10 DE FEBRERO
- SÁBADO –
5ª-
SEMANA DEL T.O.-B
Stª.
ESCOLASTICA
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 1-10
Uno de aquellos días, como
había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les
dijo:
"Me da lástima de esa gente; llevan ya
tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en
ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde
lejos".
Le replicaron sus discípulos:
“¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí en despoblado,
para que se queden satisfechos?".
Él les preguntó:
"¿Cuántos panes tenéis?".
Ellos contestaron:
"Siete".
Mandó que la gente se sentara en el suelo:
tomó los siete panes, pronunció la Acción de Gracias, lo partió y lo fue dando
a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces: Jesús los
bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar
satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos
cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a
la región de Dalmanuta.
1. La multiplicación de los panes es el hecho
de la vida de Jesús que más veces se repite, no solo en los evangelios, sino
incluso en toda la Biblia. Porque
se repite seis veces (Mc 6, 30-44; Mt 14,
15-23; Lc 9, 12-17; Jn 6, 1-5; Mc 8, 1-11; Mt
15, 32-39).
Como se puede leer en
los pasajes citados, hay una primera
multiplicación de panes que relatan los cuatro evangelios. Y una segunda que se
relata solamente en Mateo y Marcos. Se
ha discutido si la segunda multiplicación de panes es un duplicado, que no pasa
de ser una mera repetición del primer relato de la comida multiplicada por
Jesús. No lo podremos saber nunca con
seguridad. Sea lo que sea de esto, lo
que interesa es que debió impresionar mucho a las primeras comunidades de
cristianos. Por eso lo recordaron más que ninguna de las otras cosas que hizo y
dijo Jesús.
La salud y la comida
son las dos cosas que más nos
preocupan a todos los humanos.
Por eso, estas dos cosas fueron las que más atendió Jesús.
2. Debió impresionar mucho a aquellas gentes el
hecho humano que con esto se hizo patente: el hambre de la gente, el hambre en
el mundo. Algo que nos tiene que impresionar tanto, que se nos conmuevan las
entrañas hasta el extremo de que no podamos soportar ver a la gente destrozada
y en peligro inminente de desmayar por el camino. Ahora mismo son unos mil millones de personas,
por lo menos, en el mundo.
3. Para los cristianos fue muy fuerte también el
símbolo cristiano, que representaba la Eucaristía: la Acción de Gracias, la
Fracción del Pan. Cada domingo,
en cada comunidad de creyentes en Jesús, se
recordaba así la presencia del Señor.
La mesa compartida
les recordaba, además, que la unión y la humanidad, que los distinguía, tenía
su origen en Jesús allí presente, y no en el honor o el poder, ni en la
religión de los ritos y observancias, que eran los valores supremos de aquella
sociedad.
4. Lo que da pena -si pensamos en todo esto
desde la fe cristiana- es que, lo que empezó siendo una comida compartida, ha terminado siendo una misa, es
decir, un ritual religioso, que, en buena medida, hay mucha gente que no lo
entiende, ni le interesa gran cosa.
¿No es esto una tarea
urgente a remediar?
Stª.
ESCOLASTICA
Religiosa (año 543)
Santa Escolástica era hermana
gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de
occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia.
Desde muy joven se dedicó también ella a la vida
religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran
convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para
mujeres a los pies de ese mismo monte.
Aunque eran hermanos y se amaban mucho, sin embargo,
San Benito no iba a visitar a Escolástica sino una vez cada año, pues él era
muy mortificado en hacer visitas. El día de la visita lo pasaban los dos
hablando de temas espirituales.
Pocos días antes de la muerte de la santa fue su
hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas
religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el
primer jueves de Cuaresma del año 547.
Escolástica le pidió a San Benito que se quedara
aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Pero el santo le
respondió: ¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que
nuestros reglamentos nos prohíben pasar la noche fuera del convento? Entonces
ella juntó sus manos y se quedó con la cabeza inclinada, orando a Dios. Y en
seguida se desató una tormenta tan espantosa y un aguacero tan violento, que
San Benito y los dos monjes que lo acompañaban no pudieron ni siquiera intentar
volver aquella noche a su convento. Y la santa le dijo emocionada: "¿Ves
hermano? Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El sí
atendió mi petición".
Y pasaron toda aquella noche rezando y hablando de
Dios y de la Vida Eterna.
Benito volvió a su convento de Monte Casino y a
los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma
que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma
de su hermana que viajaba hacia la eternidad feliz. Envió a unos de sus monjes
a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había
preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así estos
dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente quedaron
juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios
en el cielo.
El trabajo ofrecido por Dios es una gran oración
(San Benito).
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