16 de Febrero – SABADO –
5ª – Semana del T. O.- C –
Lectura
del libro del Génesis (3,9-24):
EL Señor Dios llamó al
hombre y le dijo:
«Dónde
estás?».
Él
contestó:
«Oí
tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El
Señor Dios le replicó:
«Quién
te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te
prohibí comer?».
Adán
respondió:
«La
mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El
Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué
has hecho?».
La
mujer respondió:
«La
serpiente me sedujo y comí».
El
Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por
haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo;
te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad
entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará
la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
A
la mujer le dijo:
«Mucho
te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu
marido, y él te dominará».
A
Adán le dijo:
«Por
haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí,
maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará
para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor
de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues
eres polvo y al polvo volverás».
Adán
llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
El
Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
Y
el Señor Dios dijo:
«He
aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien
y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida,
coma de él y viva para siempre».
El
Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde
había sido tomado.
Echó
al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y una espada
llameante que brillaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.
Palabra
de Dios
Salmo:
89,2.3-4.5-6.12-13
R/.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el
orbe de la tierra,
desde siempre y por
siempre tú eres Dios. R/.
Tú
reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad,
hijos de Adán».
Mil
años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.
Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se
renueva:
que florece y se renueva
por la mañana,
y por la tarde la siegan
y se seca. R/.
Enséñanos a calcular
nuestros años,
para que adquiramos un
corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta
cuándo?
Ten compasión de tus
siervos. R/.
Lectura
del santo Evangelio San Marcos (8,1-10):
POR aquellos días, como
de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo:
«Siento
compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué
comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino.
Además, algunos han venido desde lejos».
Le
replicaron sus discípulos:
«¿Y
de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él
les preguntó:
«¿Cuántos
panes tenéis?».
Ellos
contestaron:
«Siete».
Mandó
que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción
de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran.
Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían
también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó
que los sirvieran también.
La
gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete
canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca
con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra
del Señor
1.
Este relato es uno de los más elocuentes, que hay en todo el Nuevo
Testamento, para hacerse una idea aproximada, no ya solo de cómo era Jesús y
cómo actuaba, sino, sobre todo, de cómo se nos reveló Dios en Jesús.
En efecto, aquí queda patente:
1) El atractivo que ejercía Jesús
sobre los empobrecidos y hambrientos.
2) La primera y más importante preocupación que sentía Jesús a la vista
de cómo se encontraba aquella pobre gente.
3)
La insistencia del Evangelio en
este episodio, como paradigma de lo que el
Evangelio nos quería dejar clavado en el alma, puesto que es un hecho que
repite dos veces (6, 30-44 y 8, 1-11) (F.
Bovon, R. M. Fowler.
K. P. Donfried).
Es el único episodio que se repite por
dos veces en los evangelios.
2.
El atractivo, que ejercía Jesús sobre los hambrientos e indigentes,
queda patente en el relato. Aquella gente se olvidó de sus casas y familias, de
sus
pueblos, de sus trabajos, incluso de comer. Hasta ese extremo les seducía la persona, la
enseñanza y hasta la seguridad que les ofrecía Jesús, sin duda
alguna.
El Dios, que se nos da a conocer en Jesús, es un Dios atractivo. No es
un Dios exigente o amenazante. Ni es un
Dios poderoso y fuerte. Es bondad, seguridad, estima, ayuda, ternura, toda esa
serie de sentimientos íntimos, de
carencias profundas, que todos sentimos, y de
las que casi nunca nos atrevemos a decir nada a nadie.
Porque ocurre, con frecuencia, que ni
somos conscientes de que llevamos esos vacíos en nosotros mismos.
3.
La preocupación de Jesús no estaba en saber si aquellas gentes se habían
convertido, si habían dejado de pecar, si eran personas religiosas que rezaban.
No. Por lo que dice el relato evangélico, lo que a Jesús les preocupaba era si aquella gente tenía hambre, si tenía
fuerzas para volver a sus casas, si se sentían bien. El texto utiliza un verbo
griego elocuente: splagchnizomal, que
significa literalmente "conmoción de las
entrañas". Es el mismo verbo que se
utiliza en las parábolas de la "misericordia":
el buen samaritano (Lc 10, 30 ss) o el padre del hijo pródigo (Lc 15, 11 ss).
Jesús revela a Dios como compasión,
bondad y cercanía a lo más humano.
Santa Juliana de Nicodemia
Convertida
al cristianismo, se destacó por su entusiasmo y ardor en la difusión de la fe,
por lo que fue encarcelada, torturada y finalmente decapitada el año 305. Su
cuerpo fue trasladado a Cumas, en Italia, y posteriormente su reliquias
llegaron a España, donde en su honor los condes de Castilla levantaron el
célebre monasterio de Santillana (Santa Ileana), uno de los mejores monumentos
de la Edad Media española
Cuando llegó la paz de Constantino,
la matrona Sofronia tomó las reliquias del cuerpo de la mártir Juliana con la
intención de llevarlas consigo a Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar
en Puzoli donde le edificó un templo que luego destruyeron los lombardos. Las
reliquias se vieron peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde reposan
y se veneran con gran devoción.
En Nicomedia tuvieron lugar los
hechos, de mil maneras narrados y con toda clase de matices comentados, en
torno a esta santa que hizo un proyecto de su vida contrapuesto al deseado por
su padre. Los narraré escuetamente adelantando ya que fue por la persecución de
Maximiano.
Juliana es hija de una conocida
familia ilustre pero con un padre pagano metido en el ejercicio del Derecho -
que cuando llega el momento llega a convertirse en perseguidor de los
cristianos - y una madre agnóstica. Ella, por la situación del entorno familiar
nada favorable para la vivencia cristiana, se ha hecho bautizar en secreto. Además,
se le ha ocurrido entregarse enteramente a Cristo y no entra el casamiento en
sus planes de futuro. Este es el marco.
La dificultad del caso comienza
cuando Eluzo, que es un senador joven, quiere casarse con Juliana. La cosa se
pone aún más interesante porque, conociendo que Eluzo bebe los vientos por su
hija, ya ha concertado el padre el matrimonio entre el senador y la joven,
comprometiendo su honorabilidad.
La supuesta novia lo recibe
amablemente y con cortesía haciendo gala de su esmerada educación. Pero, al
llegar el momento culminante de los detalles matrimoniales, salta sobre el
tapete una condición al aspirante con la intención de desligarse del
compromiso. No lo aceptará -le dice- mientras no sea juez y prefecto de la
ciudad. Claro que eso era como pedir la luna; pero se vio pillada en sus
palabras ya que en poco tiempo, gracias a influencias, dinero y valía personal,
Eluzo se ha convertido en juez y prefecto de Nicomedia; además, continúa
insistiendo en sus pretensiones matrimoniales con Juliana. La doncella mantiene
la dignidad dándole toda clase de felicitaciones y parabienes, al tiempo que le
asegura no poder aceptar el matrimonio hasta que se dé otra condición
imprescindible para cubrir la sima que los separa: debe hacerse cristiano.
Ante tamaño disparate es el propio
Eluzo quien pondrá al padre al corriente de lo que está pasando y de la
«novedad» que se presenta. «Si eso es verdad, seremos juez y fiscal para mi
hija». Juliana sólo sabe contestar a su padre furioso que ansía ser la primera
dama de la ciudad, pero que, sin ser cristiano, todo lo demás lo estima en
nada.
«Por Apolo y Diana! Más quiero verte
muerta que cristiana».
Convertida al cristianismo, se
destacó por su entusiasmo y ardor en la difusión de la fe, por lo que fue
encarcelada, torturada y finalmente decapitada el año 305. Su cuerpo fue
trasladado a Cumas, en Italia, y posteriormente sus reliquias llegaron a
España, donde en su honor los condes de Castilla levantaron el célebre
monasterio de Santillana (Santa Ileana), uno de los mejores monumentos de la
Edad Media española
En la conversación tratará a su padre
con respeto y amor de hija, pero... «mi Salvador es Jesucristo en quien tengo
puesta toda mi confianza». Vienen los tormentos esperados cuando las razones no
son escuchadas. Estaño derretido y fuego; además, cárcel para darle tiempo a
pensar y llevarla a un cambio de actitud. Finalmente, con 18 años, se le corta
la cabeza el 16 de febrero del 308.
Alguna vez hay padres «que se pasan»
al forzar a sus hijos cuando tienen que elegir estado. Esto tiene más
complicaciones si razones profundas, como la fe práctica, dificulta la
comprensión de los motivos que distancian. ¿No pensaría el padre de Juliana que
sin matrimonio y cristiana su hija sería desgraciada? Quizá con viva fe cristiana
llegara a vislumbrar que Jesucristo llena más que el dinero, el poder, la
dignidad y la fama.
Uno de los hechos más característicos
de las «Actas», es la discusión que tuvo la santa con el demonio, el cual,
disfrazado como un ángel de luz, trataba de persuadirla para que accediese a
los deseos de su padre y de su pretendiente. Por ello, el arte medieval
representaba comúnmente a Santa Juliana con una cadena o una cuerda
disponiéndose a atar a un demonio alado.
Fuente: Archidiócesis de Madrid
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