jueves, 3 de junio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 - DE JUNIO – SÁBADO – 9ª – SEMANA DEL T. O. – B – SAN BONIFACIO, obispo y mártir

 


 

 

5 - DE JUNIO – SÁBADO –

9ª – SEMANA DEL T. O. – B –

      SAN BONIFACIO, obispo y mártir

 

    Lectura del libro de Tobías (12,1.5-15.20):

 

    Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.»

    Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:

    «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias.

    Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen.

    Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de si mismos.

    Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen.     Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara.

    Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»

 

Palabra de Dios

      

    Salmo: Tb 13,2.6.7.8

 

    R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

 

    Él azota y se compadece,

hunde hasta el abismo y saca de él,

y no hay quien escape de su mano. R/.

 

   Veréis lo que hará con vosotros,

le daréis gracias a boca llena,

bendeciréis al Señor de la justicia

y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

 

   Yo le doy gracias en mi cautiverio,

anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. R/.

 

    Convertíos, pecadores,

obrad rectamente en su presencia:

quizá os mostrará benevolencia

y tendrá compasión. R/.     

 

    Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

 

   En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:   «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»

    Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.

    Llamando a sus discípulos, les dijo:

    «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

 

Palabra del Señor

               

1.  Jesús nos dice, en este evangelio, que no debemos tener miedo a criticar en público a dirigentes religiosos cuyo comportamiento no es ejemplar precisamente, sino todo lo contrario.

Aquí, la crítica es muy concreta y muy fuerte. Es concreta porque se dirige expresamente a los "letrados", es decir, los maestros de la ley. Eran los teólogos de entonces. Pero teólogos "oficiales", valga la expresión. Porque actuaban con autoridad a la que se sometían los ciudadanos creyentes. Y es una crítica fuerte porque Jesús los presenta como un grupo ante el que hay que tomar precauciones y alejarse de ellos.

 

2. ¿En qué estaba el peligro de los letrados?

¿Por qué aquellos hombres eran tan peligrosos?

Es curioso que, siendo hombres profesionales de la enseñanza magisterial, lo que Jesús censura en ellos no es su enseñanza (lo que enseñan), sino su forma de vida: cómo visten, la vanidad de los notables que se complacen en ser saludados con reverencias por las calles, la búsqueda de los primeros puestos. Y, sobre todo, lo que más duramente censura Jesús es la utilización de los rezos y de las prácticas religiosas para devorar los bienes de las viudas. O sea, lo que Jesús no soporta, de ninguna manera, es la ambición de poder y la codicia de dinero. Ahí y en eso es donde Jesús ve el máximo peligro.

Es, a juicio de Jesús, algo tan grave, que en eso es en lo que se nos presenta el máximo peligro, según el criterio de Jesús.

 

3.  Y es que los criterios de Jesús, sobre el valor del dinero, nos resultan a nosotros sencillamente desconcertantes. Para Jesús, en efecto, el valor del dinero no está en la cantidad que se percibe, sino en la generosidad con que se da.

Eso es lo que Jesús elogia en la pobre viuda que echa una pequeña moneda en el cepillo del Templo. Cosa que contrasta con las importantes cantidades que daban los ricos. Por eso, en la sociedad, se aprecia más a los ricos y potentados que a los necesitados que se ayudan mutuamente en lo poco que tienen.

 

4.  Sin duda alguna, andamos muy lejos de la mentalidad de Jesús y de su Evangelio en cuanto se refiere al poder y al dinero.

Con criterios evangélicos, estos temas se tienen que entender y vivir como los vivía Jesús, no como los viven y enseñan en los centros de estudios políticos o económicos.

El Evangelio ve la vida de otra manera. No en función del interés, sino del sufrimiento de quienes peor lo pasan en la vida.

 

      SAN BONIFACIO, obispo y mártir


Apóstol de Alemania

San Bonifacio, obispo y mártir Memoria

Nació en Inglaterra hacia el 673; hizo su profesión religiosa en el monasterio de Exeter. El año 719 marchó a Alemania a predicar la fe cristiana, obteniendo notable éxito. Consagrado obispo de Maguncia, fundó o instauró, con ayuda de varios compañeros, numerosas iglesias en Baviera, Turingia y Franconia, congregó diversos concilios y promulgó leyes.

Fue asesinado por unos paganos durante la evangelización de los frisones en el año 754, y su cuerpo fue sepultado en la abadía de Fulda.

     San Bonifacio nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex (Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716 con dos compañeros se encaminó a Turingia; pero aún no era la hora de su apostolado. Regresó a su monasterio y en el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le dijo: "Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio". Este nombre significa "bienhechor".

En 719 se dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se marchó a Hesse, convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a orillas del río Olm, fundó el primer monasterio. Regresó a Roma, donde el papa lo ordenó obispo.

Poco después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de Fritzlar. En el año 725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su obra misionera, fundó el monasterio de Ordruf. Presidió un concilio donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno, quien lo apoyó en su empresa. En el año 737, otra vez en Roma, el papa lo elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia. Prosiguió su misión evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de colaboradores. También llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la conversión del país alemán, emparentado racialmente con el suyo. Entre éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de Bonifacio, santa Lioba. Este es el origen de los conventos de mujeres. Prosiguió fundando monasterios y celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia, a consecuencia de lo cual ambas quedaron íntimamente unidas a Roma.

El anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba regresar a Frisia (la actual Holanda). Tenía noticias de que los convertidos habían apostatado. Cincuenta y dos compañeros fueron con él. Atravesaron muchos canales, hasta penetrar en el corazón del territorio. Al desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de Frisia fueron bautizados. El día de pentecostés debían recibir el sacramento de la confirmación.

Bonifacio se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que se acercaba. Salió de su tienda creyendo que serían los recién convertidos, pero lo que vio fue una turba armada con evidente determinación de matarlo. Los misioneros fueron atacados con lanzas y espadas. "Dios salvará nuestras almas", grito Bonifacio. Uno de los malhechores se arrojó sobre el anciano arzobispo, quien levantó maquinalmente el libro del evangelio que llevaba en la mano, para protegerse. La espada partió el libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.

El sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que él fundó. Se lo representa con un hacha y una encina derribada a sus pies, en recuerdo del árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que Bonifacio abatió en Hesse. Es el apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.

 

                               

 

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