8 - DE JUNIO – MARTES –
10ª – SEMANA DEL T. O. – B –
Santiago Berthieu,
Presbítero y Mártir Jesuita
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios
(1,18-22):
¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue
primero «sí» y luego «no».
Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que
Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en
él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un
«sí». Y por él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria suya. Dios es
quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.
Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha
puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
Palabra de Dios
Salmo: 118,129.130.131.132. 133.135
R/. Haz brillar, Señor, tu
rostro sobre tu siervo
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi
alma. R/.
La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los
ignorantes. R/.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus
mandamientos. R/.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
cómo es tu norma con
los que aman tu nombre. R/.
Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me
domine. R/.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-18):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si
la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la
pise la gente. Vosotros sois la luz del
mundo. No se puede ocultar una ciudad
puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla
debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los
de casa. Alumbre así vuestra luz a los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que
está en el cielo.»
Palabra del Señor
1. Estas palabras
van dirigidas a los mismos a quienes se refieren las
bienaventuranzas. A esas gentes, que eran pobres, que
sufrían, que se veían
perseguidas, ofendidas y
calumniadas, les dice Jesús que ellos son la sal de la tierra y la luz del
mundo.
Cuando se lee el Sermón del Monte, conviene fijarse en que este texto lo
dice Jesús a renglón seguido de las bienaventuranzas, sin separación, sin otra
aclaración. El criterio de Jesús es que los que están abajo en la historia son
la sal de la tierra y la luz de este mundo.
2. El criterio de Jesús es que el condimento y la luz, que hacen soportable este mundo, no son los intelectuales, ni los políticos, ni los notables, ni los eclesiásticos, sino los vencidos y los que están abajo en la historia. Lo cual nos parece una contradicción y un despropósito sin pies ni cabeza.
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¿Por qué Jesús tensa las cosas hasta este extremo?
Porque nos quiere decir a todos que el problema más grave que tenemos es el sufrimiento que, por acción o por omisión, nos causamos unos a otros. Y eso es lo que más urge remediar. Eso está antes que los saberes de los intelectuales, que los poderes de los políticos, que las influencias de los notables, y que los dogmas y normas de los predicadores religiosos.
Lo más apremiante, en cualquier momento de la historia, es que la gente
deje de sufrir o, en todo caso, que sufra menos.
3. Cuando se hace eso, el mundo se ilumina y se glorifica
a Dios. La vida tiene sentido.
Santiago Berthieu,
Presbítero y Mártir Jesuita
Martirologio Romano: En Ambiatibes, en Madagascar, San Jacobo Berthieu,
presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que tanto en la paz
como en la guerra trabajó incansable en favor del Evangelio, y tras ser expulsado
hasta tres veces de las misiones, fue encarcelado e invitado vanamente a la
apostasía, siendo muerto finalmente por quienes odiaban la fe. († 1896)
Fecha de beatificación: 17 de Octubre de 1965 por Pablo VI
Fecha de canonización: 21 de octubre de 2012 por S.S. Benedicto XVI.
Nacio el 28 de Noviembre de
1838, en Polminhac, Francia. Murió mientras él estaba acompañando a refugiados
que estaban intentando evitar ataques de otra tribu.
Misionero francés en
Madagascar, disfrutó cinco años pacíficos de actividad misionera antes de que
los movimientos de independencia y rebeliones de tribus rivales le obligara a
que trasladarse de lugar a lugar.
Berthieu fue un sacerdote
diocesano durante nueve años antes de que él decidiera entrar en los Jesuitas a
los 35 años de edad. Él incluso se fijó hacer su misión en Madagascar antes de
que él terminara noviciado. Él hizo sus votos justo antes de empezar su primera
misión en la isla Sainte-Marie. Catequizó a niños, realizaba su ministerio
sacramental y cuidó de los enfermos hasta que en marzo de 1880 el gobierno
francés expulsó a los Jesuitas y los forzaron al destierro.
Mientras Berthieu dedicaba
su energía a cultivar un huerto o jardín que creció durante el tiempo que él no
pudo ejercer ningún ministerio sacerdotal.
En 1885 la paz volvió
cuando un tratado fue firmado; Berthieu volvió a abrir la misión en Ambositra,
Madagascar. Entonces en diciembre de 1891 que él empezó a evangelizar a las
personas en el distrito de Anjozorofady, a corta distancia al norte de
Tananarive.
Berthieu tenía 18 misiones
que visitar, pero su trabajo se interrumpió varias veces por nueva guerra. En
1895 la rebelión de Malagasy contra Francia lo forzó a irse lejos, poco después
él pudo devolver, pero otra rebelión se levantó entre las personas de
Menalamba. Cuando las batallas estuvieron muy cerca, el coronel francés local
el 25 de mayo pidió a las personas salieran del pueblo para sacarlos de
peligro. En junio 6 Berthieu fue aconsejado de llevar a sus feligreses a la
capital, Tananarive.
Ellos empezaron el viaje
pero fueron atacados por la tribu Menalamba y se separaron buscando resguardo
en cualquier pueblo cualquier que ellos pudieran encontrar. Berthieu y algunas
de sus acompañantes encontraron hospitalidad, pero al día siguiente los
Menalamba llegaron al pueblo y arrestaron al misionero. Ellos lo despojaron de
su indumentarioa y lo golpearon antes de obligarle a que caminara bajo la fría
lluvia hacia el pueblo donde su vivía su jefe.
Berthieu se negó a aceptar la oferta de aquel
hombre, que prometió salvarle la vida y darle un puesto de counsejero en la
tribu Menalamba, si él renunciara su fe. Berthieu contestó que él se moriría
antes de abandodar su religión. Varios hombres lo atacaron con garrotes; un
golpe a la cabeza lo mató.
Sus secuestradores
descargaron su cuerpo y luego lo arrojaron al río, nunca fue recuperado. Era el
8 de Junio de 1896.
Autor: Xavier Villalta
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