lunes, 25 de febrero de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 28 de Febrero – Jueves – 7ª – Semana del T. O. – C – San Rufino, San Justo y San Macario





28 de Febrero – Jueves – 7ª – Semana del T. O. – C –
San Rufino, San Justo y San Macario

Lectura del libro del Eclesiástico (5,1-10):

No confíes en tus riquezas,
ni digas:
«Con esto me basta».
No sigas tu instinto y tu fuerza,
secundando las pasiones de tu corazón.
Y no digas:
«Quién puede dominarme?»,
o bien: «Quién logrará someterme por lo que he hecho?», porque el Señor ciertamente te castigará.
No digas:
«He pecado, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor sabe esperar.
Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras pecado.
Y no digas:
«Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados»,
porque él tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados.
No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás.
No confíes en riquezas injustas,
porque de nada te servirán el día de la desgracia.

Palabra de Dios

Salmo: 1

R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor

 Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los Cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

 Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
 No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,41-50):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa.
El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehennan al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehennan”.
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehennan”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

Palabra del Señor

1.  Lo que menos importa aquí es investigar el origen del verbo griego
skandalizontai, que significa estar atrapado en una red o caer en una    trampa (G. Stáhlin) y que Marcos utiliza varias veces (Mc 6, 3; 9, 42-47; 14, 27-29) (Joel Marcus).
Lo que interesa es la imagen de fondo, que representa estar atrapado en una red o caer en una trampa.

2.  Pues bien, esto supuesto, lo que afirma Jesús es que portarse en la vida de
forma que uno se dedique a poner   trampas o —lo que sería peor— hacer caer e inutilizar a los más débiles, a los más indefensos, a los que menos pueden, eso le causa más daño al que lo hace que si lo dejaran tuerto, manco o cojo, para el resto de sus días.

3.  Como es lógico, cuanto más alto está uno en la vida, en la sociedad o
simplemente en un puesto de trabajo o en la familia sin más, sin duda alguna, el que está más arriba es el que tiene más peligro de ir por la vida poniendo trampas y haciendo caer a otros, a los que están por debajo de él.
Un obispo, un alcalde, un jefe de oficina, un director de empresa...  Todas estas personas (y los que ocupan puestos que influyen en la vida de los demás), sin   duda alguna, en el mejor de los casos, triunfan en la vida. Pero ¿no hacen caer a otros, no escandalizan, no hunden a personas más débiles, por lo que sea?
Mejor es quedarse tuertos, mancos o cojos, que te falte parte de ti mismo, con tal que no causes semejante destrozo.  Por no hablar de los que cometen delitos castigados por las leyes y ejecutados en los tribunales o en las cárceles.
El Evangelio es fuerte y hasta duro. Pero lo necesitamos. Y mucho.

San Rufino, San Justo y San Macario



San Rufino, San Justo y San Macario fueron tres cristianos ejemplares que vivían en Sevilla y coincidieron con la persecución decretada por el emperador Trajano (98-117). Su muerte fue, por tanto, hacia el principio del siglo II.
Cuentan sus biógrafos que era su oficio el de alfareros y que desde él cumplían con celo y eficacia su gran deseo de propagar la fe en Jesucristo. Esto irritó sobremanera a los responsables de mantener la fe tradicional y las buenas costumbres de Roma, que iba decayendo, por lo que fueron detenidos y llevados a presencia del pretor, en cumplimiento del edicto del emperador, que mandaba perseguir a los cristianos sin contemplaciones, pues eran considerados el enemigo interior de Roma. Se les puso ante el altar de Zeus para que participaran del sacrificio que diariamente celebraban en su honor los sacerdotes romanos, pero como se negasen a hacerlo, fueron entregados al verdugo para que les convenciese mediante el tormento. Les desgarró las carnes con el látigo, les aplicó vinagre a las heridas, se las quemó con hierro al rojo vivo, pero Rufino y sus compañeros permanecieron firmes en su fe hasta que Dios liberó sus almas de los cuerpos destrozados. Sus restos fueron hallados durante el mandato del quinto prepósito general de la Compañía de Jesús (1579-1613) y encomendados a éste, quien le dio traslado al colegio de Bari, en la Pulla (Italia), el segundo domingo de Pascua de 1613. Su fiesta se celebra el 28 de febrero.


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