25 de ABRIL – JUEVES –
PASCUA DE RESURRECCIÓN – C
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (3,11-26):
EN aquellos días, mientras el
paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, todo el pueblo, asombrado, acudió
corriendo al pórtico llamado de Salomón, donde estaban ellos.
Al
verlo, Pedro dirigió la palabra a la gente:
«Israelitas,
¿por qué os admiráis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho
andar a este con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y
de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que
vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido
soltarlo.
Vosotros renegasteis del
Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de
la vida, pero Dios Jo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos
de ello.
Por la
fe en su nombre, este, que veis aquí y que conocéis, ha recobrado el vigor por
medio de su nombre; la fe que viene por medio de él le ha restituido
completamente la salud, a la vista de todos vosotros.
Ahora
bien, hermanos, sé que Jo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras
autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los
profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por
tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; para que
vengan tiempos de consuelo de parte de Dios, y envíe a Jesús, el Mesías que os
estaba destinado, al que debe recibir el cielo hasta el tiempo de la
restauración universal, de la que Dios habló desde antiguo por boca de sus
santos profetas.
Moisés
dijo:
“El
Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo:
escuchadle todo lo que os diga; y quien no escuche a ese profeta será excluido
del pueblo”.
Y,
desde Samuel en adelante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos
días.
Vosotros sois los hijos de
los profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando
le dijo a Abrahán:
“En tu
descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra”.
Dios
resucitó a su Siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros para que os
traiga la bendición, apartándoos a cada uno de vuestras maldades».
Palabra
de Dios
Salmo:
8,2a.5.6-7.8-9
R/.
Señor, dueño nuestro
¡que admirable es tu
nombre en toda la tierra!
Señor, Dios nuestro,
¿qué es el hombre para que
te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar
por él? R/.
Lo hiciste poco inferior a
los ángeles,
lo coronaste de gloria y
dignidad,
le diste el mando sobre las
obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus
pies. R/.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del
campo,
las aves del cielo, los
peces del mar,
que trazan sendas por el
mar. R/.
Secuencia (Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
EN aquel tiempo, los discípulos
de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas
cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a
vosotros».
Pero
ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él
les dijo:
«¿Por
qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y
mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene
carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto,
les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría,
y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis
ahí algo de comer?».
Ellos
le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les
dijo:
«Esto
es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se
cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca
de mí».
Entonces
les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les
dijo:
«Así
está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día
y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a
todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».
Palabra
del Señor
1.
La aparición de Jesús a su comunidad de seguidores, tal como la presenta
Lucas aquí, no se refiere al miedo reverente propio de las
"teofanías" (apariciones de Dios). Porque lo que realmente invade a
los discípulos es la alegría.
La presencia de Jesús les devuelve la
seguridad en la forma de vida que habían asumido. Si Jesús estaba vivo, es que
no había fracasado. Y si Jesús no había fracasado, ellos tampoco. La vida tenía
pleno sentido para ellos.
Aquí y en esto reside la señal más
fuerte del cariño que aquellos hombres y aquellas mujeres habían puesto en
Jesús.
Cuando nuestra felicidad está centrada
en Jesús, entonces podemos asegurar que
Jesús es el centro de nuestra vida. Y que creemos de verdad en él.
2.
Por eso, la presencia de Jesús viviente convirtió el miedo inicial (de
la sorpresa) en alegría. Precisamente porque
dejaron de ver un fantasma y empezaron a ver a Jesús.
Ahora bien, lo llamativo es que este
cambio se produjo cuando Jesús les pidió que sacaran algo para comer. De nuevo, la mesa compartida pone las cosas
en su sitio, nos descubre a Jesús, espanta los fantasmas, devuelve la alegría y
crea unión y comunidad.
3.
En la Iglesia sobran ritos, normas, ceremonias, cultos sagrados y
solemnes, observancias, preceptos y prohibiciones, anatemas y censuras.
O sea, en la Iglesia sobra religión y
escasea demasiado la unión y la fuerza del Evangelio vivido y hecho norma de
nuestra forma de vida. Por eso, escasea demasiado la unión, la comunión, los
gestos de unidad, fomentar lo que nos une, nos acerca, nos ayuda al respeto, la
tolerancia, la comprensión. Por ahí es por donde desandaremos la senda
equivocada de los fantasmas y tomaremos el camino que nos lleva derechamente a
Jesús.
San Marcos evangelista
Fiesta de san Marcos,
evangelista, que en primer lugar siguió a san Pablo, en Jerusalén, en el
trabajo apostólico, y más adelante siguió los pasos de san Pedro, que lo llama
su hijo. Se dice que su evangelio recogió la catequesis de Pedro a los romanos
y que fue el que instituyó la Iglesia de Alejandría (s. I).
Vida de San Marcos evangelista
Autor del segundo Evangelio, su
símbolo es el león alado.
Es patrón de los abogados, los
notarios, los artistas de vitrales, los cautivos, de Egipto, de Venecia, y
contra la impenitencia y las picadas de insectos.
San Marcos es judío de Jerusalén,
acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje
misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó
de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13). No sabemos las razones
de esa separación, pero si sabemos que causó una separación posterior entre San
Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó
tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con
Marcos (Hechos 15,36-39). Años más tarde San Pablo y San Marcos volvieron a
unirse en un viaje misionero.
Fue discípulo de san Pedro e
intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero
en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes.
Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio
contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue
en la década 60-70 AD.
Junto con Pedro fue a Roma. San
Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo" (1P 5,13).
A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).
Evangelizó y estableció a la
Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.
Murió mártir aproximadamente el
25 de abril del año 68 en Alejandría y sus reliquias están en la famosa
catedral de Venecia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario