23 de ABRIL – MARTES –
PASCUA DE RESURRECCIÓN – C –
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (2,36-41):
EL día de Pentecostés,
decía Pedro a los judíos:
«Con
toda seguridad conozca toda la casa de Israel que, al mismo Jesús, a quien
vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al
oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás
apóstoles:
«¿Qué
tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro
les contestó:
«Convertíos
y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para
perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la
promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos,
para cuantos llamare así el Señor Dios nuestro».
Con
estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos
de esta generación perversa».
Los
que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas
tres mil personas.
Palabra
de Dios
Salmo:
32,4-5.18-19.20.22
R/.
La misericordia del Señor llena la tierra
La palabra del Señor es
sincera,
y todas sus acciones son
leales;
él ama la justicia y el
derecho,
y su misericordia llena
la tierra. R/.
Los ojos del Señor están
puestos en quien lo teme,
en los que esteran su
misericordia,
para librar sus vidas de
la muerte
y reanimarlos en tiempo
de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al
Señor:
él es nuestro auxilio y
escudo.
Que tu misericordia,
Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
R/.
Secuencia (Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (20,11-18):
EN aquel tiempo, estaba
María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al
sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y
otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos
le preguntan:
«Mujer,
¿por qué lloras?».
Ella
contesta:
«Porque
se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho
esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús
le dice:
«Mujer,
¿por qué lloras?».
Ella,
tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor,
si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús
le dice:
«¡María!».
Ella
se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que
significa: «¡Maestro!».
Jesús
le dice:
«No
me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y
diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María
la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He
visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra
del Señor
1.
Lo que más llama la atención, en este relato, es la profunda bondad y la
delicada humanidad de Jesús. Es lo que más
destaca esta aparición de Jesús a
María Magdalena. El relato, en efecto, destaca (aún más que
otros) la singular
y hasta desconcertante bondad de Jesús. Una bondad
y una humanidad que se palpan más de cerca en el Resucitado.
Jesús tuvo siempre una especial delicadeza
con las mujeres, el colectivo de personas a las que trató con especial
esmero y respeto. Concretamente, con esta mujer de la que el
evangelio de Lucas afirma que habían salido siete demonios (Lc 8, 2). Cosa que, en el vocabulario
de la antigua aritmología representa la plenitud de todos los males. Y, sin
embargo, Jesús la estimó tanto y tanta bondad derrochó con ella.
2.
Más en concreto, el relato da a entender que entre Jesús y esta mujer hubo
una delicada relación de respeto, de confianza, de atención y de transparencia.
No hay datos que hagan pensar que entre Jesús y la Magdalena hubo otro tipo de
relación.
En definitiva, lo que Jesús y ella
cultivaron fue una fe tan honda como
ejemplar. Era la amistad limpia que más nos humaniza.
3.
Pero, como ya se ha dicho, aquí aparece de nuevo "lo divino" y
"lo humano" fundidos en una unidad que nunca acabamos de creer y
aceptar.
Jesús habla de "mi Padre" y
"vuestro Padre", de "mi Dios" y "vuestro Dios".
No se trata de que haya dos "Padres" o dos "Dioses". Ni
tampoco se trata de que haya dos tipos de relación con el Padre y con Dios. No.
Se trata de que el mismo Padre y Dios es tan de Jesús como nuestro. Jesús nos
ha fundido en una misma relación, que es suya y nuestra, con el Padre y con
Dios. Esto, seguramente, es el fruto más hondo de la Resurrección, la de Jesús
y la nuestra.
San Jorge
San Jorge, mártir de Capadocia, patrón de Reino Unido (George),
Cataluña (Jordi), Aragón (Chordi) y muchos otros lugares. La leyenda lo
recuerda matando a un dragón para salvar a una princesa.
Vida de San Jorge
El nombre de Jorge viene del
griego y significa: "agricultor, que trabaja en la tierra". A pesar
de la popularidad de San Jorge, se conocen muy pocos datos de él, y casi todas
sus noticias se basan en leyendas y tradiciones que han pasado de boca en boca
a lo largo de los siglos. Todos los historiadores y escritores de libros de santos
suelen coincidir en que fue un soldado romano, nacido en el siglo III en
Capadocia (Turquía) y que falleció a principios del IV, probablemente en la
ciudad de Lydda, la actual Lod de Israel. Sus padres, según la tradición, eran
labradores y tenían mucho dinero. En otras versiones de la historia de San
Jorge, se nos dice que su padre era militar y que por ese motivo su hijo quiso
seguir sus pasos.
La leyenda del dragón
La leyenda más difundida de San
Jorge es sin duda la del dragón, en la cual se nos presenta a nuestro santo
como un soldado o caballero que lucha contra un ser monstruoso (el dragón) que
vivía en un lago y que tenía atemorizada a toda una población situada en Libia.
Dicho animal exigía dos corderos diarios para alimentarse a fin de no
aproximarse a la ciudad, ya que desprendía un hedor muy fuerte y contaminaba
todo lo que estaba vivo. Al final ocurrió que los ganaderos se quedaron casi
sin ovejas y decidieron que se le entregara cada día una persona viva, que
sería escogida bajo un sorteo. Un buen día, le toco la "suerte" a la
hija del rey, pero, cuando el monstruo iba a comérsela, San Jorge la salvó. Es
por ese motivo que, en Cataluña, San Jorge (Sant Jordi) es el patrón de los
enamorados.
La leyenda de San Jorge fue
escrita en el siglo XIII por Santiago de la Vorágine en su célebre obra
"La Leyenda dorada". En ella, podemos descubrir que todos estamos
llamados a ser un caballero, ¡no solamente para salvar princesas bonitas como
la que se nos narra!, si no para salvar a aquellas personas que tanto sufren en
nuestra sociedad. El dragón simboliza el mal de nuestro mundo: pobreza,
insolidaridad, hipocresía ... Cabe decir, que la tradición catalana de esta
leyenda del dragón, no se ambienta en el país de Libia, sino en Cataluña mismo,
concretamente en la ciudad de Montblanc (Tarragona). Cada 23 de abril, en esta
ciudad hacen una gran representación, como también en Alcoi (Alicante), donde
se escenifica la ayuda del santo a sus ciudadanos para que no fueran atacados
por los moriscos.
El cristianismo de San Jorge
Después de unos años en el
ejército romano, San Jorge se da cuenta que su verdadero ejército es el de
Jesucristo, reparte sus bienes entre los pobres, renuncia a su carrera militar
y se enfrenta a las autoridades romanas. Es de destacar que las actas del
martirio de nuestro santo se perdieron y solamente podemos saber algo de ellas
a partir de la tradición popular. Por tanto, nos encontramos ante el hecho que,
pese a existir históricamente un martirio de San Jorge, no se pueden tomar como
históricas tales tradiciones. De todas formas, dichas narraciones son un
símbolo de los ideales y de las convicciones de aquellos cristianos que lo
dieron todo por su fe en Jesucristo. San Jorge sufrió el martirio en la actual
ciudad de Lod (Israel) a principios del año 300 en tiempo de los emperadores
Diocleciano y Maximiliano. Fue el mismo Santiago de la Vorágine que en su obra
"La Leyenda dorada" difundió el martirio de San Jorge.
¿Qué nos enseña el
martirio de San Jorge?
Como en tantos otros relatos
populares de martirios, detrás de lo que son las inexactitudes históricas, se
oculta la intuición de verdades muy profundas. Así, en el caso del martirio de
San Jorge, aparece con mucha claridad, por un lado, la dimensión evangelizadora
de su testimonio, y, por el otro, el ejemplo de caridad ardiente que muestra
con su conducta. Joan Llopis, en el libro "San Jorge" editado por el
Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, explica muy acertadamente que lo que
mueve interiormente al santo a dejar su vida de soldado y dedicarse a la de
predicador, es la fuerza de su fe cristiana que tiene necesidad de comunicar a
los demás las convicciones propias, aunque esto le lleve finalmente a la
muerte. Escribe textualmente Joan Llopis:
"El martirio es, ciertamente, un
testimonio de la fe. Pero es, sobre todo, un testimonio de la caridad. La
biografía popular de San Jorge se complace en destacar el hecho de la generosa
distribución de los bienes a los pobres que el invicto mártir lleva a cabo
antes de dedicarse a la defensa pública de la fe cristiana. Es un modo plástico
de insistir en una verdad que siempre ha formado parte del núcleo esencial del
mensaje cristiano: no se puede separar la fe en Dios y el amor práctico y
concreto a los hermanos".
La Cruz de San Jorge
En las estampas que se difunden
sobre el santo, hay un detalle que no nos puede pasar por alto: el escudo. En
él, hay una cruz roja sobre fondo blanco. En otras estampas, sale representada
en el escudo del santo caballero. Esta cruz es la conocida "Cruz de San
Jorge" y figura en muchas representaciones gráficas de Jesucristo
resucitado, donde sale victorioso del sepulcro: "Cristus Rex". Si
hacemos un estudio del tema, podemos decir que la cruz, símbolo de derrota y de
muerte, se convierte en el caso de Cristo y de sus mártires, en signo de
victoria y de vida. En este caso, la cruz es signo de victoria. Hay algunos
teólogos, que aprovechando que la fiesta de San Jorge cae siempre dentro del
tiempo pascual, relacionan la muerte pascual del mártir con la muerte pascual
de Jesús.
La Cruz de San Jorge es muy
popular también en Cataluña: "La Creu de Sant Jordi". Muchos escudos
de entidades y ciudades lo llevan. Tenemos dos ejemplos claros: el escudo de la
ciudad de Barcelona y el del Futbol Club Barcelona (el Barça). Incluso, la Generalitat
(Gobierno de Cataluña) distingue cada año a personajes populares que han hecho
algo positivo para Cataluña con la distinción de la "Creu de Sant
Jordi" (Cruz de San Jorge)
Culto y tradiciones.
El día del libro
El culto a San Jorge surgió poco
tiempo después de su muerte, primero entre las comunidades cristianas de
Oriente y después entre las de Occidente. Su popularidad era tan grande que
recibió el calificativo de "gran mártir". Muy pronto se alzan templos
en su honor. Pero es curioso destacar que, en la diócesis de Girona, solamente
hay una iglesia parroquial dedicada a él, la de Sant Jordi Desvalls y sólo tres
ermitas o capillas situadas en Calonge, Lloret de Mar y Sant Llorenç de la
Muga. En Cataluña el día de su onomástica es considerada como una auténtica
fiesta, aunque caiga en día laborable. Es "El día del libro y de la
rosa". En todas las poblaciones catalanas hay paradas con libros y rosas.
Tal y como ya te he comentado en el principio, los catalanes celebran por San
Jorge el día de los enamorados. El hombre regala una rosa a su persona querida,
y ésta, le regala un libro. Los estudiantes son los primeros en querer
"hacer el agosto", ya que montan sus paradas para sacar así un
dinerito para el viaje de fin de curso.
Cabe decir que la coincidencia
del Día del Libro con la festividad de San Jorge no tiene nada que ver con el
santo. El Día del Libro comenzó a celebrarse el 7 de octubre de 1926 en
conmemoración del día de nacimiento de Miguel de Cervantes. La idea fue del
escritor y editor valenciano, afincado en Barcelona, Vicent Clavel Andrés que
la propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona. El 6 de febrero de 1926,
el gobierno español presidido por Miguel Primo de Rivera lo aceptó y el rey
Alfonso XIII firmó el Real decreto que instituía la “Fiesta del Libro Español”.
En 1930 se acordó cambiar la fecha trasladándola al 23 de abril, día de la
muerte de Cervantes. Cabe decir que Miguel de Cervantes estuvo muy bien
relacionado con Barcelona, ciudad de la que dedicó grandes elogios en su obra
“Don Quijote de la Mancha” y en la que su protagonista visitaba una imprenta.
En 1995, la UNESCO instituyó el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del
derecho de autor. Se calcula que más de 80 países del mundo celebran el Día del
Libro por esta fecha, aunque Gran Bretaña e Irlanda lo festejen el 14 de marzo.
Cabe recordar también que un 23 de abril de 1981, fallecía un gran escritor
catalán como fue Josep Pla y que en 1616 lo haría el célebre dramaturgo inglés
William Shakespeare.
Patronazgo y protección
Es el patrón de Cataluña, junto a
Nuestra Señora de Montserrat. También lo es de Aragón y de los siguientes
países: Georgia, Grecia, Inglaterra, Lituania, Polonia, Portugal, Rusia y
Serbia. También es el patrón de los caballeros y de los "Boy Scouts",
y, en Cataluña, de los enamorados y de algunos campesinos que le imploran por
sus campos de cebada. Se le invoca para bendecir una casa nueva y contra las
arañas.
Oración a San Jorge
San Jorge, queremos recordarte
como te recuerda la antigua tradición. Tú abandonaste los éxitos militares y
distribuiste tus bienes entre los pobres. Tú abandonaste a los dioses poderosos
del Imperio para seguir al Mesías crucificado. Tú abandonaste la seguridad de
tu linaje para unirte a la comunidad de los cristianos. Tú diste la vida por
amor al Evangelio.
San Jorge, mártir, compañero fiel
de Jesús. Nos gusta recordarte en la luz de la primavera y de la Pascua; nos
gusta recordarte potente en el combate contra todo dolor y toda esclavitud.
San Jorge, mártir, compañero fiel
de Jesús. Ayúdanos a enamorarnos del Evangelio, ayúdanos a vivir esa fe que tú
tan intensamente viviste, ayúdanos a hacer posible que todo el mundo pueda
sentir la felicidad de la primavera.
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