13 de Febrero – Miércoles –
5ª – Semana del T. O. – C –
Lectura
del libro del Génesis (2,4b-9.15-17):
El día en que el Señor
Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba
hierba en el campo, Porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la
tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; pero un manantial salía de la
tierra y regaba toda la superficie del suelo.
Entonces
el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz
aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. Luego el Señor Dios
plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había
modelado.
El
Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y
buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol
del conocimiento del bien y el mal. El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en
el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.
El
Señor Dios dio este mandato al hombre:
«Puedes
comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien
y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir».
Palabra
de Dios
Salmo:
103,1-2a.27-28.29be-30
R/
Bendice, alma mía, al Señor
Bendice, alma mía, al
Señor,
¡Dios mío, qué grande
eres!
Te vistes de belleza y
majestad,
la luz te envuelve como
un manto. R/
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a
su tiempo:
se la echas, y la
atrapan;
abres tu mano, y se
sacian de bienes. R/
Les retiras el aliento, y
expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los
creas,
y repueblas la faz de la
tierra. R/
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,14-23):
En aquel tiempo, llamó
Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad
y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale
de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando
dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara
la parábola. Él les dijo:
«También
vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede
hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se
echa en la letrina».
(Con
esto declaraba puros todos los alimentos).
Y
siguió:
«Lo
que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro,
del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones,
robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno,
envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y
hacen al hombre impuro».
Palabra
del Señor
1.
La afirmación de Jesús, según la cual no son las cosas externas (los
ritos o
ceremonias, los actos meramente externos al
ser humano en la profundidad de su corazón) las que hacen al hombre bueno
o malo, sino lo que sale de dentro, del corazón, de lo más profundo de uno mismo, eso
era lo que resumía el mensaje de los
profetas del Antiguo Testamento (cf.
Marcus Joel).
Par aquellos profetas de Dios, el Señor
desprecia los "sacrificios" y las "festividades", por más
que eso no quisiera decir que Dios abolía tales sacrificios (Am 5 5, 21-57; Os
6, 6: Is 1, 11-17).
2.
Jesús deja claro y establecido que su mensaje no se centra en una
religión de actos, ritos y ceremonias. El Evangelio es el mensaje de la
intimidad y de la autenticidad de lo que nos sale del corazón. Es, por lo
tanto, la religión de la autenticidad profunda del ser humano. Lo que Jesús espera y quiere de nosotros es
que seamos profundamente buenos, desde lo más hondo y lo más nuestro. Lo
opuesto a esto es la religiosidad de quien se queda tranquilo con los actos
públicos y las ceremonias, con lo que se ve y con las apariencias.
Con eso, lo único que conseguimos es
engañar a los demás. Y, sobre todo,
engañarnos a nosotros mismos. ¡Cuántos observantes ejemplares, que viven en
el puro engaño!
3.
Se discute el origen de la lista de vicios, que pone aquí el evangelio
de Marcos. Hay quienes piensan que
provienen de la filosofía popular de la Grecia antigua, concretamente del
estoicismo. Si bien hay quienes piensan en los Rollos del Mar Muerto (1Q 4,
9-11).
Sea lo que sea de esto, lo que
interesa no es precisar el origen de esta lista de vicios. Lo que nos interesa
es tener muy claro que ha de ser nuestro buen corazón, nuestra honradez y
honestidad, lo que marque nuestro proceder en la vida. Lo demás, interesa poco.
O sencillamente, ni nos importa.
Lo que vale es la honradez y la
honestidad auténtica. En eso consiste lo que Dios nos pide y espera de
nosotros.
San Benigno de Todi
En
Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir. Benigno pertenece
a la innumerable multitud de víctimas de la última cruenta persecución
anticristiana de Diocleciano y Maximiano, al comienzo del siglo IV. Los datos
de este Santo son muy escasos. Se sabe que nació y vivió en Todi (Italia), en
donde fue ordenado sacerdote por su bondad y rectitud. Soportó valientemente la
tortura y la muerte, y fue enterrado por manos piadosas a la orilla de un
camino, en donde después se construyó un monasterio benedictino.
En 1904 se colocaron sus reliquias en el altar mayor
de la iglesia de San Silvestre. El culto de este Santo no se ha difundido
mucho; casi se lo recuerda sólo en Todi, su pueblo natal.
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