14 - DE JUNIO – LUNES –
11ª – SEMANA DEL T. O. – B –
Digna, Anastasio y Félix,
Mártires de Córdoba
Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
(6,1-10):
Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco
roto la gracia de Dios, porque él dice:
«En tiempo favorable te escuché, en día de
salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es
día de salvación.
Para no poner en ridículo nuestro
ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario,
continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que
pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas,
noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y
amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la
verdad y la fuerza de Dios.
Con la derecha y con la izquierda empuñamos
las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama.
Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra,
los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los
afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los
necesitados que todo lo poseen.
Palabra de Dios
Salmo: 97,1.2-3ab.3cd-4
R/. El Señor da a conocer su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho
maravillas:
su diestra le ha dado
la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones
su justicia:
se acordó de su
misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de
Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro
Dios.
Aclamad al Señor,
tierra entera;
gritad, vitoread,
tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(5,38-42):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído
que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente".
Yo, en
cambio, os digo:
No hagáis
frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la
túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo
rehuyas.»
Palabra del Señor
1. La "ley del talión", extendida en las
culturas orientales antiguas, fue asumida por Israel: "vida por
vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por
quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal" (Ex 21, 23-25; cf. Lv
24, 19 s; Dt 19, 21).
Se sabe que esta ley fue una liberación y un alivio para las gentes más
oprimidas de la antigüedad. En todo caso, aceptó la represión de la violencia
con la misma violencia.
2. Jesús anula esta ley que, en la práctica, es la
legitimación de la venganza. Pero Jesús llega mucho más lejos. Porque no se
limita a anular la ley de la venganza, sino que además dispone la renuncia a la
propia dignidad (la bofetada), la renuncia a la propiedad (dar la capa al
ladrón), y la renuncia a la defensa (no negarse nunca a dar con creces).
En definitiva, se trata de que, no solo no te vengues de quien te humilla,
te pide lo tuyo o se aprovecha de ti, sino que seas generoso con él, hasta
llegar al exceso de lo que razonablemente supera todo límite.
Jesús no solo invita a refrenar la agresividad, sino que invita a soportar
la agresividad del violento.
3. Es evidente que, al pedir estas cosas, Jesús propone
algo que es provocativo. - ¿Por qué?
Sin duda, porque por aquí va el único camino eficaz que conduce a la
eliminación de la violencia. Nunca deberíamos olvidar que la
violencia constituye un círculo cerrado sobre sí mismo que se alimenta en la propia violencia, que así se hace
más fuerte y, además, se perpetúa. Los "excesos" de no-violencia, que
propone Jesús, son "un gemido del oprimido" (a sigh of the
oppressed. K. Tagawa), que desarma al violento.
Pero no basta cualquier gemido. Tiene que ser tan fuerte como
las renuncias que plantea Jesús. Y conviene caer en la cuenta de que, para
exigir tanta renuncia, Jesús no invoca ni el motivo del Reino, ni nada
relacionado con Dios. El asunto es tan grave, que Jesús consideró que ya era
bastante con presentar el tema en toda su crudeza.
Digna, Anastasio y Félix,
Mártires de Córdoba
En Córdoba, en la región hispánica
de Andalucía, santos mártires Anastasio, presbítero, Félix, monje, y Digna,
virgen, que murieron el mismo día. Anastasio, por confesar su fe cristiana ante
los jueces musulmanes, fue decapitado, y con él murió también Félix, originario
de Getulia, en África del Norte, que había profesado la fe católica y la vida
monástica en Asturias. Digna, aún joven, por haber reprendido al juez por la
muerte de los dos anteriores, fue decapitada de inmediato. († 853)
Breve Biografía
San Anastasio era un sacerdote de Córdoba, hombre venerable que había sido
elevado al sacerdocio después de largos años pasados en el estado monástico. Al
día siguiente del martirio de san Fándilas, se presentó ante los cónsules de la
ciudad y atacó también él, en términos vehementes, a los enemigos de la fe.
Inmediatamente le cortaron la cabeza. Al mismo tiempo ejecutaron a un monje
llamado Félix, originario de Getulia, en África, que había venido por azar a
España; allí se había convertido y abrazado el estado monástico. Ambos cuerpos,
decapitados, se exhibieron junto al río, como el de San Fándilas.
En la tarde de ese mismo día, martirizaron igualmente a una joven religiosa,
llamada Digna. Esta que, a causa de su profunda humildad, se consideraba la
última de todas sus hermanas, decía con frecuencia de la manera más
emocionante: «No me llaméis Digna, sino Indigna, porque mi nombre debe expresar
lo que soy». Durante un sueño vio a santa Ágata deslumbrante de belleza y con
lirios y rosas en sus manos. La santa mártir le dio una rosa roja, exhortándola
a combatir valerosamente por Cristo. Desde entonces, Digna sintió un vivo deseo
de martirio y, cuando los rumores de la ejecución de Anastasio y de Félix
llegaron hasta ella, comprendió que su hora había llegado. Salió secretamente
del monasterio y se presentó ante el juez para reprocharle abiertamente los
asesinatos que acababa de cometer con hombres sin más culpa que la de adorar al
verdadero Dios y de confesar a la Trinidad Santísima. A su vez, Digna fue decapitada
y colgada, como los mártires que le precedieron. La Iglesia ha reunido a estos
tres mártires el día 14 de junio.
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