lunes, 1 de marzo de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 3 DE MARZO - MIERCOLES – 2ª – SEMANA DE CUARESMA - B Santa Catalina Drexel

 

 


3 DE MARZO - MIERCOLES –

2ª – SEMANA DE CUARESMA - B

Santa Catalina Drexel

 

Lectura del libro de Jeremías (18,18-20):

 

ELLOS dijeron:

«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».

Hazme caso, Señor, escucha lo que dicen mis oponentes. - ¿Se paga el bien con el mal?, ¡pues me han cavado una fosa! Recuerda que estuve ante ti, pidiendo clemencia por ellos, para apartar tu cólera.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 30,5-6.14.15-16

 

R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia

 

Sácame de la red que me han tendido,

porque tú eres mi amparo.

A tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás. R/.

 

 Oigo el cuchicheo de la gente,

y todo me da miedo;

se conjuran contra mí

y traman quitarme la vida. R/.

 

 Pero yo confío en ti, Señor;

te digo: «Tú eres mi Dios».

En tu mano están mis azares:

líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,17-28):

 

EN aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

Él le preguntó:

«¿Qué deseas?».

Ella contestó:

«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».

Contestaron:

«Podemos».

Él les dijo:

«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:

«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

 

Palabra del Señor

 

1.   Este relato es uno de los más impresionantes que se pueden encontrar

en los cuatro evangelios.  Porque aquí se han unido dos episodios que, entre otras cosas, señalan -sin duda alguna- la razón que explica lo lejos que la Iglesia vive del Evangelio.

Jesús se desahoga con sus apóstoles, relatando le que le espera en Jerusalén. Es el tercer anuncio de la pasión, el fracaso y la muerte que se le viene encima, precisamente en Jerusalén.

Jesús sube a la capital como el que se mete en la boca del lobo. Y se lo detalla a sus queridos apóstoles.  Esto es fuerte.

Y Jesús no huye, sino que afronta la situación. Y derecho a ella. Solo ante el peligro, ante el final espantoso y humillante.

 

2.   Mateo une, a este anuncio humillante, el deseo de éxito, ascenso y triunfo que tienen los apóstoles de Jesús. Es lo que expresa "entonces" (tóte), que indica lo que viene "a continuación".

Los primeros apóstoles de Jesús, "en vez de compasión, lo que hay (en aquellos hombres) es ambición y deseo de poder (Warren Carter). Apenas han oído que Jesús va a terminar como un esclavo, ellos aspiran a ponerse en los puestos de más importancia, los primeros.

¿Está claro cómo y por qué la Iglesia lleva, en su sangre misma, los antivirus, que la mantienen “protegida” y “alejada” del Evangelio?

 

3.  La reacción de Jesús es tan fuerte como clara y transparente: No sabéis lo que estáis pidiendo. De ahí, la sentencia lapidaria de Jesús: los gobernantes y los grandes, lo que buscan es subir y mandar sometiendo, entre vosotros eso NO.  Todo lo contrario, el que quiera ser el primero, que se haga el esclavo de todos. Jesús les estaba (y sigue) diciendo:  yo he venido a cambiar el mundo y salvar a los extraviados, pero eso no es posible desde arriba, sino únicamente desde abajo, desde los esclavos y con los esclavos.

 

Santa Catalina Drexel


 

Martirologio Romano: En Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados Unidos de Norteamérica, santa Catalina Drexel, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento y utilizó los bienes de su herencia con largueza y benignidad, en educar y ayudar a indios y negros (1955).

 

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa Juan Pablo II

 

Etimológicamente: Catalina = Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

 

BIOGRAFIA

 

Nacida en Filadelfia, Pensilvania, en los Estados Unidos de América, el 26 de noviembre de 1858, Catalina Drexel fue la segunda hija de Francis Anthony Drexel y Hannah Langstroth. Su padre era un bien conocido banquero y filántropo. Ambos padres inculcaron en sus hijas la idea de que su riqueza simplemente era prestada a ellos y debía ser compartida con otros.

 

Cuando la familia hizo un viaje al Oeste de los Estados Unidos, Catalina, como una mujer joven, vio la condición y degradación de los nativos indio-americanos. Esta experiencia despertó su deseo de hacer algo específico para ayudar a aliviar su condición. Éste fue el inicio de una vida de apoyo personal y financiero a numerosas misiones y misioneros en los Estados Unidos. La primera escuela que ella estableció fue la St. Catherine Indian School en Santa Fe, Nuevo México (1887).

 

Después, cuando visitó al Papa León XIII en Roma, le pidió proveer de misioneros para algunas de las misiones indias que ella como una persona laica estaba financiando, se sorprendió al oír al Papa sugerirle que ella misma se haga misionera. Después de consultar con su director espiritual, el Obispo James O´Connor, tomó la decisión de entregarse totalmente a Dios, junto con su herencia, a través del servicio a los indios americanos y a los afro-americanos.

 

Su riqueza se transformó ahora en una pobreza de espíritu que se volvió una constante diaria en su vida, recibiendo apoyo tan sólo para sus necesidades básicas. El 12 de febrero de 1891, ella profesó sus primeros votos como un religiosa, fundando a las Hermanas del Santísimo Sacramento cuya dedicación sería compartir el mensaje del Evangelio y la vida en la Eucaristía entre los indios americanos y afro-americanos.

 

Siendo desde siempre una mujer de oración intensa, Catalina encontró en la Eucaristía la fuente de su amor para el pobres y oprimidos y de su preocupación para combatir los efectos de racismo. Conociendo que muchos afro-americanos estaban aún lejos de la libertad y todavía vivían en condiciones denigrantes como labradores o criados mal pagados, a los que se les negaba la educación y los derechos constitucionales que si eran disfrutados por otros, sintió la compasiva urgencia de ayudar a cambiar las actitudes raciales en los Estados Unidos.

 

Las plantaciones, en aquella época, eran una atrincherada institución social que hacían que las personas de color siguieran siendo víctimas de opresión. Ésta era una profunda afrenta al sentido de justicia de Catalina. La necesidad de ofrecer a la gente de color una institución educativa de calidad era prioritario para ella, por ello habló sobre este tema con quienes compartían su preocupación por las desigualdades en la educación de los afro-americanos. Restricciones legales en el sur rural también obstaculizaban el acceso a una educación básica.

 

Fundar y proveer de personal a escuelas, a lo largo del país, que atendieran a los nativo-americanos y afro-americanos se volvió una prioridad para Catalina y su congregación.

 

Durante su vida, ella abrió, proveyó de personal, y apoyó directamente casi 60 escuelas y misiones, sobre todo en el Oeste y Sudoeste de los Estados Unidos. Su máximo logro en el campo educativo fue la creación, en 1925, de la Xavier University en Louisiana, la única institución de educación superior en los Estados Unidos destinada predominantemente a los afro-americano católicos.

 

La educación religiosa, el servicio social, las visitas en los hogares, hospitales y prisiones forman parte del ministerio de Catalina y su Congregación.

 

De una manera callada y serena, Catalina armonizaba una piadosa y total dependencia a la Divina Providencia con un activismo muy marcado. Su alegre iniciativa en armonía con el Espíritu Santo, superaba los obstáculos y facilitó sus adelantos en el campo de la justicia social. A través del testimonio profético de Catalina Drexel, la Iglesia en los Estados Unidos pudo darse cuenta de la grave necesidad doméstica por un apostolado que trabajara para los nativo-americanos y afro-americanos. Ella no dudó hablar contra la injusticia y toma una posición pública cuando la discriminación racial era evidente.

 

Durante los últimos 18 años de su vida ella sufrió de una grave enfermedad que la dejó casi completamente inmóvil. Durante estos años hizo una vida de intensa adoración y contemplación tal como lo había deseado en su niñez. Murió el 3 de marzo de 1955.

 

Catalina dejó un dinámico legado de cuatro conceptos a sus Hermanas del Santísimo Sacramento, quienes continúan su apostolado hoy al servicio de todas las gentes:

 

Su amor para la Eucaristía, su espíritu de oración, y su perspectiva de unidad de toda la gente en torno a la Eucaristía;

 

Su espíritu indómito de valerosa iniciativa para enfrentar la injustita social existente y la protección a las minorías étnicas cien años antes de que tal preocupación despertara interés público en los Estados Unidos;

 

Su creencia en la importancia de educación de calidad para todos, y sus esfuerzos por lograrlo;

 

Su donación total de su persona, de su herencia y todo lo material en generoso servicio generoso a las víctimas de injusticia.

 

Catalina Drexel fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1980 y canonizada por él mismo el 1 de octubre de 2000.

 

 Vatican.va

 

 

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