miércoles, 10 de abril de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 de ABRIL – JUEVES – V – SEMANA DE CUARESMA – C – San Estanislao





11 de ABRIL – JUEVES –
V – SEMANA DE CUARESMA – C –

Lectura del libro del Génesis (17,3-9):

En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así:
«Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos.
Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera: sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti.
Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios».
El Señor añadió a Abrahán:
«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones».

Palabra de Dios

Salmo: 104,4-5.6-7.8-9

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

V/. Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

V/. Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices:
“Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”?
¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió?
También los profetas murieron,
¿por quién te tienes?».
Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis.
Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?».
Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra del Señor

1.  Jesús fue un ser humano, en el pleno sentido de lo humano, de todo lo que entraña nuestra condición humana y nuestra humanidad. Lo genial de Jesús
es que, en él, lo "humano" apareció en su integridad, no limitado, ni contaminado por lo "inhumano" que nos embrutece e incluso nos encanalla.
La doctrina teológica que defiende que Jesús no era plenamente humano, sino una mera apariencia de humanidad, es el Monofisismo, la extraña doctrina que   defendió, en el s. V, Eutiques, archimandrita de un monasterio de Constantinopla (la actual Estambul).  Esta doctrina fue condenada como herejía en el concilio de Calcedonia (en 451). El problema está en que, en Jesús, se unen "lo humano"   y "lo divino". Por eso Jesús resultaba tan desconcertante.

2.  De ahí, la genialidad y lo único de Jesús: que, al ser "perfecto en su humanidad" y "perfecto en la divinidad", el resultado fue que su humanidad trascendió "el tiempo": por eso, ya el patriarca Abrahán pensaba en él, deseaba
su venida, esperaba su venida.
La humanidad de Jesús trascendió "la muerte": por eso Jesús se atreve a decir, con toda seriedad y firmeza, que "quien cree en él no morirá para siempre".
La humanidad de Jesús trascendió "la tristeza" que nos deprime, nos hunde,  nos amarga la vida: por eso Jesús dijo que   Abrahán se alegró pensando en la venida del Salvador que es Jesús.

3.  Todos anhelamos encontrar "el sentido de la vida". Es, seguramente, lo que más anhelamos todos; lo que buscamos y deseamos encontrar.
Una vida que trasciende las limitaciones del tiempo, de la muerte y de la tristeza, que, por tantos motivos, se apodera de nosotros y, a veces, nos hunde.   
Seguramente en esto radica la actualidad más fuerte que tiene Jesús para todo ser humano, sea cual sea su religión o sus creencias. En Jesús, Dios se hace presente donde hay humanidad.  Y por eso está en todo ser humano. Y con todo ser humano.
Él es la presencia de "lo divino" en "lo humano".

San Estanislao


Memoria de san Estanislao, obispo y mártir, que, entre las dificultades de su época, fue constante defensor de la humanidad y de las costumbres cristianas, rigió como buen pastor la iglesia de Cracovia, ayudó a los pobres, visitó cada año a sus clérigos y, finalmente, mientras celebraba los divinos misterios, fue muerto por orden de Boleslao, rey de Polonia, al que había reprendido.

Vida de San Estanislao

Nació cerca de Cracovia, Polonia, en el año 1030. Sus padres llevaban treinta años de casados sin lograr tener hijos y consideraron el nacimiento de Estanislao como un verdadero regalo de Dios. Lo educaron lo más piadosamente que pudieron.
Estudió en Polonia y en París, y una vez ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia), le nombraron párroco de la catedral. Se distinguió por su gran elocuencia, por el impresionante ejemplo de vida santa que brindaba a todos con su buen comportamiento, y por la reforma de costumbres que lograba conseguir con sus predicaciones y con su dirección espiritual.
El señor obispo deseaba que Estanislao fuera su sucesor, pero él no aceptaba ser obispo porque se creía indigno de tan alta dignidad. Sin embargo, al morir el prelado, el pueblo lo aclamó como el más digno para asumir su puesto. Ejerció el obispado por siete años, desde el año 1072, hasta el año de su muerte, 1079.
Era muy estricto en exigir a cada sacerdote el cumplimento exacto de sus deberes sacerdotales. Visitaba cada año a todas las parroquias y dedicaba mucho tiempo a la predicación y a la instrucción del pueblo. Su palacio episcopal vivía lleno de pobres, porque jamás negaba ayudas a los necesitados. Tenía una lista de las familias que estaban pasando por situaciones económicas más penosas, para enviarles sus generosas ayudas.
El rey de Polonia, Boleslao, era un valiente guerrero, pero se dejaba dominar por sus bajas pasiones. Al principio se entendía muy bien con el obispo Estanislao, pero luego empezó a cometer faltas muy graves que escandalizaban y daban muy mal ejemplo al pueblo. El obispo tuvo que intervenir fuertemente en esta situación. San Estanislao recordaba muy bien aquel mandato de San Pablo: “Es necesario reprender, aconsejar y hasta amenazar, con toda paciencia y doctrina, porque llega el tiempo en que los hombres arrastrados por sus propias pasiones ya no quieren oír las doctrinas verdaderas, sino las falsedades” (2 Tim 4,2).
Como San Juan Bautista con respecto a Herodes, el valiente Obispo de Cracovia, levantó la voz, amonestando al poderoso soberano sobre el deber de respetar los derechos ajenos. En efecto, las crónicas del tiempo narran que el rey se enamoró de la bella Cristina, esposa de Miecislao, y sin pensarlo dos veces, la hizo raptar con grave escándalo para todo el país. Consecuentemente, Estanislao le amenazó con la excomunión, y después le excomulgó. Entonces el rey Boleslao se enfureció y ordenó asesinar a Estanislao en Cracovia, en la iglesia de santa Matilde, durante la celebración de la Santa Misa. Cuentan que el horrible asesinato lo hubo de cometer el mismo soberano, después que los guardias a quienes envió se vieron obligados a retirarse por una fuerza misteriosa. Desde el mismo día de su martirio, los polacos comenzaron a venerarlo. San Estanislao fue canonizado el 17 de agosto de 1253, en la basílica de San Francisco de Asís, y desde entonces se difundió su culto en toda Europa y América.

San Juan Pablo II fue obispo de Cracovia y como tal, sucesor de San Estanislao.

No hay comentarios:

Publicar un comentario