9
DE FEBRERO - VIERNES –
5ª-
SEMANA DEL T. O.- B
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, dejando
Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea,
atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía
hablar; y le pidieron que le impusiera las manos. Él, apartándolo de la gente a
un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y
mirando al cielo, suspiró y le dijo:
"Effeta" (esto es,
"Ábrete").
Y al momento se le abrieron los oídos, se le
soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Elles mandó que no lo
dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más intensidad lo
proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro, decían:
"Todo lo ha hecho bien: hace oír a los
sordos y hablar a los mudos".
1. El problema de fondo, que resuelve aquí Jesús,
es el problema de la incomunicación humana.
Y lo resuelve en la Decápolis, una región cuya localización no se puede
precisar con certeza. - ¿Fue un error de
Marcos? - ¿Es un error nuestro? Importa
poco este punto concreto. Lo que
interesa es que Jesús, a su
paso por una región probablemente de Siria (cf.
Marcus Joel, G. Theissen, R. G. Lang), resuelve (simbólicamente) el problema de
la incomunicación entre religiones y
culturas.
La incomunicación que
se simboliza en un hombre que era
sordo y mudo. No oír ni poder hablar es vivir incomunicado.
2. Además, la sociedad de los "medios
de comunicación" es la sociedad
de la "incomunicación". Se nos oculta la verdad de lo que realmente
ocurre y se hace insoportable la incapacidad de empatizar con el otro, ponerse
en el lugar del otro. Y así, el aislamiento en que viven muchas personas es
aterrador. Como aterradora es la
información manipulada que nos llega sobre asuntos que son los que más nos
importan a todos.
3. Superar la incomunicación humana es algo tan
difícil, que este evangelio termina diciendo que, cuando la gente vio que el sordo y mudo empezó a
comunicarse con normalidad, todo el
mundo llegó al "colmo del asombro". Y decía la gente: "todo lo
ha hecho bien".
La sinceridad y la
libertad para hablar, así como la capacidad de escucha y la paciencia para
atender, sin duda son las cosas más difíciles que hay en la relación humana. Pero esto es lo que, antes que nada,
tiene que resolver el Evangelio. Y para ello, lo primero que tenemos que hacer
es interpretar el Evangelio, no como una "religión" más, sino como un
"proyecto de vida" cuyo centro está en la "bondad" y el
"respeto con todos".
Stª APOLONIA
Murió en Alexandria
(Egipto) en 249 AD
Según la tradición, los padres de Apolonia no
tenían descendencia a pesar de sus constantes oraciones a sus dioses.
Finalmente, la futura madre le pidió a la Virgen Santísima que interceda por
ellos. Cuando la joven Apolonia conoció las circunstancias de su nacimiento, se
hizo cristiana.
San Dionisio, obispo de Alejandría, fue testigo de
la muerte de Apolonia quien era para entonces una diaconisa de edad avanzada.
La describió en una carta a Fabio que fue preservada por Eusebio, obispo de
Antioquía.
Estalló una persecución de los cristianos por el
populacho pagano de Alejandría en el último año del reino del emperador Felipe.
Los cristianos eran arrastrados fuera de sus casas y asesinados, sus
propiedades saqueadas. La persecución
comenzó cuando un poeta de Alejandría profetizó desastre por la presencia de
los cristianos a los que consideraba impíos por no adorar a los dioses.
La primera víctima fue un anciano venerable
llamado Metras o Metrius, a quien trataron de obligar a proferir blasfemias
contra Dios. Cuando se negó, lo azotaron, le clavaron astillas de caña en los
ojos, y lo mataron a pedradas.
La siguiente persona que aprehendieron fue a una
mujer cristiana, llamada Quinta, a quien llevaron a uno de sus templos para
forzarla a adorar al ídolo. Ella se
dirigió al falso dios con palabras de desprecio que exasperaron tanto al pueblo
que la arrastraron por los talones por encima del empedrado, la azotaron y le
dieron muerte a pedradas. Por esos días,
los alborotadores habían llegado al colmo de su furor. Los cristianos no
ofrecían resistencia, sino que se daban a la fuga, abandonando todas sus
pertenencias, sin quejarse, porque sus corazones estaban despegados de la
tierra. Su constancia era tan general, que San Dionisio no supo de ninguno que
hubiera renunciado a Cristo.
Se apoderaron de Apolonia y la golpearon en la
cara, le tiraron todos los dientes, y después, prendiendo una gran hoguera
fuera de la ciudad, la amenazaron con arrojarla dentro si no pronunciaba
ciertas palabras impías. Les rogó que le
dieran unos momentos de tregua, como si fuera a considerar su posición.
Entonces, para dar testimonio de que su sacrificio era perfectamente
voluntario, tan pronto como la dejaron libre, se lanzó dentro de las llamas.
Luego descargaron su furia sobre un santo hombre
llamado Serapión y lo atormentaron en su propia casa; después lo tiraron de
cabeza desde la azotea.
En la mayoría de las regiones de la Iglesia
occidental se encuentran iglesias y altares dedicados en honor de Santa
Apolonia, pero no se la venera en ninguna iglesia oriental, aun cuando sufrió
en Alejandría.
San Agustín explica porque razón anticipó su
muerte. El santo supone que obró por una
dirección particular del Espíritu Santo, porque de otra manera no sería lícito
hacerlo; nadie puede apresurar su propio fin.
Se la invoca contra el dolor de muelas y todas las
enfermedades dentales, y se la presenta con un par de pinzas que sostienen un
diente o si no, suele distinguirse por un diente de oro pendiente de su collar.
Oración
Santa Apolonia intercede por nosotros, para que no
cedamos ante el paganismo actual que nos arrastra y nos quiere seducir. Que tu ejemplo y el de los otros mártires nos
de fuerza para ser fieles a nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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