martes, 6 de febrero de 2018

Parate un momento: El Evangelio del dia 7 DE FEBRERO - MIÉRCOLES – 5ª- SEMANA DEL T. O. - B SAN RICARDO, REY





7  DE FEBRERO  - MIÉRCOLES –
5ª- SEMANA DEL T. O. - B

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 14-23
     En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
"Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.  El que tenga oídos para oír que oiga". 
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación.
Él dijo:
"¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina" (con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
"Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.    Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicia, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro".

1.   Es capital la enseñanza de Jesús en este episodio. Jesús distingue entre lo que entra de fuera (del ser humano) y lo que sale de dentro (del mismo ser humano). Lógicamente, lo que sale del ser humano es "lo humano".  Sin embargo, lo que entra de fuera del ser    humano es "lo cultural". La religión no es algo meramente humano, sino que es cultural. Según las diferentes culturas, las religiones son también diferentes.  Por esto, lo que Jesús enseña aquí es que "lo   humano" es lo común a todos los humanos y lo que nos une. Mientras que "lo cultural" es lo propio de cada país o de cada cultura; y esto es lo que nos separa, nos
divide o incluso nos enfrenta. Y a esto nos está diciendo que "lo humano" se debe anteponer a "lo cultural" y, por tanto, a "lo religioso". Y lo mismo hay que decir de lo profano y lo sagrado o, en el lenguaje actual, lo religioso y lo laico.
Los hombres de la religión dicen que lo sagrado y lo religioso es lo primero y principal en la vida. De forma que lo profano y lo laico es bueno en tanto en cuanto
lo aprueban y lo bendicen los dirigentes religiosos.
Según este criterio, las cosas de este mundo, si no son aceptadas por la religión, impurifican al ser   humano y lo hacen indigno ante Dios. Con lo cual las religiones dividen más a la gente y aumentan las dificultades para la convivencia en paz y en buena   armonía.

2.   Jesús afirma que solamente lo que sale del   corazón, de lo más hondo de cada uno, eso es lo que nos hace malas personas.  
Ahora bien, lo que sale del corazón humano es el amor o el odio. El amor y el odio son realidades profanas, laicas, que se dan en todos los humanos. Por tanto, Jesús asegura que lo decisivo en la vida es lo profano, lo laico, lo que es común a todos, y a todos
nos une o nos divide.

3.   La lista de vicios que pone el evangelio de Marcos es, como ocurre con las listas de pecados que   recuerda san Pablo (1 Co 6, 9-10; Ga 5, 19-21; Ef 5, 3-5, etc.), catálogos que circulaban en la cultura popular   de aquel tiempo y que seguramente tenían su origen en la filosofía estoica.
En aquellos catálogos, conocidos por el judaísmo helenista, tenía una fuerte presencia el puritanismo de la tradición griega desde Pitágoras. Por tanto, no se trata aquí meramente de las prohibiciones del Decálogo (K. Berger). El "engaño" y la "arrogancia" no están en el Decálogo (S. Wibbing).

SAN RICARDO, REY


En la primavera del año 720 un pequeño grupo de personas salió del Hamble para ir en peregrinación a Roma y Tierra Santa. Era una familia de Wessex, compuesta del padre, cuyo nombre no se menciona, y sus hijos Wilibaldo y Winebaldo. Hicieron la travesía por el Sena, desembocaron en Rouen visitaron varios santuarios franceses y salieron para Roma. Pero en Lucca el padre murió y fue sepultado en la iglesia de san Frediano. Se registraron milagros en su tumba, donde están todavía sus reliquias y donde se observa su fiesta con devoción.
Su hijo Wilibaldo se unió más tarde a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera. Los detalles anteriores los debemos a un documento llamado el «Hodoeporicon», escrito por una de sus parientes, monja de Heidenheim, quien anotó los recuerdos que tenía sobre la vida del santo, tal como él se las relató de palabra. Dicho documento es la fuente de todo lo que sabemos del padre de san Wilibaldo y san Winebaldo y su hermana santa Walburga: pero esto no era suficiente para los fieles de Lucca y de Eichstátt, que tanto veneraban al santo varón. Entonces le inventaron un nombre «Ricardo», una vida y una posición: «rey de los ingleses». En realidad, en Inglaterra no hubo ningún rey Ricardo antes de Corazón de León, y nada se sabe de la condición del padre de Wilibaldo, excepto que tenía buena posición social, pues podía costear viajes de larga duración. Sin embargo, en el Martirologio Romano antiguo se inscribía como «sanctus Richardus rex Anglorum», aunque en el actual se ha retirado esa caracterización de «rey de los ingleses», que sólo permanece en la iconografía del santo. Lo poco que sabemos acerca de él queda compensado por los amplios informes dignos de confianza sobre sus hijos.

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