martes, 20 de junio de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 21 DE JUNIO - MIÉRCOLES 11ª - SEMANA DEL T. O. – A SAN LUIS GONZAGA, religioso





21 DE JUNIO   - MIÉRCOLES
11ª - SEMANA     DEL T. O. – A
SAN  LUIS GONZAGA, religioso

Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres, os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha: así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de/as plazas, para que los vea ¡agente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.

1.  La experiencia de siglos confirma que las prácticas religiosas y, en general, la observancia de las normas y rituales sagrados han sido una fuente importante de "legitimación", de "reconocimiento social", incluso de "prestigio", de “autoridad"  y de "imagen respetable" en la sociedad y ante la opinión pública.
Es verdad que, sobre todo en Europa, a partir de la Ilustración (finales del S. XVIII), la observancia religiosa (y la Religión en general) ha perdido fuerza de
-legitimación social".
El hecho de que una persona sea "religiosa" no equivale, para mucha gente, a que sea una persona "digna", "honesta" o "creíble". De todas maneras, y en cualquier caso, debemos ser cautos cuando afirmamos
que la sociedad moderna se ha "secularizado" casi por completo o poco menos. 
Los expertos en Sociología de la Religión están de acuerdo en que el "hecho religioso" sigue presente en la moderna sociedad. Lo que sí es verdad es que la religiosidad está viviendo un desplazamiento.
Lo central en "lo religioso" se desplaza de "lo sagrado" a "lo ético".

2.  Jesús se dio cuenta de la importancia que entraña esta situación. Una situación que, antes o después, tenía que venir.
Es una inmoralidad utilizar la religiosidad para proyectar una buena imagen de sí mismo.   Cuando se hace eso, se usa la religión, no para acercarse a Dios, ni para hacerse mejor uno a sí mismo o ayudar a otras personas. Se usa la religión para obtener estima, aprecio social, reconocimiento público, etc.

3.  El Dios del que habla Jesús no quiere que   vayamos por la vida buscando reconocimiento, aprecio, famas y vanidades. Todo eso es miseria y quizá incluso infantilismo. Ahora la religión se usa para favorecer a la derecha política, que -a su vez- se sirve de la religión para conseguir votantes fieles y sumisos. No y mil veces no.
Nuestra relación con el Padre del Cielo no es auténtica, si utilizamos nuestra conducta religiosa para   conseguir beneficios, intereses, importancia... La fe en Jesús es seguimiento de Jesús y su vida, hasta la muerte. Y, si es preciso, muerte violenta.
Creer en Jesús, y en el Padre que Jesús nos reveló, es despojarse del propio interés y beneficio. Para vivir con y para los demás.  Todo lo que no sea eso, es engaño y falsedad.

SAN  LUIS GONZAGA, religioso


Año 1591
       San Luis Gonzaga (Luis en alemán significa: batallador glorioso).
San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568. Hijo del marqués de Gonzaga; de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. Siendo niño sin saber lo que decía, empezó a repetir palabras groseras que les había oído a los militares, hasta que su maestro lo corrigió. También un día por imprudencia juvenil hizo estallar un cañón con grave peligro de varios soldados. De estos dos pecados lloró y se arrepintió toda la vida.
La primera comunión se la dio San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán.
San Luis estuvo como edecán en palacios de altos gobernantes, pero nunca fijó sus ojos en el rostro de las mujeres. Y así se libró de muchas tentaciones.
Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Stma. Virgen. 3º. Leer vidas de Santos.
Ante una imagen de la Stma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Eso se llama "Voto de castidad".
Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Stma. Virgen le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.
Le pidió permiso a su padre para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces su padre le permitió entrar de jesuita. (En un desfile de orgullosos jinetes en caballos elegantes, Luis desfiló montado en un burro y mirando hacia atrás. Le silbaron, pero con eso dominó su orgullo).
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La madre logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo.
San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que, enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".
Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.
Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.
Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis o visión a San Luis en el cielo, y decía: "Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso".
Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. Él era extraordinariamente amable y bien educado.
Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
La oración que la Iglesia le dirige a Dios en la fiesta de este santo le dice: "Señor: ya que no pudimos imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos imitar en la penitencia. Amén".



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