Miguel Ángel.
Esta gran devoción a La Dolorosa fue llevada a Latinoamérica, destacándose en Panamá, el paso del Viernes de Dolores en Natá de los Caballeros, donde se procesiona a nuestra Señora. Luego el Gran Viernes Santo en una procesión que dura alrededor de 6 horas terminando a las 3 de la madrugada, la virgen Dolorosa llega a la Basílica, en medio del famoso "Salve Regina". Antiguamente se acostumbraba a cantar al final del Santo entierro la mítica "Dolorosa de Pie Junto a la Cruz". El 20 de marzo de 2010, fue entronizada a basílica la imagen traída desde España, (en conmemoración de ser la iglesia más antigua del litoral) Nuestra Señora de Amargura y de la Esperanza, María que se muestra adolorida cargando a Jesús entre sus brazos una vez bajado de la misma. Dato curioso que la imagen al ser entronizada 24 hombres no podían con la misma. Tallada, imponente y adolorida se muestra la imagen dando compasión e invitando a la reflexión de los pecados.
Los 7 Dolores
1º. La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35) ¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: “Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma”. De este modo quiso el Señor mezclar tu gozo con tan triste recuerdo. Rezar Avemaría y Gloria.
2º. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt. 2, 13-15) ¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios. Rezar Avemaría y Gloria.
3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc. 2, 41-50) ¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo. Rezar Avemaría y Gloria.
4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación) Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor. Rezar Avemaría y Gloria.
5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30) María, Reina de los mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias. Rezar Avemaría y Gloria.
6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46) Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en tus brazos? Por este dolor te pido, Madre mía, morir entre tus brazos. Rezar Avemaría y Gloria.
7º. La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42) Acompañas a tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia. Rezar Avemaría y Gloria.





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