26 - DE JUNIO – SÁBADO
–
12ª – SEMANA DEL T.
O. – B –
San Josemaría Escrivá
Lectura del libro del Génesis
(18,1-15):
En aquellos días, el
Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba
sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a
tres hombres en pie frente a él.
Al verlos,
corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra,
diciendo:
«Señor, si he
alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua
para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras,
traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis
pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron:
«Bien, haz lo
que dices.»
Abrahán entró
corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
«Aprisa, tres
cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a
la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo
guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo
sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le
dijeron:
«¿Dónde está
Sara, tu mujer?»
Contestó:
«Aquí, en la
tienda.»
Añadió uno:
«Cuando
vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Sara lo oyó,
detrás de la entrada de la tienda.
Abrahán y
Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos.
Sara se rió
por lo bajo, pensando:
«Cuando ya
estoy seca, ¿voy a tener placer con un marido tan viejo?»
Pero el Señor
dijo a Abrahán: «¿Por qué se ha reído
Sara, diciendo: “De verdad que voy a tener un hijo a mis años.” ¿Hay algo
difícil para Dios?
Cuando vuelva
a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido
un hijo.»
Pero Sara,
que estaba asustada, lo negó:
«No me he
reído.»
Él replicó:
«No lo
niegues, te has reído.»
Palabra de Dios
Salmo: 1,46-47.48-49.50.
53. 54-55
R/. El Señor se acuerda de la
misericordia
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R/.
Porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo. R/.
Y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R/.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Mateo (8,5-17):
En aquel tiempo, al
entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo
en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le
contestó:
«Voy yo a
curarlo.»
Pero el
centurión le replicó: «Señor, no soy
quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado
quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis
órdenes; y le digo a uno: "Ve" y va; al otro: "Ven", y
viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo,
Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«Os aseguro
que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con
Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos
del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar
de dientes.»
Y al
centurión le dijo:
«Vuelve a
casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel
momento se puso bueno el criado.
Al llegar
Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la
mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer,
le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y
curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:
«Él tomó
nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor
1. Impresiona
en este relato la humanidad de Jesús. Y la humanidad del centurión. Jesús
atiende la petición de un hombre que es: extranjero, militar de
graduación,
de las tropas de ocupación. Y lo atiende de forma que quiere ir a su casa, le
concede lo que pide y, sobre todo, lo elogia hasta decir que tiene más fe
que cualquier judío. Más aún, Jesús
afirma que se acabaron los privilegios de cualquier religión, ya que del
mundo entero (Oriente y Occidente)
vendrán los que, ante Dios, tendrán el mismo premio que los patriarcas de
Israel.
2.
El centurión no quiere que su criado siga sufriendo. No se considera
digno de que Jesús vaya a su casa. No menciona su autoridad, sino su sumisión a
la disciplina establecida, y muestra una fe sin límites en Jesús. Es la fe-confianza
que acepta la palabra de Jesús con tal convicción, que está completamente
seguro de que esa palabra suprime el sufrimiento y da vida.
3.
El relato no habla de la "conversión" del centurión. No dice
que dejara su religión y se hiciera prosélito judío. Ni dice que los que
vendrán de Oriente y Occidente, para alcanzar tanta gloria como los patriarcas,
abandonarán sus "falsas creencias". - ¿No se puede decir que, para
Jesús, lo decisivo no es la pertenencia a una determinada religión, sino la humanidad
y la fe que muestra el centurión?
San Josemaría Escrivá
Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, bautizado con el nombre José María
Julián Mariano1 (Barbastro, Huesca, Aragón,
9 de enero de 1902-Roma, 26 de junio de 1975) fue un sacerdote español,
fundador en 1928 del Opus Dei y santo de la Iglesia Católica, cuya fiesta se
celebra el 26 de junio.
Escrivá obtuvo un doctorado en derecho civil por la Universidad Central de
Madrid y otro en teología por la Pontificia Universidad Lateranense. Su obra
principal fue la fundación, administración y expansión del Opus Dei, una
institución perteneciente a la Iglesia Católica. Su publicación más conocida es
Camino, obra traducida a decenas de idiomas y con varios millones de ejemplares
vendidos.
Vida de San Josemaría Escrivá
San Josemaría Escrivá de Balaguer nace en 1902 en
Barbastro, España. Es el segundo de seis hermanos. Aprende de sus padres y en
la escuela los fundamentos de la fe e incorpora tempranamente a su vida
costumbres cristianas como la confesión y la comunión frecuentes, el rezo del
Rosario y la limosna. La muerte de tres hermanas pequeñas y la ruina económica
familiar le hacen conocer muy pronto la desgracia y el dolor: esta experiencia
templa su carácter, de un natural alegre y expansivo, y le hace madurar. En
1915 la familia se traslada a Logroño, donde su padre ha encontrado un nuevo
trabajo.
En 1918, Josemaría intuye que Dios quiere algo de él,
aunque no sabe qué es. Decide entregarse por entero a Dios y hacerse sacerdote.
Piensa que de ese modo estará más disponible para cumplir la voluntad divina.
Comienza los estudios eclesiásticos en Logroño, y en 1920 se incorpora al
seminario diocesano de Zaragoza, en cuya Universidad Pontificia completa su
formación previa al sacerdocio. En Zaragoza cursa también -por sugerencia de su
padre y con permiso de los superiores- los estudios universitarios de Derecho.
En 1925 recibe el sacramento del Orden y comienza a desarrollar su ministerio
pastoral, con el que, a partir de entonces, se identifica su existencia. Ya
sacerdote, sigue a la espera de la luz definitiva sobre lo que Dios quiere de
él.
En 1927 se traslada a Madrid para obtener el doctorado
en Derecho. Le acompañan su madre, su hermana y su hermano, pues desde el
fallecimiento de su padre, en 1924, Josemaría es el cabeza de familia. En la
capital de España lleva a cabo un intenso servicio sacerdotal, principalmente
entre pobres, enfermos y niños. Al mismo tiempo, se gana la vida y mantiene a
los suyos impartiendo clases de materias jurídicas.
Son tiempos de grandes apuros económicos, vividos por
toda la familia con dignidad y buen ánimo. Su apostolado sacerdotal se extiende
también a jóvenes estudiantes, artistas, obreros e intelectuales que, en
contacto con los pobres y enfermos a los que Josemaría atiende, van aprendiendo
a practicar la caridad y a comprometerse con sentido cristiano en la mejora de
la sociedad.
En Madrid, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro
espiritual, Dios le hace ver la misión a la que lo ha destinado: ese día nace
el Opus Dei. La misión específica del Opus Dei es promover entre hombres y
mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de
seguimiento de Cristo, de amor a Dios y al prójimo y de búsqueda de la santidad
en la vida cotidiana. Desde 1928, Josemaría Escrivá se entrega en cuerpo y alma
al cumplimiento de la misión fundacional que ha recibido, aunque no por eso se
considera un innovador ni un reformador, pues está convencido de que Jesucristo
es la eterna novedad y de que el Espíritu Santo rejuvenece continuamente la
Iglesia, a cuyo servicio ha suscitado Dios el Opus Dei. En 1930, como
consecuencia de una nueva luz que Dios enciende en su alma, da inicio al
trabajo apostólico de las mujeres del Opus Dei. Josemaría Escrivá pondrá
siempre a la mujer, como ciudadana y como cristiana, frente a su personal
responsabilidad -ni mayor ni menor que la del varón- en la construcción de la
sociedad civil y de la Iglesia.
En 1934 publica -con el título provisional de
"Consideraciones espirituales"- la primera edición de
"Camino", su obra más difundida, de la que con el paso de los años se
han editado más de cuatro millones de ejemplares. En la literatura espiritual,
Josemaría Escrivá también es conocido por otros títulos como "Santo
Rosario", "Es Cristo que pasa", "Amigos de Dios",
"Via Crucis", "Surco" o "Forja". La guerra civil
española (1936-1939) supondrá un serio obstáculo para la naciente fundación.
Son años de sufrimiento para la Iglesia, marcados, en muchos casos, por la
persecución religiosa, de la que el fundador del Opus Dei sólo después de
numerosas penalidades conseguirá salir indemne.
En 1943, por una nueva gracia fundacional que Josemaría
Escrivá recibe durante la celebración de la Misa, nace la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz, en la que se incardinan sacerdotes que proceden de los fieles
laicos del Opus Dei. La plena pertenencia de fieles laicos y de sacerdotes al
Opus Dei, así como la orgánica cooperación de unos y otros en sus apostolados,
es un rasgo propio del carisma fundacional del Opus Dei que la Iglesia ha
confirmado al determinar su específica configuración jurídica. La Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz desarrolla también, en plena sintonía con los
Pastores de las Iglesias locales, actividades de formación espiritual para
sacerdotes diocesanos y candidatos al sacerdocio. Los sacerdotes diocesanos
también pueden formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sin
dejar de pertenecer al clero de sus respectivas diócesis.
Consciente de que su misión tiene raíz y alcance
universales, Josemaría Escrivá se traslada a Roma en 1946, apenas concluida la
guerra mundial. Entre ese año y 1950, el Opus Dei recibe varias aprobaciones
pontificias con las que quedan corroborados sus elementos fundacionales
específicos: su finalidad sobrenatural, cifrada en difundir el mensaje
cristiano de la santificación de la vida corriente; su misión de servicio al
Romano Pontífice, a la Iglesia universal y a las Iglesias locales; su carácter
universal; la secularidad; el respeto de la libertad y la responsabilidad
personales y del pluralismo en temas políticos, sociales, culturales, etc.
Desde Roma, por directo impulso del fundador, el Opus Dei irá extendiéndose
paulatinamente a treinta países de los cinco continentes entre 1946 y 1975.
A partir de 1948 pueden pertenecer al Opus Dei, a
pleno título, personas casadas que buscan la santidad en su propio estado. En
1950, la Santa Sede aprueba también que sean admitidos como cooperadores y ayuden
en las labores del Opus Dei hombres y mujeres no católicos y no cristianos:
ortodoxos, luteranos, hebreos, musulmanes, etc.
En la década de los 50, Josemaría Escrivá alienta la
puesta en marcha de proyectos muy variados: escuelas de formación profesional,
centros de capacitación para campesinos, universidades, colegios, hospitales y
dispensarios médicos, etc. Estas actividades, fruto de la iniciativa de fieles
cristianos corrientes que desean atender, con mentalidad laical y sentido
profesional, las concretas necesidades de un determinado lugar están abiertas a
personas de todas las razas, religiones y condiciones sociales: la clara
identidad cristiana de las iniciativas promovidas por los fieles del Opus Dei,
en efecto, se compagina con un profundo respeto a la libertad de las
conciencias.
Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), el
fundador del Opus Dei mantiene una relación intensa y fraterna con numerosos
Padres conciliares. Objeto de sus frecuentes conversaciones son algunos de los
temas que constituyen el núcleo del magisterio conciliar, como por ejemplo la
doctrina sobre la llamada universal a la santidad o sobre la función de los
laicos en la misión de la Iglesia. Profundamente identificado con la doctrina
del Vaticano II, Josemaría Escrivá promoverá diligentemente su puesta en
práctica a través de las actividades formativas del Opus Dei en todo el mundo.
Entre 1970 y 1975, su empeño evangelizador le mueve a
emprender viajes de catequesis por Europa y América. Mantiene numerosas
reuniones de formación, sencillas y familiares -aun cuando a veces asisten
miles de personas-, en las que habla de Dios, de los sacramentos, de las
devociones cristianas, de la santificación del trabajo, con el mismo vigor
espiritual y capacidad comunicativa de sus primeros años de sacerdocio.
Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Lloran su
muerte miles de personas que se han acercado a Cristo y a la Iglesia gracias a
su labor sacerdotal, a su ejemplo y a sus escritos. Un gran número de fieles se
encomiendan desde ese día a su intercesión y piden su elevación a los altares.
El 6 de octubre de 2002, más de 400.000 personas
asisten en la plaza de san Pedro a la canonización de Josemaría Escrivá. En la
homilía, Juan Pablo II señaló que el nuevo santo comprendió más claramente que
la misión de los bautizados consiste en elevar la Cruz de Cristo sobre toda
realidad humana, y sintió surgir de su interior la apasionante llamada a
evangelizar todos los ambientes.
El Papa animó a los peregrinos llegados desde los cinco
continentes a seguir sus huellas. "Difundid en la sociedad, sin distinción
de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a
la santidad. Esforzaos por ser santos vosotros mismos en primer lugar,
cultivando un estilo evangélico de humildad y servicio, de abandono en la
Providencia y de escucha constante de la voz del Espíritu".
(Fuente:
escrivaobras.org)
Oración a San Josemaría Escrivá
Oh Dios, que por
mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias
innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei,
camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los
deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con
alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas,
iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme por la
intercesión de San Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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