12 de Febrero – Martes – 5ª – Semana del T. O. – C –
Lectura
del libro del Génesis (1,20–2,4a):
DIJO Dios:
«Bullan
las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al
firmamento del cielo».
Y
creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las
aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus
especies.
Y
vio Dios que era bueno.
Luego
los bendijo Dios, diciendo:
«Sed
fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se
multipliquen en la tierra».
Pasó
una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo
Dios:
«Produzca
la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según
sus especies».
Y
así fue.
E
hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los
reptiles según sus especies.
Y
vio Dios que era bueno.
Dijo
Dios:
«Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves
del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los
creó.
Dios
los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed
fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del
mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».
Y
dijo Dios:
«Mirad,
os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la
tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de
alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la
tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo
ser que respira».
Y
así fue.
Vio
Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Pasó
una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así
quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.
Y habiendo concluido el
día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra
que había hecho.
Y
bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la
obra que Dios había hecho cuando creó.
Esta
es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Palabra
de Dios
Salmo: 8,4-5.6-7.8-9
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Cuando contemplo el
cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas
que has creado,
¿qué es el hombre, para
que te acuerdes de él,
el ser humano, para
mirar por él? R/.
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y
dignidad;
le diste el mando sobre
las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo
sus pies. R/.
Rebaños
de ovejas y toros,
y hasta las bestias del
campo,
las aves del cielo, los
peces del mar,
que trazan sendas por el
mar. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):
EN aquel tiempo, se reunieron
junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron
que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las
manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes
las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al
volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y
los fariseos y los escribas le preguntaron:
«Por
qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el
pan con manos impuras?».
Él
les contestó:
«Bien
profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
El
culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que
enseñan
son preceptos humanos”.
Dejáis
a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y
añadió:
«Anuláis
el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu
padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de
muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes
con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le
permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios
con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra
del Señor
1.
Jesús modificó radicalmente la religión. No la centró en los rituales,
como
suelen hacer casi todas las religiones que se
conocen. Jesús puso el centro de la
religión en la vida. Sobre todo, en el
comportamiento que cada uno tiene en su vida. Los rituales son acciones convencionales,
que se repiten siempre lo mismo y a los que se les atribuye un efecto de
salvación, en el caso de los rituales religiosos. Las personas religiosas
piensan que, si se santiguan, si van a rezar ante una imagen, si se ponen de
rodillas, si van a misa, si van a la cofradía, etc. con eso se salvan o así
encuentran a Dios.
2.
Esto es lo que critica este evangelio. Los judíos se aferraban a sus
rituales religiosos. Jesús nunca los
observó. A Jesús no le importaba la
"observancia de los ritos". Lo que le importaba era "el
bien de las personas". Por eso, Jesús les echa en cara a los fariseos que,
sirviéndose del respeto al templo, le metían en la cabeza a la gente sencilla
que era más importante dar sus ahorros para el culto sagrado, que cuidar de sus
padres ancianos que, en aquellos tiempos, no tenían pensiones de jubilados ni
ninguna otra seguridad económica.
3.
Lo importante en la vida es que seamos buenas personas, que nos portemos
siempre bien con los demás, que reconozcamos nuestros fallos y nuestras contradicciones,
que ayudemos siempre a quien lo necesita, que seamos responsables en el trabajo
o en la profesión. Esto es lo que importa. Y en esto consiste la clave del
cristianismo. Por esto, en estos tiempos de crisis, es un
escándalo que la Iglesia no renuncie a sus
privilegios fiscales y a los millones que recibe del Estado. Los obispos hacen
esto, justificando su conducta en el bien que la religión hace. Lo hace con sus
obras de caridad. Pero no lo hace
costeando el lujo, la ostentación y la vanidad de los clérigos.
Santa Eulalia de Barcelona
En
la ciudad de Barcelona, en la Hispania Tarraconense, memoria de santa Eulalia
(Eulàlia, Laia), virgen y mártir (in. s. IV). Virgen mártir, patrona de
Barcelona y Perpiñán
Vida de Santa Eulalia de
Barcelona
Eulalia de Barcelona vivió cerca de
Barcina, Hispania (actual Barcelona, España) en los tiempos del emperador
Diocleciano (284-305) durante el siglo III o IV, siendo papa Marcelino.
Durante la persecución de los
cristianos en la región, Eulalia, una muchacha de entre 13 y 15 años escapó de
una casa de campo donde sus padres la habían encerrado para que no se entregase
a las autoridades, abiertamente confesó su fe y fue entregada al martirio. Fue
víctima de diferentes tormentos y murió en la cruz.
De acuerdo con la tradición, uno de
estos tormentos consistió en lanzarla rodando dentro de un tonel lleno de
vidrios rotos por la calle (actualmente llamada Baixada de Santa Eulàlia
-Bajada de Santa Eulalia-), donde hay una imagen de la santa en una pequeña
capilla.
Dice la leyenda que fue clavada
desnuda en una cruz de forma de 'X' (forma conocida como cruz de Santa
Eulalia). En aquel momento para preservar su intimidad le crecieron los
cabellos y comenzó a nevar.
Al final de su oración de que el
Señor la tomara a Su Reino, la gente vio volar hacia el cielo de su boca una
paloma blanca.
Fue canonizada y se considera santa
tanto por la Iglesia Católica Romana, como por la Ortodoxa.
Sus despojos fueron localizados en
878 por el obispo Frodoi y trasladados solemnemente a la catedral.
Fuente: Spider Martirologio + wikipedia
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