27 de ABRIL – SÁBADO –
OCTAVA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN – C –
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):
EN aquellos días, los jefes
del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y
notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos.
Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a
ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron
salir del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué
haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro
realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga
divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese
nombre».
Y
habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el
nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es
justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros.
Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero
ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de
castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo
sucedido.
Palabra
de Dios
Salmo:
117,1.14-15.16-18.19-21
R/.
Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste
Dad gracias al Señor porque
es bueno,
porque es eterna su
misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi
energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de
victoria
en las tiendas de los justos
R/.
«La diestra del Señor es
poderosa.
La diestra del Señor es
excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del
Señor.
Me castigó, me castigó el
Señor,
pero no me entregó a la
muerte. R/.
Abridme las puertas de la
salvación,
y entraré para dar gracias
al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por
ella.
Te doy gracias porque me
escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.
Secuencia (Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):
JESÚS, resucitado al amanecer
del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que
había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que
estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que
estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después
se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También
ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por
último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en
cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo
habían visto resucitado.
Y les
dijo:
«Id al
mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Palabra
del Señor
1.
Estos versículos se encuentran en una notable mayoría aplastante de
manuscritos, en todas las familias de testigos
principales y están atestiguados en frene° (a finales del s. II) y, ya antes,
en Justino (Apol. 45). Lo más seguro es que estos versículos finales del
evangelio más antiguo no fueron escritos por Marcos. Pero fueron aceptados por la Iglesia como
parte del Evangelio. Y
tienen la ventaja de terminar destacando la
universalidad de esta forma tan
original, tan sencilla y tan profunda de
presentar cómo Dios se nos hace presente en el mundo.
2.
La resurrección trasciende la historia. En la mañana del domingo de
Pascua, Jesús no regresó al espacio y el
tiempo, sino que trascendió el espacio y el tiempo. Lo cual explica las
resistencias de los discípulos a creer en el Resucitado. Ellos sabían que
estaba vivo. Pero no le veían, ni sabían dónde estaba, ni cuándo lo verían. Y
es que, para creer en la resurrección, es decisivo tener presente que hay otra
forma de existencia, que no conocemos, pero que es tan real como la nuestra.
Es la forma decisiva y sin fin que nos
espera, la que tenemos prometida. Esto
es lo capital para nosotros cuando
pensamos en Jesús el Viviente.
3.
Al no estar Jesús condicionado por el espacio y el tiempo, Jesús está
presente en el mundo, en la vida, en cada ser humano y en la naturaleza entera
de una forma que nosotros no podemos ni imaginar.
Jesús está vivo y presente en todo lo
que es vida, belleza, felicidad, esperanza, paz, humanidad. Creer en el Resucitado es asumir lo mejor de
nuestra humanidad y contagiarlo a los demás.
4.
Por lo demás, y en todo caso, es
fundamental tener muy claro que no
podemos tener certeza y seguridad de la
resurrección. Solo nos queda la esperanza. Cree en la resurrección quien espera
pervivir con Jesús en Dios. Otra
forma de vida. Pero una vida de plenitud y
totalidad, sin limitación alguna.
Esto es la fe en el Resucitado.
Madre de Dios de Montserrat
La
"Mare de Déu de Montserrat" es la virgen negra patrona de Cataluña,
por cuyo santuario han pasado muchísimos santos, entre ellos San Ignacio de
Loyola, San Pedro Nolasco, San Antonio María Claret...
Vida de Madre de
Dios de Montserrat
La Virgen de Montserrat fue
declarada santa patrona de Cataluña por el papa León XIII.
Descubrimiento
Cuenta la leyenda que unos
pastores estaban pastando sus ovejas cerca de Montserrat y descubrieron la
imagen de madera en una cueva, en medio de un misterioso resplandor y cantos
angelicales. Por órdenes del obispo de llevarla a la catedral, comenzó la
procesión, pero no llegó a su destino, ya que la estatua se empezó a poner
increíblemente pesada y difícil de manejar. Entonces fue depositada en una ermita
cercana, y permaneció allí hasta que se construyó el actual monasterio
benedictino.
La virgen es de talla románica.
El color oscuro de Nuestra Señora de Montserrat se atribuye al humo de
innumerables velas y lámparas que por siglos se han encendido ante la imagen
día y noche. Por esto la llaman por cariño
Descripción de la Imagen
La santa imagen, tallada en
madera, es un buen ejemplo del arte románico. La estatua está sentada y mide 95
cm., un poco más de tres pies de altura. De acuerdo con el estilo románico, la
figura es delgada, de cara alargada y delicada expresión. Una corona descansa
sobre la cabeza de la Virgen y otra adorna la cabeza del Niño Jesús, que está
sentado en sus piernas. Tiene un cojín que le sirve de banquillo o taburete
para los pies y ella está sentada en un banquillo de patas grandes, con adornos
en forma de cono.
El vestido consiste en una túnica
y un manto de diseño dorado y sencillo. La cabeza de la Virgen la cubre un velo
que va debajo de la corona y cae ligeramente sobre los hombros. Este velo
también es dorado, pero lo realzan diseños geométricos de estrellas, cuadrados
y rayas, acentuadas con sombras tenues. La mano derecha de la Virgen sostiene
una esfera, mientras la izquierda se extiende hacia adelante con un gesto gracioso.
El Niño Jesús está vestido de modo similar, por su puesto, con excepción del
velo. Tiene la mano derecha levantada, dando la bendición, y la izquierda
sostiene un objeto descrito como un cono de pino.
Casi toda la estatua es dorada,
excepto la cara y las manos de la Virgen, y la cara, las manos y los pies del
Niño. Estas partes tienen un color entre negro y castaño. A diferencia de
muchas estatuas antiguas que son negras, debido a la naturaleza de la madera o
a los efectos de la pintura original, el color oscuro de la "Mare de Déu
de Montserrat" se le atribuye a las innumerables velas y lámparas que se
han encendido ante la imagen día y noche.
Con el transcurso del tiempo el
humo se ha ido introduciendo en la figura, ennegreciéndola gradualmente. Por esto
la llaman por cariño La Morenita. En virtud de esta coloración, la Virgen está
catalogada entre las Vírgenes Negras, y la estatua goza de gran estima como un
tesoro religioso y por su valor artístico.
Origen
No se sabe nada acerca del origen de la estatua, aunque cuenta
la leyenda que unos pastores estaban pastando sus ovejas cerca de Montserrat y
descubrieron la imagen de madera en una cueva, en medio de un misterioso
resplandor y cantos angelicales. Por órdenes del obispo de llevarla a la
catedral, comenzó la procesión, pero no llegó a su destino, ya que la estatua
se empezó a poner increíblemente pesada y difícil de manejar. Entonces fue
depositada en una ermita cercana, y permaneció allí hasta que se construyó el
monasterio de hoy en día.
Esta leyenda no se ha podido
confirmar. También se cree que los primeros monjes del lugar consiguieron una
estatua que fuera de acuerdo con la iglesia románica original. Se cree que
dicha estatua es la misma que ahora se venera y que fue puesta cerca del
retablo o contra una pared, ya que lo negro de la estatua no está
cuidadosamente distribuido.
La estatua está ubicada en lo
alto de la pared de una alcoba que queda detrás del altar principal.
Directamente detrás de esta alcoba y de la estatua se encuentra un cuarto
grande, llamado el Camarín de la Virgen. Este camarín puede acomodar a un grupo
grande de personas, y desde ahí se puede rezar junto al trono de la Stma.
Madre. A este cuarto se llega subiendo una monumental escalera de mármol,
decorada con entalladuras y mosaicos.
Visitada por los santos.
Entre los santos que visitaron el
lugar venerado se encuentran San Pedro Nolasco, San Raymundo de Peñafort, San
Vicente Ferrer, San Francisco de Borja, San Luis Gonzaga, San José de Calasanz,
San Antonio María Claret y San Ignacio de Loyola, que, siendo aún caballero, se
confesó con uno de los monjes y pasó una noche orando ante la imagen de la
Virgen. A unas cuantas millas queda Manresa, un santuario de peregrinación para
la Compañía de Jesús, la orden Jesuita fundada por San Ignacio, pues encierra
la cueva en donde el Santo se retiró del mundo y escribió sus Ejercicios
Espirituales.
Artistas
Los grandes poetas Goethe y
Federico Schiller escribieron acerca de la montaña; y Beethoven murió en Viena,
en una casa que había sido un antiguo estado feudal de Montserrat. Además de
esto, el lugar se hizo famoso gracias a Richard Wagner, quien utilizó el sitio
para dos de sus óperas, Parsifal y Lohengrin.
(Fuente:
corazones.org)
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