miércoles, 16 de junio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 - DE JUNIO – JUEVES – 11ª – SEMANA DEL T. O. – B – Santa Teresa de Portugal

 

 


17 - DE JUNIO – JUEVES –

11ª – SEMANA DEL T. O. – B –

Santa Teresa de Portugal

 

    Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,1-11):

 

   Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo.

    Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos.

    ¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo.

    ¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros?

    Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades.

    Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 110,1-2.3-4.7-8

     

    R/. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

 

   Doy gracias al Señor de todo corazón,

en compañía de los rectos, en la asamblea.

Grandes son las obras del Señor,

dignas de estudio para los que las aman. R/.

 

   Esplendor y belleza son su obra,

su generosidad dura por siempre;

ha hecho maravillas memorables,

el Señor es piadoso y clemente. R/.

 

   Justicia y verdad son las obras de sus manos,

todos sus preceptos merecen confianza:

son estables para siempre jamás,

se han de cumplir con verdad y rectitud. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

 

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

    «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis.

    Vosotros rezad así:

     "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."

    Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

 

Palabra del Señor

 

1.  No rezamos para informar a Dios de lo que pensamos que nos hace falta. Según la idea comúnmente aceptada, Dios sabe lo que necesitamos antes de que se lo digamos. Tampoco rezamos para mover a Dios a que quiera lo que nosotros queremos.

Rezamos porque es humano acudir a quien pensamos que nos puede ayudar. Lo cual quiere decir que, cuando rezamos, expresamos nuestros deseos más sinceros y más apremiantes.

 

2.  Según lo dicho, la oración es la mejor expresión de cómo es nuestra religiosidad y para qué nos moviliza.  En esto radica la importancia singular que tiene la oración que Jesús nos enseñó.  En esta oración, Jesús nos dice lo que, ante todo, nos tiene que interesar en la vida. Es decir, los motivos y los valores que han de movilizar nuestro comportamiento.

 

3.  El tema de Dios es decisivo, quizá lo más decisivo, para movilizarnos hacia el bien o hacia el mal. La creencia en Dios ha hecho santos y ha humanizado a mucha gente. Como ha hecho criminales y ha deshumanizado a tantas personas. Por eso Jesús dice que, cuando acudimos a Dios, solo tengamos en la cabeza a un Padre, jamás a un Déspota o un Tirano.

Que le pidamos, es decir, que lo más apremiante para nosotros sea que nadie le falte al respeto a ese nombre, o sea que no lo utilice para mandar, en nombre de Dios, lo que nunca se debe mandar: privar a las personas de su libertad, de su dignidad, de su felicidad.     

Y, menos aún, para conseguir que la gente se sienta mal, se sienta culpable, amenazada, indigna. Si de Dios pensamos y sentimos así, lo demás que dice el "Padre nuestro" resulta lógico y es la mejor oración que se puede hacer.

 

Santa Teresa de Portugal


 

 

En Lorvaô, en Portugal, santa Teresa, quien, reina de León y madre de tres hijos, al perder a su esposo abrazó la vida regular en un monasterio fundado por ella misma, bajo la disciplina cisterciense.

                                                                                                                              

 

Vida de Santa Teresa de Portugal

 

 

Santa Teresa, reina de Portugal, (1175-1250). Hija de don Alonso IX de León y de Dª. Dulce de Aragón. Monja cisterciense en San Benito de Lorbaño, cerca de Coimbra. se casó con su primo, el rey Alfonso IX de León. Tras varios años de feliz vida marital (y varias hijas), el matrimonio fue declarado nulo por el parentesco demasiado estrecho entre ella y Alfonso y no haber recibido las dispensaciones apropiadas. Alfonso se casó con doña Berenguela, la madre de Fernando III el Santo.

Teresa volvió al monasterio cisterciense de San Benito de Lorbao, próximo a Coimbra. Allí se entregó a la práctica de todas las virtudes hasta su muerte, en gran ancianidad, el 17 de junio de 1250. Fue enterrada en su mismo monasterio, junto a la tumba que ella había dispuesto veinte años antes para su santa hermana Sancha, virgen clarisa, fundadora del convento de Santa María de las Cellas.

Teresa pudo fácilmente haber guardado rencor, no lo hizo así. Con su ayuda se alcanzó un acuerdo pacífico.

Guardar rencor es como montar en bicicleta con una piedra en el zapato. A veces se va para un lado, pero la mayoría de las veces hace que cada pedalada sea miserable.

Lo peor de los rencores es la amargura que crean en nuestra alma. A menudo la persona a la que guardamos rencor ni siquiera sabe que estemos molestos y enfurecidos con ella. Acabamos por gastar extraordinarias cantidades de tiempo labrando y planeando nuestra venganza, para acabar descubriendo que la venganza nunca es tan dulce como creemos que lo va a ser. Si mantienes rencor contra alguien o contra algo, ahora es el momento de sacarte la piedra del zapato. Tienes la garantía de que te sentirás mejor y caminarás mejor.

El 20 de mayo de 1705 el Papa Clemente XI confirmó su culto.

 

Fuente: catholic.net

 

 

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