miércoles, 30 de junio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 - DE JULIO – VIERNES – 13ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Otón de Bamberg

 


 

2 - DE JULIO – VIERNES –

13ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Otón de Bamberg

 

    Lectura del libro del Génesis (23,1-4.19;24,1-8.62-67):

 

    Sara vivió ciento veintisiete años, y murió en Villa Arbá (hoy Hebrón), en país cananeo. Abrahán fue a hacer duelo y a llorar a su mujer.

    Después dejó a su difunta y habló a los hititas:

    «Yo soy un forastero residente entre vosotros. Dadme un sepulcro en propiedad, en terreno vuestro, para enterrar a mi difunta.»

    Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré (hoy Hebrón), en país cananeo. Abrahán era viejo, de edad avanzada, el Señor lo había bendecido en todo.

    Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:

    «Pon tu mano bajo mi muslo, y júrame por el Señor, Dios del cielo y Dios de la tierra, que, cuando le busques mujer a mi hijo, no la escogerás entre los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a mi tierra nativa, y allí buscarás mujer a mi hijo Isaac.»

    El criado contestó:

    «Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?»

    Abrahán le replicó:

    «De ninguna manera lleves a mi hijo allá. El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del país nativo, que me juró: "A tu descendencia daré esta tierra", enviará su ángel delante de ti, y traerás de allí mujer para mi hijo. Pero, si la mujer no quiere venir contigo, quedas libre del juramento. Sólo que a mi hijo no lo lleves allá.»

    Mucho tiempo después, Isaac se había trasladado del "Pozo del que vive y ve" al territorio del Negueb. Una tarde, salió a pasear por el campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos.     También Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello y dijo al criado:

    «¿Quién es aquel hombre que viene en dirección nuestra por el campo?»

    Respondió el criado:

    «Es mi amo.»

    Y ella tomó el velo y se cubrió. El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac la metió en la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 105

 

    R/. Dad gracias al Señor porque es bueno

 

    Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,

pregonar toda su alabanza? R/.

 

   Dichosos los que respetan el derecho

y practican siempre la justicia.

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R/.

 

   Visítame con tu salvación:

para que vea la dicha de tus escogidos,

y me alegre con la alegría de tu pueblo,

y me gloríe con tu heredad. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

 

    En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

    «Sígueme.»

    Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

    Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:     «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»

    Jesús lo oyó y dijo:

    «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.

    Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Decir que Mateo se dedicaba a cobrar los impuestos era lo mismo que afirmar que era un ladrón. Su trabajo era un oficio en el que se ganaba lo que se cobraba "de más" a los contribuyentes (Tácito, Ant. 3, 52-54; Josefo, Bell. J., 2, 372).

De ahí, el desprecio de la gente hacia este tipo de individuos. Se les asociaba con gentes tan poco estimadas como los mendigos, los ladrones, los usureros, los dueños de prostíbulos y los adúlteros (Cicerón, De off. 1, 50; Josefo, Bell. J., 2, 384; Filóstrato, Apolonio 8, 7. 11. Cf. W. Carter).

Pues bien, a un individuo de tan mala calificación es al que Jesús se dirige. Y sin más explicaciones, le plantea la llamada: Sígueme. Y tan inmediata como fue la llamada, así fue la respuesta.

Sin duda alguna, era enorme la "atracción" que 'ejercía Jesús sobre las gentes más marginales de su tiempo y de aquella sociedad.

 

2.  Por otra parte, es lógico pensar que Jesús quería convertir a los corruptos de su tiempo. Pero vio que el procedimiento   para que los corruptos cambiasen no consistía en alejarse de ellos. Y, menos aún, mediante insultos, agresiones y ofensas o amenazas. 

Por eso, el Evangelio afirma -de forma sorprendente- que Jesús "comía con pecadores y publicanos" (Lc 15, 1-2).

Se ha dicho muchas veces que los   "pecadores" eran los "impuros". Quienes mejor han estudiado este asunto han   llegado a la conclusión de que los pecadores eran "los malvados…, aquellos que pecaban con plena conciencia y de forma execrable sin arrepentimiento" (R Sanders).

 

3.  Pues bien, lo más fuerte es que Jesús, al comer con aquellas gentes y hacerse amigo de ellos, asociaba su vida a grupos y expresiones que funcionaban e iban unidos a términos simbólicos que definían una posición social que era abiertamente difamatoria (Dennis E. Smith).

En el fondo, lo que el evangelio de Mateo quiere dejar claro es la significación del texto famoso de Os 6, 6: Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9, 13; 12, 7).

El Evangelio nos viene a decir que, si no eres bueno con los que son considerados como malos, la religión, el culto y las observancias no te sirven para nada.

 

San Otón de Bamberg

 


 

En Bamberg, de Franconia, san Otón, obispo, que evangelizó con gran celo a los pomeranios.

 

 

Vida de San Otón de Bamberg

 

San Otón fue obispo de Bamberg y es llamado el Apóstol de Pomerania . Nació en Suabia, Alemania, y vivió en el siglo XII. Huérfano de padre y madre, enfrentó muchas dificultades para costear sus estudios en filosofía y ciencias humanas. Partió a Polonia para ganarse la vida. Poco a poco se estableció y fundó una escuela que ganó prestigio y le dio buenas ganancias.

Se hizo conocido y estimado en la corte polaca, amigo y consejero del emperador, que lo nombró obispo de Bomberg. San Otón, sin embargo, solamente quedó con la conciencia tranquila cuando fue consagrado obispo por el papa Pascual, alrededor del año 1106.

Es considerado el evangelizador de la Pomerania; fundó allí numerosos monasterios. Y apoyado por Boleslao, duque de Polonia que dominaba la región, y por Vratislao, duque cristiano de Pomerania, recorrió todas las ciudades instruyendo a los gentiles y bautizando a los que se adherían a la fe, intercediendo ante el príncipe por la liberación de los prisioneros, exhortando a todos a abandonar los ídolos y a convertirse al Dios de Jesucristo. Esparció misioneros por toda la Pomerania.

                          

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                                  

martes, 29 de junio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 - DE JULIO – JUEVES – 13ª – SEMANA DEL T. O. – B – Santa Esther

 

 


1 - DE JULIO – JUEVES –

13ª – SEMANA DEL T. O. – B –

Santa Esther

 

    Lectura del libro del Génesis (22,1-19):

  

   En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: «¡Abrahán!»
    Él respondió:

    «Aquí me tienes.»
    Dios le dijo:

    «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.»
    Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.

    El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos.
    Y Abrahán dijo a sus criados:    «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.»
    Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
    Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre.»
    Él respondió:

    «Aquí estoy, hijo mío.»
    El muchacho dijo:

    «Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?»
    Abrahán contestó:

    «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»
    Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
    Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

    «¡Abrahán, Abrahán!»
    Él contestó:

    «Aquí me tienes.»
    El ángel le ordenó:

    «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
    Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en una maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.    Abrahán llamó a aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve.»
    El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:    «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»
    Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Abrahán se quedó a vivir en Berseba.

Palabra de Dios

Salmo: 114

    R/. Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida

   Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco. 
R/.

    Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.» 
R/.

    El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó. 
R/.

 

   Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. 
R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8):

   En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.
    Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:

    «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
    Algunos de los escribas se dijeron:

    «Éste blasfema.»
    Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:

    «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados están perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo dirigiéndose al paralítico–: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.»
    Se puso en pie, y se fue a su casa.

    Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Palabra del Señor

 

1.  Por supuesto, este relato da cuenta de una curación prodigiosa que realizó

Jesús con un impedido, que, por su enfermedad, estaba reducido a la dependencia total de quienes querían llevarlo o traerlo y ayudarle en todo.  Una vez más, la bondad de Jesús libera a aquel hombre de sus penalidades y sufrimientos. Pero Jesús va indeciblemente más lejos. Porque, no solo le devuelve al hombre la salud perdida, sino que, además de eso, le da una dignidad de la que se veía privado. ¿Por qué?

 

2.   En la cultura de Israel, tan profundamente marcada por las creencias religiosas, se asociaba la enfermedad con el pecado.  De forma que quien estaba enfermo, por eso mismo, era considerado como un pecador (él o su familia), es decir, como mala persona o mala gente. 

La enfermedad era un castigo divino.

Así de cruel suele ser la religión (cf. Jn 9, 2; Mt 4, 23-25; 1 Cor 11, 30). Por eso

Jesús, sin esperar a que el enfermo se lo pidiera, ni que expresara arrepentimiento o confesión de sus pecados, lo perdona de todo, con escándalo de los letrados, que hasta llegan a pensar de Jesús que era un blasfemo. 

     Jesús, por tanto, sana a la persona entera. Le devuelve su salud y su dignidad.

 

3.  Este hecho nos lleva derechamente al problema del perdón de los pecados en la Iglesia. Es evidente que, tal como el clero ejerce el poder de perdonar los pecados, ese poder se convierte en una forma de dominio sobre la privacidad y la intimidad del ser humano. Un poder que toca donde nada ni nadie puede tocar. Y bien sabemos el tormento que esto es para muchas personas.

Lo que se traduce en el abandono masivo del sacramento de la penitencia.

Es verdad que, a mucha gente le sirve de alivio el poder desahogarse de problemas íntimos que son preocupantes.  

Como desahogo, eso es bueno.   

Como obligación, que condiciona el perdón, eso es insufrible.

Por eso es importante saber esto: lo que dice el concilio de Trento (Ses. 14, cap. V) sobre la confesión de los pecados, necesita dos aclaraciones:

1)  No es verdad que el Señor instituyera la confesión íntegra de los pecados; eso no consta en ninguna parte.

 

2) Jesucristo no ordenó sacerdotes "como presidentes y jueces", ni siquiera

"a modo de" (ad instar) presidentes y jueces (DH 1679).

 Por tanto, en la Iglesia debe prevalecer la posibilidad real de que cada cual le pida perdón a Dios y pacifique su conciencia como más le ayude.  Quizá la forma más adecuada es la que ya estableció el papa Pablo VI mediante la penitencia comunitaria.

 

Santa Esther

 


 

Personaje bíblico: reina de Persia e intercesora del pueblo Judío, al que salvó del exterminio. Prefiguración de la Virgen María como auxilio del Pueblo de Dios.

 

 

Vida de Santa Ester o Esther

 

El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo.

El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la Encíclica "Divino Afflante Spiritu". Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.

En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.

La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.

Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo cristiano.