martes, 5 de febrero de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 DE FEBRERO - MIÉRCOLES - 4º - SEMANA DEL T.O. - C - San Pablo Miki y compañeros



    6  DE FEBRERO - MIÉRCOLES - 
4º - SEMANA DEL T.O. - C -

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 4-7. 11-15
Hermanos: Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero, luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 102, 1-2. 13-14. 17-18a

R. La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.
   La misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso?
¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?
¿Y esos milagros que realizan sus manos?
¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?
Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor.

1.   Es evidente que las relaciones de Jesús con sus familiares, parientes y vecinos no fueron buenas.  Los nazarenos vivían una religiosidad quizá fanática y,
sin duda, nacionalista, que no estaba de acuerdo con las enseñanzas de Jesús.
Según Lc 4, 28-29, los nazarenos quisieron matar a Jesús. Y aquí, no solo dudan de él, de su sabiduría y de su calidad, sino que incluso "lo desprecian". Y, por supuesto, no creían en él; o sea, no se fiaron de él.
Ya antes, el mismo Marcos nos dijo que los parientes de Jesús pensaban que había perdido la cabeza (Mc 3, 21).

2. ¿Por qué ocurrió esto?
El anuncio comercial de una marca de    perfume masculino dice que "en las distancias cortas se la juega el hombre".  Este criterio es muy antiguo. Ya Plutarco decía: "las personas más sabias son poco
estimadas en sus propias ciudades de origen" (De Exilio, 604D). Y Jesús dijo en
Nazaret: "solo en su patria desprecian (atimos) a un profeta".
Los vecinos de su pueblo sabían que Jesús, ni por familia, ni por estudios, ni por oficio, tenía formación.  Y todo eso   les induce a sospechar que incluso las curaciones que hacía eran actos mágicos o satánicos (Joel Marcus, J. R Meier).

3.  Aquí hay que preguntarse: ¿Apreciamos a las personas porque son "selectos"? - ¿O las apreciamos porque son "los últimos" y los "nadies"? 
Estamos tan deformados, que valoramos más la categoría social que la honradez ética.
El caso de Jesús es patente: nació en un establo y murió en un patíbulo de
esclavos. En vista de eso, hemos convertido la Navidad y la Semana Santa   en grandes fiestas de lujo y consumo.  Y hemos aparcado la ejemplaridad revolucionaria del pesebre y la cruz, para que los utópicos de cada tiempo hagan
cosas que a las "personas respetables" les avergüenzan.

San Pablo Miki y compañeros


Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires, en Nagasaki, en Japón.

Vida de San Pablo Miki y compañeros

Pablo Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus conciudadanos con gran fruto.
Al recrudecer la persecución contra los católicos, decidió continuar su ministerio y fue apresado junto con otros. En su camino al martirio, él y sus compañeros cristianos fueron forzados a caminar 600 millas para servir de escarmiento a la población. Ellos iban cantando el Te Deum. Les hicieron sufrir mucho. Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras perdonaba a sus verdugos, fue crucificado el día 5 de febrero de 1597. Desde la cruz predicó su último sermón.
Junto a él sufrieron glorioso martirio el escolar Juan Soan (de Gotó) y el hermano Santiago Kisai, de la Compañía de Jesús, y otros 23 religiosos y seglares.
Todos ellos fueron canonizados por Pío IX en 1862.
reeclarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquinm Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario