3 DE JUNIO - SÁBADO
7ª - SEMANA DE PASCUA - A
Evangelio
según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo
Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba (el
mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: Señor,
¿quién es el que te va a entregar?).
Al verlo,
Pedro, dice a Jesús:
"Señor,
y este ¿qué?"
Jesús le
contesta:
"Si
quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme".
Entonces se
empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría.
Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta
que yo venga, ¿a ti qué?"
Este es el discípulo que da
testimonio de todo esto y lo ha escrito: y nosotros sabemos que su testimonio
es verdadero.
Muchas
otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no
cabrían ni en todo el mundo.
1. En el IV evangelio, Pedro ocupa un puesto de
primera importancia. Pero, junto a Pedro, aparece "otro discípulo"
(Jn 18, 15-15; 20, 3-4. 8), al que se designa como "el discípulo al que Jesús
amaba" (Jn 13, 23-26; 19, 25-27; 20, 2; 21, 20-23; 21, 24).
No cabe pensar que
este discípulo, tan cercano a Jesús, fuera uno de los Doce. No cabe en
cabeza humana que un humilde pescador de
Galilea fuera un "conocido del sumo sacerdote" (Jn 18, 15), que
entrara y saliera del palacio sacerdotal como Pedro por su casa (cf. Jn 18,
16).
Este personaje
singular no perteneció al grupo
escogido de los Doce, origen teológico del episcopado
en la Iglesia.
2. Y, sin embargo, tuvo un papel central en la comunidad
cristiana. Esto parece indicar, con suficiente claridad, que la estructura de
la Iglesia no se reduce a su centro apostólico y su sucesión, la jerarquía.
Además de eso, la comunidad de los seguidores de Jesús tiene también una
dimensión carismática, cuyo fundamento es la relación de amistad, fidelidad y
cariño con Jesús. Y cuya
estructura ya no es jerárquica, sino
carismática.
Aquí entran todos los
que no
tienen cargos de gobierno o autoridad en la
Iglesia. Se trata de los carismáticos que son complemento de la riqueza y
variedad de la actividad del Espíritu entre los seguidores de Jesús.
3. Con frecuencia, a lo largo de la historia (y
en la actualidad), existen dos formas de vivir en la Iglesia que no se han
armonizado debidamente. Y hasta no han faltado tensiones, dificultades y
conflictos.
El afán del papado
por controlarlo todo en la Iglesia no tolera fácilmente que otros grupos vivan
con cierta libertad o autonomía. Son
conocidas las tensiones que a veces se producen en la Iglesia entre obispos y
religiosos.
Seguramente esto es
inevitable. Y los caminos de solución
habrá que buscarlos siempre por la vía de una mayor fidelidad de todos al
seguimiento del Señor, tal como lo marca el Evangelio.
4. En todo caso, lo decisivo tiene que ser, para
todos en la Iglesia, el seguimiento de Jesús. Realizado como cada cual llegue a
poder practicar en su vida.
No olvidemos que la
palabra final, que recuerda el Evangelio, es la decisión que Jesús comunica a
Pedro: "Tú, sígueme".
Es la palabra, la
voluntad, el designio y el camino que a todos nos marca el propio Jesús. Y ese
designio es la expresión que condensa el proyecto de vida que Jesús nos señala
y nos marca.
SAN CARLOS LWANGA
Mártires en Uganda († 1886).
Martirologio Romano: Memoria de los santos
Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los
catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al
cuerpo de guardia del rey Mwanga, de Uganda, y siendo neófitos o seguidores de
la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la
colina Namugongo, degollados o quemados vivos († 1886).
Fecha de canonización:8 de octubre de 1864,
junto a otros 9 mártires de Uganda (un total de 22 mártires), por el S.S. Pablo
VI
Breves Biografías
Los Padres Blancos habían llegado a Uganda
hacia 1880, y desde un principio sus misiones tuvieron un gran éxito, porque no
aceptaban el comercio de esclavos que se practicaba en el país, por esta razón
fueron expulsados del territorio (1882), dejando a una comunidad nativa
totalmente solos. Dos años más tarde regresaron llamados por el mismo rey
Mwanga, que luego se convirtió en su más feroz perseguidor.
El rey Mwanga, tenía un primer ministro que
aborrecía a los cristianos porque éste había atentado contra el monarca y había
sido descubierto por la fidelidad de los neófitos, siempre leales al rey. La
cosa se agravó cuando el mismo rey intento abusar carnalmente de sus pajes,
además se añadía que los cristianos se oponían a su pingüe beneficio de la
venta de esclavos. Hizo matar primero a un cierto número de sus súbditos, junto
con el obispo anglicano Hannington, acusado de espionaje; luego hizo decapitar
y quemar al jefe de la servidumbre, José Mukasa, junto con otros pajes,
acusados de ser aquellos que "rezaban" (es decir, leían las oraciones
de un libro). Fueron martirizados entre el 1885 y el 1887. José Mukasa,
Mayordomo del rey Mwanga de Uganda que ordenó su muerte y ajusticiado en
Kampala. Fue la primera víctima de la persecución.
-Dionisio Ssebuggwawo. Siervo del rey Mwanga de
Uganda; el rey lo traspasó con una lanza porque le encontró enseñando el
catecismo a su propio hijo y heredero. Fue la segunda víctima de la persecución
ugandesa.
San Carlos LwangaCarlos Lwanga (1861 - 1886). Nació en
Buddu, Uganda. Pertenecía al clan del Antílope y había entrado en la corte del
rey Mwanga, cuando tenía 20 años. Por su inteligencia, porte atlético, fue el
jefe de los pajes en la corte real, había sido bautizado en 1884 por san José
Mukasa. Desde entonces, consciente de la lujuria del rey, buscaba el modo de
que estuviesen lejos del monarca todos los pajes. El rey le tomo ojeriza por
ello, pero la buena conducta de Carlos le impidió destituirlo; cuando fueron
detenidos preparó a sus doce más fieles al martirio. Como eran catecúmenos
decidió bautizarlos, así bautizó a Kizito, Gyavira, Mugagga, Mbaya Tuzinde.
Mbaya Tuzinde (1869 - 1886). Era natural de Busiro,
pertenecía al clan Ngege y tenia 17 años. Mukajianga, el jefe de los verdugos,
lo quería y trataba como a un hijo, por un pacto de sangre entre el abuelo de
Mbaga y él. Era paje del rey Mwanga. Atraído a la fe y catecúmeno, fue
bautizado por Carlos Lwanga en la choza el día ante del arresto. Su padre quiso que apostatase o al menos que
huyera. El joven se negó a ambas cosas. En el lugar del martirio pudo resistir
a las suplicas de su familia hasta el mismo momento de su ejecución, su
negativa a la apostasía fue heroica. Fue quemado vivo en Namungogo, aunque su
padre dio la orden de que lo desnucasen antes de que lo quemasen vivo.
Bruno Sserunkuma (1856 - 1886). Era natural
de Buddu y pertenecía al clan del Carnero; era hijo del guerrero Namunjulirwa.
Cuando era niño comenzó a servir en el palacio del rey Suna y siguió haciéndolo
con sus sucesores, llegando a guardián del palacio real. Soldado del rey Mwanga
de Uganda. Tuvo un carácter hosco hasta que se bautizó y refrenó la aspereza de
su natural. Fue bautizado en 1884. Estaba encargado de los esclavos y a raíz de
su bautismo les dio un trato apacible.
Apresado con los demás servidores del rey y
llevado hacia Namungongo para el suplicio pasó por casa de su hermano Bosa que,
para calmarle la sed, le ofreció un vaso de cerveza, pero recordó que Jesús
había rehusado beber estando en la cruz y no quiso beberla.
Jaime Buzaalilyawo (1851 - 1886). Natural de
Nawokota, pertenecía al clan Ngeye, y tenía 35 años. Era hijo del encargado del
aparato hidráulico y la maquinaria del palacio real, de las fuentes de agua de
la corte y su hermana era una de las esposas del rey, era soldado del rey
Muanga de Uganda y era asistente del jefe de la banda real, san Andrés Kaggwa;
fue bautizado en el 1885, y había intentado convertir al rey cuando éste era
príncipe. Fue arrestado y confesó su condición de cristiano y le dijo al rey
que iba al paraíso a rogar por él.
Kizito (1872 - 1886). Nació en Bulemezi, en la
tribu Baganda y pertenecía al clan Bulemezi. Fue regalado por su padre a Nyika,
el jefe de tribu, el cual lo llevó a la corte y logró que el rey Mutesa lo
aceptara como paje. Paje de 13 años, era el más joven. Había sido atraído por
la fe por san Andrés Kaggwa. El rey lo miraba con ojos lascivos y Carlos Lwanga
lo protegía. Fue bautizado en la cabaña por la noche antes de su arresto, sin
que se sepa el nombre cristiano que se le dio.
Ambrosio Kibuka (1868 - 1886). Natural de
Ssingo, Uganda, pertenecía al clan Scaly. Joven, robusto y apuesto fue paje del
rey Mwanga de Uganda, desde niño. Era una persona que veneraba los fetiches, amuletos
e ídolos propios de la religión tradicional de su país hasta que conoció el
cristianismo. Fue bautizado en 1885, y quemó todos sus amuletos que antes había
adorado. Realizó un activo apostolado, hasta que fue detenido con los demás
pajes y llevado a Namugongo.
Mugagga (1869 - 1886). Era natural de Mawokota,
perteneciente al clan Ngo. Fue educado por el real fabricante de vestidos de
Uganda. Era paje real, encargado de hacer los recados al rey. Convertido por
Carlos Lwanga ingresó en el catecumenado.
El rey lo odiaba porque le había negado sus
solicitudes sexuales. Bautizado por san Carlos Lwanga la noche anterior al
arresto, no se sabe su nombre cristiano.
Gyavira (1869 - 1886). Era natural de Segguku,
miembro del clan Mamba. Hijo de una familia acomodada, era hijo del guardián
del templo del dios Mayanja, desde pequeñó fue paje de la corte y mensajero de
la corte. Atraído por el cristianismo se inscribió en el catecumenado. Fue
bautizado por Carlos Lwanga en la choza la noche antes de la detención. Se le
conoce como "el buen mensajero".
Había tenido una riña con el paje Mukasa
Kiriwawanvu, también catecúmeno, había sido encarcelado. Cuando caminaba hacia
Namugongo, Mukasa fue llevado para unirlo al grupo de cristianos, y al verlo
llegar Gyavira se destacó del grupo, le saludó cordialmente y le dijo que se
alegraba de verlo, y así ambos se reconciliaron, partiendo juntos para el
martirio.
Aquiles Kiwanuka (1869 - 1886). Era natural
de Ssingo, Uganda y pertenecía al clan Scaly y era primo de san Ambrosio
Kibuka. Desde niño entró como paje en la corte del rey Mutesa de Uganda y
siguió en la del rey Mwanga. Convertido al cristianismo, fue bautizado en 1885.
Quemó a su padre todos sus ídolos y amuletos enfriándose por ello su relación
con él; fue monaguillo. Apresado con los otros pajes, fue quemado vivo a fuego
lento envuelto en una estera en Namugongo.
Adolfo Mukasa Ludigo (1861 - 1886). Nació en la
tribu de los mutoros y pertenecía al clan Balaya en Uganda. Tenía 25 años, fue
entregado como rehén de pequeño y llegó a ser paje de la corte. Conoció el
cristianismo y se bautizó en 1885, y fue un joven devoto y ejemplar dedicado a
preparar la comida de los catecúmenos. Tras confesar su fe fue enviado a
Namugongo.
Mukasa Kiriwawanvu (1861 - 1886). Era natural
de Kyaggwe, miembro del clan de Ndiga y tenía 25 años. Servía la mesa del rey
Mwanga de Uganda, como paje. Era catecúmeno gracias a Carlos Lwanga, estaba
detenido por un altercado habido con el paje Gyavira.
Se recordó que era cristiano y se le propuso la
apostasía. Como se negó, fue enviado con el grupo de los que iban a Namugongo.
San Gyavira, se destacó del grupo y se reconcilió con él. Se cree que la noche
previa al martirio fue bautizado con sus compañeros en Kampala.
Anatolio Kiriggwajjo (1866 - 1886). Venía de
una tribu de pastores, los bunyoros; pertenecía al clan Basita. Fue esclavo del
rey Mutesa y era uno de los jóvenes pajes del rey Mwanga de Uganda. Fue
convertido al cristianismo por san Carlos Lwanga y bautizado en 1885. No
ascendió en la corte porque se negó a secundar los deseos impuros del rey, y
por ello fue señalado para el arresto y la condena a muerte.
Lucas Banabakintu (1851 - 1886). Era natural
de Gomba y pertenecía al clan de Siluro y tenía 35 años. Su condición era la de
esclavo de Mukwenda, pero ejercía como jefe del poblado y hombre de confianza,
además de encargado de las embarcaciones reales. Llegó al cristianismo por la
influencia de san Matías Kalemba. Fue bautizado en el 1882. Fue conocido en los
ambientes cristianos y paganos por su bondad y por su integridad. Era
catequista en la zona de Mityana.
Fue arrestado junto a Matía Kalemba en 1886,
pasando toda la noche atado de tal modo que no se podía mover. Al día siguiente
lo llevaron ante el juez de Mengo, ante el cual confesó su fe. Se despidió de
Matías y fue conducido a Namugongo, con los otros cristianos, a los que informó
de la muerte de Matías y su esperanza de morir con ellos.
A la mañana siguiente, tras aprobar el consejo
real que los cristianos fuesen ajusticiados, Carlos y sus compañeros, los pajes
cristianos, fueron llevados ante el rey e invitados a apostatar. Carlos fue el
primero en decir que no, seguido de Kiziko y por todos los demás pajes. En
medio de un gran silencio el rey les preguntó si estaban dispuesto a ser
cristianos, a lo que contestaron todos a una que sí, que, hasta la muerte,
entonces el rey pronunció la sentencia de muerte. Después de la sentencia de
condena a muerte, fueron llevados a Namugongo, al lugar del martirio.
Tras la espera de los días necesarios para la
preparación del lugar del suplicio -algunos pajes ya habían muerto durante el
trayecto-, los prisioneros fueron encadenados. Cuando se dirigían el martirio
los vio el padre Lourdel, que con profunda emoción vio como sus cristianos eran
llevados a la muerte sin que ninguno de ellos hubiera apostado. Todos lo
saludaron con la mirada. Quiso obtener una audiencia con el rey para que parara
la ejecución, pero no se le permitió.
A los pajes se les agregó el soldado Jaime
Buzabaliawo, conocido cristiano. Luego de varias horas de andar por el sol,
llegaron a Kampala, habiéndoseles unidos otros mártires por el camino, y en
esta ciudad les pusieron una canga a cada uno de ellos para evitar su huida.
Allí tuvo lugar la ejecución de san Gonzaga Gonza.
Llegados a Namugongo, fueron encerrados,
separándolos por grupos. Al día siguiente, todos se alegraron de verse de nuevo
y se pidieron perdón. Fueron enrollados con esteras. El primero que fue quemado
en la hoguera fue Carlos Lwanga que les repetía: "Amigos hasta la vista,
nos encontraremos en el cielo". Por ser el animador del grupo, Carlos fue
quemado a fuego lento. Después los otros fueron asados vivos. A esta legión de
mártires se completó cuando el 27 de enero de 1887 fue degollado san Juan María
“Muzeo” por orden del rey.
Terminado el martirio, Uganda conoció un gran
florecimiento misional como no lo ha tenido ningún país de África. Pío XI lo
proclamó patrono de la juventud africana en 1934 y Pío XII, protector de la
Acción Católica africana.
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