5 DE FEBRERO - LUNES-
5ª- SEMANA DEL T. O. - B
STª. AGUEDA
Evangelio según san Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando
Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tomaron tierra en Genesaret, y
atracaron. Apenas desembarcados, algunos los reconocieron, y se pusieron a
recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le
llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde
llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar
al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
1. La cumbre de este relato es el final, que
viene a ser como una conclusión de la actividad de Jesús y de su proyecto: Toda
la gente quería, por lo menos, poder tocar a Jesús. Y los que lo tocaban,
inmediatamente quedaban sanos.
Aquellas gentes de la
región de Genesaret, una amplia llanura en la parte occidental del lago de Galilea,
seguramente ni creían en el mismo Dios y
por tanto,
no tenían la misma religión, que tenían los judíos. Pero, como todos los
humanos, tenían sus limitaciones, sus enfermedades, sus anhelos de vivir y de
felicidad. Y a todo esto es a lo que, ante todo, responde Jesús. Los que le
tocaban, al menos el manto de su ropa, quedaban sanos.
2. El Evangelio, antes que un libro de religión
es un proyecto de vida. Jesús es vida, que da vida a todo el que se acerca a
él. Y así nos enseña el camino para buscar y encontrar a Dios.
A Dios se le
encuentra donde Dios está a nuestro
alcance.
Y eso se encuentra en todos los que sufren, en quienes lo pasan mal. En ellos
está Jesús. Y en ellos está, por tanto, el centro de nuestra espiritualidad y
de nuestra religiosidad.
3. Es una lástima que
los estudiosos de los evangelios dediquen casi todo su tiempo a precisar los
detalles de cada relato: dónde, cuándo, cómo, por qué y
para qué
sucedió lo que narran los evangelistas. Todo eso es interesante. Pero no es lo
importante. Lo que nos importa es la forma de vida que nos humaniza a todos. Y
que a todos nos lleva a Dios. Y esa forma de vida no es otra cosa que la
sintonía con el dolor humano, la sensibilidad con los que sufren, la bondad con
todos sea cual sea su forma de pensar o de vivir. Eso es lo que nos hace ser
religiosos según Jesús y al estilo de Jesús.
4. ¿No será por todo esto por lo que le
tenemos miedo al Evangelio?
Sí. Es verdad. Nos da
miedo el Evangelio porque nos da miedo pensar que creemos en Dios, en la
medida, y solo en la medida, en que vivimos como el Evangelio
nos marca que tenemos que vivir.
STª. AGUEDA
La fama de su virtud heroica-
virginidad consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y
coercitivos- se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos
prodigios después de su muerte.
VIDA
Santa Águeda fue una joven
cristiana de Catania (o Palermo), en la isla de Sicilia, que murió mártir en el
siglo III. Prometida en matrimonio a Quinciano, gobernador de la isla, ella no
acepta por haberse consagrado a Dios desde su infancia.
A partir de esta negativa las
fuentes nos hablan de distintas pruebas que culminaron en su martirio durante
la persecución de Decio (Passio Santa Agathae), o durante la de Diocleciano
(Aldelmo, De laudibus virginitatis, cap. 42: PL 89, 142). Son, pues, inciertas las
fechas de su nacimiento y de su muerte (ca. 251).
El proceso de su martirio se
narra en la Passio Santa Agathae. Ante la primera negativa a los requerimientos
del gobernador, Águeda es encomendada a una tal Afrodisia que trata de
persuadirla durante 30 días. Presentada de nuevo ante el tribunal de Quinciano,
se declara cristiana y es condenada a prisión.
Después de algunos días la
llevan nuevamente al tribunal y la someten a nuevo interrogatorio. Vuelve a
rehusar, haciendo profesión de su fe en Cristo.
Su actitud provoca la ira del
gobernador, quien ordena le arranquen los pechos, y la envía una vez más a
prisión.
En esta etapa de su
encarcelamiento recibe la visita milagrosa y confortante del apóstol San Pedro.
La constancia de Águeda encuentra réplica en la tozudez de Quinciano, que
vuelve a la carga, haciéndole renovadas instancias y disponiendo, finalmente,
suplicios que le acarrearon la muerte.
La fama de su virtud heroica-
virginidad consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y
coercitivos- se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos
prodigios después de su muerte.
EL CULTO A SANTA ÁGUEDA
El fervor popular la
constituyó patrona de Catania y abogada en las erupciones del Etna. Más
adelante se le consideró abogada en caso de incendio.
Finalmente, y por una
extensión fácilmente comprensible, pasó a invocarse como patrona de los
constructores de campanas (éstas anunciaban la aparición de un fuego).
Las reliquias de Santa Águeda
se conservaron primero en Catania, mas, por temor a la profanación sarracena,
fueron trasladadas a Constantinopla, de donde se rescataron definitivamente en
1126.
Hay constancia de su culto
muy difundido en diversos documentos y monumentos: varias iglesias reciben su
nombre. Aparece en el Martirologio Jeronimiano, en el Calendario Cartaginés, y
en el Calendario Mozarábigo, en las Sinaxis griegas, y también se inserta su
nombre en el Canon de la Misa, probablemente por intervención directa del papa
San Gregorio (cfr. J. Jungmann, El sacrificio de la Misa, Madrid 1953, 937).
Los documentos litúrgicos de
los siglos VI al X fijan la fecha de celebración de su festividad el 5 de
febrero.
El documento fundamental y más abundante relacionado con su martirio es
la Passio Santa Agathae. Existen de esta narración varias recensiones, una
latina y dos griegas, que se remontan a una recensión original común del siglo
VI que suscita la sospecha de los estudiosos a la hora de pronunciarse sobre su
valor histórico.
Ello no obstante, puede afirmarse
sin ningún género de duda que, en fuerza de los testimonios monumentales y
litúrgicos aducidos, son absolutamente seguros desde el punto de vista
histórico tanto el hecho de su martirio y del culto que se le tributó desde muy
pronto, como también el lugar de su muerte, aunque algunas particularidades que
se dicen acompañaron a su martirio resulten dudosas.
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