miércoles, 9 de junio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 - DE JUNIO – VIERNES – 10ª – SEMANA DEL T. O. – B – SDO. CORAZON DE JESUS - SOLEMNIDAD

 

 


     11 - DE JUNIO – VIERNES –

10ª – SEMANA DEL T. O. – B –

           SDO. CORAZON DE JESUS          

SOLEMNIDAD

                               

Lectura de la profecía de Oseas (11,1b.3-4.8c-9):

Así dice el Señor:

«Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñe a andar a Efraín lo alzaba en brazos; y él comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.»

Palabra de Dios

 

Salmo: Is 12,2-3.4bcd.5-6

                                                              

      R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación

El Señor es mi Dios y Salvador:

confiaré y no temeré, porque mi fuerza

y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,

invocad su nombre,

contad a los pueblos sus hazañas,

proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,

anunciadlas a toda la tierra;

gritad jubilosos, habitantes de Sión:

«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.

 

      Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,8-12.14-19):

A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él. Por esta razón, doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.

Palabra de Dios

                                                                                     

Lectura del santo evangelio según san Juan (19,31-37):

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»

Palabra del Señor

                                                                                                                  

1.  En el día del Sagrado Corazón de Jesús, la liturgia nos recuerda el episodio de la lanzada, que, tal como lo relata el IV evangelio fue un hecho que, por una parte, tiene que ver algo importante con el corazón de aquel hombre, Jesús, que acababa de fallecer; y, por otra parte, es un hecho del que no nos informan los otros evangelios. Además, se trata de algo que, tal como lo presenta el autor del IV evangelio, aquello fue un acontecimiento importante, atestiguado de forma insistente, y asegurando (el mismo autor) que le consta, que dice la verdad, ya que es algo fundamental para la fe de los cristianos.

 - ¿Qué representa todo esto?  - ¿Qué enseñanza nos deja para que también nosotros creamos?

 

2.  Durante su ministerio, Jesús le habló a una mujer samaritana del agua de la vida que él iba a dar (Jn 4, 10).

Jesús había dicho también, refiriéndose a sí mismo: De su seno correrán ríos de agua viva (Jn 7, 38; cf. Neh 3, 15).

Jesús hablaba del agua que dio la vida al pueblo en el desierto, según los textos que se leían en la fiesta de las chozas (Ez 47, 1-12; Sal 78, 15; Zac 13, 1-14, 8) (R. E. Brown, J. Mateos).

- ¿En qué consiste tal agua, el agua que da la vida a quienes se acercan a ella y la beben?

 

3.  Es la fuente de vida que brota de la muerte, de la humillación y el fracaso total, de la "autoestigmatización" completa, a donde descendió Jesús al morir como murió y de la manera que murió. 

En eso, ahí, está la fuente que nos puede dar la vida en este desierto de muerte, que es la sociedad desconcertada en la que vivimos, el mundo seco y solo de la dura crisis que vivimos.

Quienes, como lo hizo Jesús, bajamos y nos abajamos, para ser honrados y buenos hasta la última fibra de nuestro ser, somos y seremos los que podremos sacar a este mundo del desierto y del desamparo en que todos vivimos ahora mismo. Y lo peor del caso es que muchos ni somos conscientes, ni nos damos cuenta, de lo que nos pasa. Y, menos aún, de la solución que esto

puede tener. La solución no está en la "religión", sino en la "bondad" que toca las profundidades del ser humano.

                                              

SDO. CORAZON DE JESUS

 


 

Explicación de la fiesta

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.

Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.

La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.

Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.

Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.

Debemos vivir recordándolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación?, ¿qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).

Debemos, por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.

Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

 

Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.

Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.

Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.

El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

 

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:

Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).

2. Pondré paz en sus familias.

3. Los consolaré en todas las aflicciones.

4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.

5. Bendeciré abundantemente sus empresas.

6. Los pecadores hallarán misericordia.

7. Los tibios se harán fervorosos.

8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.

9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.

10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.

12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.

 

Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:

Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,

renovamos alegremente la Consagración

de nuestra familia a tu Divino Corazón.

Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,

el Jefe protector de nuestro hogar,

el Rey y Centro de nuestros corazones.

Bendice a nuestra familia, nuestra casa,

a nuestros vecinos, parientes y amigos.

Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.

 

Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.

Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.

Queremos ser instrumentos de paz y de vida.

Que nuestro amor a tu Corazón compense,

de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.

Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti. Confianza profunda, ilimitada.

 

Por: Teresa Vallés –

 Fuente: Catholic.net

 

 


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