lunes, 18 de febrero de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 19 DE FEBRERO – MARTES – 6ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Beato de Liébana



19 DE FEBRERO – MARTES –
6ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura del libro del Génesis (6,5-8;7,1-5.10):

Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón.
Y dijo:
«Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.»
Pero Noé alcanzó el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé:
«Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado.»
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra.

Palabra de Dios

Salmo: 28, 1a.2.3ac-4.3b.9c-10

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les recomendó:
 «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban:
«Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron:
«Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron:
«Siete.»
Él les dijo:
«¿Y no acabáis de entender?»

Palabra del Señor

1. Este pasaje polémico y extraño, en el fondo, viene a enseñarnos algo muy
sencillo y, por otra parte, de notable importancia.  La situación que aquí se
plantea no se resuelve, ni se aclara, explicando lo que era la levadura o como
se utilizaba la levadura en aquel tiempo. Todo eso es lo que menos interesa. El
problema, que presenta este relato, es muy sencillo. Se trata simplemente de
que los discípulos, que han visto ya dos multiplicaciones de panes, ahora se
ponen preocupados porque se les ha olvidado llevarse el poco pan que sería
necesario para saciar el hambre de un grupito de personas que cabían en una
barca. Es una ridiculez.

2. Bueno, pues por semejante ridiculez, Jesús les llama muy seriamente la atención y hasta les reprende. Y llega a decirles que la "levadura" (la fuerza interior que los transforma, como ocurre con la masa del pan) que les está transformando es la misma que la de los fariseos y los herodianos.
- ¿Qué quiere decir Jesús con esto? 
Pues nada menos que, en definitiva, no acaban de fiarse de Jesús.
En esto, exactamente lo mismo los discípulos que los fariseos. Esto es lo que
merece reprensión.
- ¿Es que no tenéis ojos en la cara?
Después de lo que habéis visto, por dos veces, ¿todavía seguís sin fiaros de que yo estoy aquí con vosotros?

3. Se puede ser "fariseo", de muchas maneras y por muy distintos caminos.
Uno de estos caminos es la falta de confianza absoluta en la presencia de
Jesús en nuestras vidas. Y de la seguridad que eso nos tiene que dar, ante las carencias, los olvidos, los peligros, los miedos, todo lo negativo que la vida nos
puede presentar, y que tantas veces sufrimos.
La inseguridad y el miedo a lo que nos puede faltar, eso puede ser perfectamente una buena manifestación de la levadura farisaica que llevamos dentro de nosotros   mismos.
Creer en Jesús es fiarse de él cuando la vida o las circunstancias no nos dan seguridad.

San Beato de Liébana


En la región cántabra de Liébana, en Hispania, san Beato, presbítero y monje del monasterio de San Martín de Turieno, que defendió la fe contra la herejía adopcionista y escribió un célebre Comentario sobre el Apocalipsis (c. 802).

Poco se sabe de la vida de San Beato: se considera comprobado que fue un monje de origen asturiano que a mediados del Siglo VIII ingresó en el Monasterio de San Martín de Liébana -Santo Toribio a partir del Siglo XII-, enclavado en los Picos de Europa, y que fue un firme defensor de la fe cristiana amenazada por la invasión de la Península por los sarracenos, iniciada en el año 713; y eso que el valle de Liébana, de difícil acceso, permaneció inmune a la presencia musulmana.
Tampoco hay dudas sobre el hecho de que era un erudito, bien formado en Teología y demás ciencias sagradas, cuyo estudio fomentó entre los monjes de su monasterio. Sin embargo, su gran legado es el Comentario al Apocalipsis, mundialmente conocido precisamente como el Beato de Liébana, códice excepcional sabiduría.
En él, San Beato sitúa el fin del mundo en el año 800, fecha en la que sitúa la sexta edad del mundo. Para redactarlo, se inspiró en santos como Jerónimo, Agustín de Hipona, Ambrosio de Milán, Gregorio Magno, Ireneo de Lyon e Isidoro de Sevilla. La obra tuvo una influencia considerable a partir del Siglo X. Prueba también del carácter duradero de los trabajos de San Beato es la publicación, en 1770 y a cargo del Padre Flórez, de su otra obra Sancti Beati presbiteri hispanii Liebanensi in Apocalipsim ac utriusque foederis paginae commentaria. Se sitúa la muerte de San Beato en el año 798.

J.M. Ballester Esquivias (@jmbe12)

No hay comentarios:

Publicar un comentario