28 DE JUNIO - MIÉRCOLES –
12ª - SEMANA DEL T. O. – A
Evangelio según san Marcos 7, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuidado con los profetas falsos; se
acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis.
A ver, - ¿acaso se cosechan uvas de las
zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles
dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol
dañado dar frutos buenos.
El árbol que no da fruto bueno se tala y se
echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis".
1. Las instituciones
públicas, con frecuencia las instituciones religiosas, suelen producir un tipo
de personas que, con frecuencia, se caracterizan por el
afán o el empeño de asegurar o proteger su
buena imagen. Si tales personas quieren
tener autoridad y credibilidad, no tienen más remedio que mantener
una imagen pública que resulte razonablemente
ejemplar. Pero, tan cierto como eso, es que muchas veces las personas que suben
hasta tener cargos de relieve no son precisamente gente ejemplar, sino que bien
puede (incluso suele) ser gente ambiciosa y con pretensiones de fama o reconocimiento
público.
Ahora bien, desde el
momento en que se produce este tipo de dirigente (político, religioso...), ahí
tenemos lo que el Evangelio denomina un "falso profeta".
Es decir, un
"perfecto hipócrita", que va por la vida con piel de oveja, pero en
realidad es un lobo, un animal de rapiña o de carroña. Un sujeto extremadamente peligroso.
2. El remedio, que indica Jesús, es que nos
fijemos en los frutos que cada cual produce. Se trata de la lógica sencilla y
aplastante del "pragmatismo". La
ética teórica habla del "bien" y del
"mal". Pero de sobra sabemos que el bien y el mal son conceptos que
cada cual interpreta según le conviene o le interesa.
Además, como bien
indicó F. Nietzsche, los conceptos de "lo bueno" y "lo malo"
los determinan quienes tienen poder para determinar eso. De ahí, las
mil trampas y engaños que hay en todo esto.
3. Jesús es claro, concreto y práctico:
- ¿Qué frutos produce
el comportamiento de una persona?
- ¿Produce felicidad
en los demás, genera respeto, armonía, bienestar, sosiego, tolerancia?
- ¿O de lo que hace
esa persona se siguen enfrentamientos, resentimientos, divisiones, odios,
conflictos...?
Que cada cual vea lo
que contagia a quienes están cerca de él. En esto radica el concreto y excelente
criterio que Jesús nos ofrece para enjuiciar quién es o no es una persona ejemplarmente
buena, ética, honesta. Una persona que es como tiene que ser.
SAN
IRENEO
Año 203
Irineo significa: amigo de la
paz. (Irene - paz).
San Irineo
es considerado como uno de los padres de la Iglesia, porque en la antigüedad
con su sabiduría y sus escritos libró a la cristiandad de las dañosísimas
enseñanzas de los Gnósticos, y supo detener a esta secta que amenazaba con
hacer mucho mal.
En una
hermosa carta San Irineo le dice a un amigo suyo que se pasó a los gnósticos:
"Te recuerdo que siendo yo un niño, allá en Asia Menor me eduqué junto al
gran obispo Policarpo. Y también tú aprendiste con él, antes de pasarte a la
perniciosa secta. ¡Con qué cariño recuerdo las enseñanzas de este gran sabio
Policarpo! Podría señalar todavía el sitio donde se colocaba para enseñar, y su
modo de andar y de accionar, y los rasgos de su fisonomía y las palabras que
dirigía a la muchedumbre. Podría todavía repetir (aunque han pasado tantos
años) las palabras con las cuales nos contaba como él había tratado con Juan el
Evangelista y con otros que conocieron personalmente a Nuestro Señor. Y como el
apóstol Juan les repetía las mismas palabras que el Redentor dijo a ellos y les
contaba los hechos maravillosos que ellos presenciaron cuando vivieron junto al
Hijo de Dios. Todo esto lo repetía muchas veces Policarpo y lo que él enseñaba
estaba totalmente de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Yo oía todo aquello
con inmensa emoción y se me quedaba grabado en el corazón y en la memoria. Y lo
pienso y lo medito, y lo recuerdo, con la gracia de Dios cada día".
Y después de
anotar tan hermosos recuerdos de su niñez le dice al gnóstico: "en la
presencia del Señor Dios, te puedo asegurar que aquel santo anciano Policarpo,
si oyera las herejías gnósticas que tú enseñas, se taparía los oídos y
exclamaría: '¡Oh Dios: que cosas tan horribles me ha tocado escuchar en mi
vida! ¡A que excesos de error se ha llegado en estos tiempos! ¿Por qué tengo
que escuchar semejantes errores?', y saldría huyendo de aquel lugar donde se
escuchan tus dañosas enseñanzas".
San Irineo
nació en el Asia Menor hacia el año 125 y como lo dice en su carta, tuvo el
privilegio de ser educado por San Policarpo, un santo que fue discípulo del
evangelista San Juan. Después se fue a vivir a Lyon que era la ciudad más
comercial y populosa de Francia en ese tiempo.
Era el
sacerdote más sabio de Lyon y por ello los católicos de esta ciudad lo enviaron
a Roma como jefe de una embajada que tenía como oficio obtener que el Sumo
Pontífice concediera su perdón a un grupo de cristianos que antes habían sido
infieles pero que ahora querían otra vez ser fieles a la Santa Religión.
Y sucedió que
mientras él estaba en Roma estalló en Lyon la terrible persecución en la cual
murieron el obispo San Potino y un inmenso número de mártires. Irineo hubiera
sido también martirizado si se hubiera encontrado en esos días en Lyon. Pero
cuando regresó ya se había calmado la persecución. Dios lo tenía destinado para
defender con sus escritos la Santa Religión.
A su regreso
a Lyon fue proclamado por el pueblo como sucesor del obispo San Potino, y se
dedicó con todo su entusiasmo a enfervorizar a sus cristianos y a defenderlos
de los errores de los herejes.
En su tiempo
se difundió mucho una de las herejías que más daño han hecho a la religión
Católica y que aún existe en muchas partes. La secta de los gnósticos. Estos
enseñan un sinfín de errores y no se basan en las Sagradas Escrituras sino en
doctrinas raras e inventadas por los hombres. Creen en la reencarnación y se
imaginan que con la sola mente humana se logran conseguir todas las soluciones
a todos los problemas, sin la necesidad de la fe y de la revelación.
San Irineo
que era un gran estudioso, se propuso analizar bien detenidamente todos los
errores de los gnósticos y publicó cinco libros en los cuales los fue
desenmascarando y les fue quitando su piel de oveja para que parecieran los
lobos que eran. Él no atacaba con amargura, pero iba presentando lo absurdas
que son las enseñanzas de los gnósticos. Se preocupaba más por convertir que
por confundir y por eso era muy moderado y muy suave en sus ataques al enemigo.
Pero de vez en cuando se le escapan algunas saetas como estas: "Con un
poquito de ciencias raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan que
bajaron directamente del cielo; se pavonean como gallos orgullosos y parece que
estuvieran andando de gancho con los ángeles".
Los libros
de Irineo contra los gnósticos fueron traducidos a los idiomas más extendidos
de ese entonces y se divulgaron por todas las iglesias y con ellos se logró
detener la peligrosa secta y librar a la religión de errores sumamente dañinos.
14 años
después de su primera embajada fue enviado otra vez Irineo a Roma a pedir al
Papa que quitara la excomunión a algunos cristianos que no habían querido
obedecer las leyes de la Iglesia en cuanto a las fechas para la Semana Santa y
Pascua. Y obtuvo el perdón del Sumo Pontífice. Por lo cual la gente decía que
estaba haciendo honor a su nombre que significa: "Amigo de la paz".
No se sabe a
ciencia cierta si Irineo murió mártir o murió de muerte natural. Pero lo que sí
es cierto es que sus escritos han sido siempre de gran provecho espiritual para
los cristianos.
Quiera Dios,
por intercesión de este santo, enviar siempre a su Iglesia Católica, escritores
que defiendan la religión y animen a todos a ser mejores seguidores de
Jesucristo.
Los que
enseñen a otros la santidad brillaran como estrellas por toda la eternidad.
(Profeta Daniel 12, 3)
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