jueves, 4 de marzo de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 DE MARZO - VIERNES – 2ª – SEMANA DE CUARESMA – B SAN ADRIAN




 

5 DE MARZO - VIERNES –

2ª – SEMANA DE CUARESMA – B

SAN ADRIAN

 

Lectura del libro del Génesis (37,3-4.12-13a. 17b-28):

ISRAEL amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.

Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:

«Tus hermanos deben de estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».

José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y, antes de que se acercara, maquinaron su muerte.

Se decían unos a otros:

«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños».

Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:

«No le quitemos la vida».

Y añadió:

«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él».

Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.

Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo estaba vacío, sin agua.

Luego se sentaron a comer y, al levantar la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:

«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra».

Los hermanos aceptaron.

Al pasar unos mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

 

Palabra de Dios

 

 

Salmo: 104,16-17.18-19.20-21

 

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor

 Llamó al hambre sobre aquella tierra:

cortando el sustento de pan;

por delante había enviado a un hombre,

a José, vendido como esclavo. R/.

 Le trabaron los pies con grillos,

le metieron el cuello en la argolla,

hasta que se cumplió su predicción,

y la palabra del Señor lo acreditó. R/.

 El rey lo mandó desatar,

el señor de pueblos le abrió la prisión,

lo nombró administrador de su casa,

señor de todas sus posesiones. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-46):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:

“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.

Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron:

‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».

Le contestan:

«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

«¿No habéis leído nunca en la Escritura:

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

 

Palabra del Señor

 

1.  Todo el relato, en esta parábola, alcanza unas dimensiones que impresionan.

El "sitio" donde Jesús la pronunció: Jerusalén, la capital y centro de la religión de aquel pueblo y de aquella cultura.

El "momento" en que la dijo: cuando lo iban a matar, cosa que Jesús sabía, como quedó patente en los anuncios de la pasión.

Los "destinatarios" a quienes Jesús habló, que fueron precisamente los protagonistas de aquella atrocidad.

El "contenido" del relato que Jesús presenta: un crimen y un robo sin motivo alguno y algo tan descabellado, que aquello no tenía ni pies ni cabeza.

 

2.  Pero lo más fuerte no es nada de lo que se acaba de indicar. Lo más grave es que aquí explica Jesús hasta qué extremos de irracionalidad e inhumanidad lleva el poder y la ambición que se instala en "los que mandan en la viña del Señor y de ella se aprovechan para vivir bien".

Por una razón muy sencilla: todo está en que los labradores, que trabajaban y dirigían la viña, confundieron el bien de la viña con la posesión de la viña.

Si allí mandaba el dueño, tan permisivo y tolerante, que les pone en bandeja incluso a su propio hijo, tan

ingenuamente, para que se lo maten, con semejante dueño, la viña no produce.

Este fue el argumento de aquellos canallas "religiosos".

 

3.  Justamente, lo que ahora tenemos en tantos sectores, instituciones y personas dirigentes de "la actual viña del Señor". Los nuevos labradores de la viña del Señor se han convencido de que todo el bien de la Iglesia depende de que ellos sean los que siguen mandando. En una "viña así", una Iglesia "puesta al día", la Iglesia que quiere el papa Francisco, semejante viña y semejante Iglesia

(piensan los "labradores oficiales" de hoy) sería la ruina de la "viña" y de la Iglesia. 

Por eso, a semejante "dueño" se le quita de en medio. Como sea, se le quita la autoridad, la fama, o incluso se puede "morir de repente".

Lo que hay que procurar es que el pueblo no se alborote, o que no lo tenga por profeta.

La pasión de Jesús sigue siendo actual.

 

SAN ADRIAN

 


San Adrián fue un mártir de la Iglesia Católica que vivió en tiempos de la última y más terrible de las persecuciones que padecieron los primeros cristianos promovida por el emperador romano Diocleciano.

Según algunos registros en griego y latín, Adrián fue oficial de la guardia del emperador Galerio y por lo tanto perseguidor de cristianos. Sin embargo, un día estando presente en el juicio y tortura de veintidós mártires, quedó tan impresionado que decidió convertirse al cristianismo.

El santo vivió terribles tormentos después de ser apresado junto a algunos compañeros durante un viaje a la ciudad de Cesarea, cuando visitaba a unos cristianos. Inmediatamente fue conducido ante el gobernador de Palestina, Firmiliano, quien lo mandó azotar y desgarrar las carnes con garfios de hierro, para después ser arrojado a las fieras.

Fue decapitado cerca del año 306 en la antigua ciudad de Nicomedia (reino de Bitinia) por no acceder a renegar de su fe. Su fiesta se celebra el 5 marzo.

 

 

 

 


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