16 -
DE JULIO – VIERNES –
15ª –
SEMANA DEL T. O. – B –
Nuestra Señora del Carmen
Lectura del libro del Éxodo
(11,10-12.14):
En
aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del
Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los
israelitas de su territorio.
Dijo el Señor a Moisés
y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para
vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año.
Decid a toda la
asamblea de Israel:
"El diez de este mes
cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es
demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta
completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis
hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al
atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa
donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis
panes sin fermentar y verduras amargas. No comeréis de ella nada crudo ni
cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas. No dejaréis
restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis. Y lo comeréis
así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os
lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.
Esta noche pasaré por
todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de
animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La
sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando vea la sangre,
pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a
Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del
Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»
Palabra de
Dios
Salmo:
115,12-13.15-16be.17-18
R/. Alzaré la copa de la
salvación,
invocando el nombre del Señor
Mucho le
cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Siervo tuyo soy, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R/.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (12,1-8):
Un
sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían
hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo,
le dijeron:
«Mira, tus discípulos
están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.»
Les replicó:
«¿No habéis leído lo
que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de
Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a
él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en
la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en
culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo
que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais
a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
Palabra del
Señor
1.
Uno de los peligros más serios, que llevan consigo las religiones, está
en que establecen preceptos, que afectan a cosas importantes en la vida de las
personas, y convencen a sus fieles que la observancia de esos preceptos es más
importante que la felicidad, la dignidad o incluso la vida misma de los seres
humanos.
Cuando las religiones hacen eso, lo que en
realidad hacen es dar más importancia a la religión que a la vida del ser
humano. Con lo cual se llega a la absurda situación de que se anteponen los
medios al fin.
La religión es un medio para un fin, que es
la plenitud de vida del ser humano. Una religión que no funciona así, no puede
ser la religión que representa al Dios de la vida.
2.
Así era la religión de los fariseos que interpelaron a Jesús y le
exigieron que reprendiera a sus discípulos por arrancar espigas en sábado para
quitarse el hambre. La religión de los fariseos anteponía la observancia del
sábado (el medio) a la necesidad de saciar el hambre y poder vivir (el fin). Es
algo que ocurre constantemente en la vida de las gentes que se someten a la
religión. Por eso hay cada día más gente que no quiere saber nada de la
religión, ni de los dirigentes de la religión, ni del Dios al que la religión y
sus dirigentes representan.
3. La respuesta de Jesús viene a decir que las
exigencias de la vida, y de una vida que no pasa faltas y se siente feliz, está
antes que la religión y sus observancias. Porque, de no ser así, tendríamos que
llegar a la horrible conclusión de que Dios quiere sumisión sin condiciones,
aun a costa del sufrimiento de las personas.
- ¿Quién puede creer en semejante Dios?
Nuestra Señora del Carmen
La Virgen Santísima prometió a este
santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden
carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo
escapulario.
Vida
de Nuestra Señora del Carmen
El Carmelo es una cadena montañosa de
Israel que, partiendo de la región de Samaria, acaba por hundirse en el Mar
Mediterráneo, cerca del puerto de Haifa. Esta altura tiene un encanto peculiar.
Es diferente del Monte Nebo, en Jordania, del macizo del Sinaí y del Monte de
los Olivos en Jerusalén.
Todas las montañas palestinas tienen
sus recuerdos teofánicos (es decir de las manifestaciones de Dios), que las
convierten en cumbres sagradas y místicas. Pero ninguna tan sugestiva como el
Monte Carmelo. ¿Por qué San Juan de la Cruz lo tomó como el símbolo de la
ascensión mística? Seguramente se le sugirió el nombre de su propia Orden Carmelitana.
Pero sin duda había alguna intención más profunda que la hacía simpatizar con
el misterio de la sagrada montaña del profeta Elías.
Una tradición piadosa sostiene que,
desde los días de los profetas Elías y Eliseo, hubo en aquella zona hombres de oración
que vivían en soledad la búsqueda de Dios. En el período de los Cruzados surgió
entre los cristianos el deseo de vivir sobre aquella montaña de vida de entrega
al Señor. Así surgió en el Carmelo la vida carmelita. El convento del Monte
Carmelo tiene un nombre evocador: "Stella Maris" (Estrella del Mar).
Es un hermoso edificio cuadrangular a 500 metros de altura sobre el nivel del
Mar Mediterráno en la ciudad de Haifa.
El centro del convento lo ocupa el
santuario de la Virgen del Carmen. En el altar mayor de esta hermosa iglesia en
cruz griega se venera la estatua de la Virgen del Carmen, obra de un escultor
italiano en 1836.
Debajo del altar se ve la gruta del
profeta Elías. Según la tradición, éste era el lugar donde se refugiaba el
profeta. Una estatua recuerda al celoso defensor de la religión de Yahwéh.
Nos cuentan los Padres Carmelitas que
no ha sido fácil la permanencia católica sobre esta montaña. Bien es verdad
que, en la época de los Cruzados, el patriarca latino de Jerusalén, San
Alberto, pudo dar a los ermitaños del Monte Carmelo una regla religiosa el año
1212. Se cuenta que el carmelita San Simón Stock pasó por aquí antes de su
célebre visión del escapulario carmelita.
También subió en peregrinación a esta
santa montaña el rey San Luis de Francia en el año 1254 en acción de gracias
por haberse salvado de un naufragio. Con la caída de la ciudad de San Juan de
Acre en 1291 vino la persecución árabe que causó el martirio de no pocos
religiosos. Después de una larga interrupción de la vida monacal en la montaña
que dio ocasión para la expansión del ideal carmelitano por el Occidente,
regresaron los religiosos del Carmen al Monte Carmelo por el siglo XVII.
La
estrella del Mar
Los marineros antes de la edad de la
electrónica confiaban su rumbo a las estrellas. De aquí la analogía con La
Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de
la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los
Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua
tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras
cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.
Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se
alza como una estrella junto al mar
Los
Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa
La Virgen Inmaculada, Estrella del
Mar, es la Virgen del Carmen, es decir la que desde tiempos remotos allí se le
venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el
mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya
que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Llegaron incluso a
llamárseles: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su
profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en
honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por
ella a Cristo.
El
Escapulario Carmelita
Nuestra Señora del Monte CarmeloLos
signos en la vida humana y cristiana Vivimos en un mundo con cantidad de
realidades tomadas como símbolo: el rayo de luz, la llama de fuego, el agua que
brota... En la vida de cada día existe también gestos que expresan y simbolizan
valores más profundos: como el compartir la comida (signo de amistad), el
ponerse en fila para una manifestación (signo de solidariedad), el estar todos
en pie (respeto).
Como hombres tenemos necesidad de
signos o símbolos que nos ayuden a entender y vivir.
Como cristianos tenemos a Jesús, el
gran don y al mismo tiempo signo eterno del amor del Padre. El estableció la
Iglesia, ella misma como signo e instrumento de su amor. E incluso utilizó pan,
vino, agua para remontarnos a realidades superiores que no vemos ni tocamos:
constituyó signos capaces para dárnoslas verdaderamente, es decir los
Sacramentos.
En la celebración de los Sacramentos
los símbolos (agua, aceite, pan, imposición de las manos, anillos) expresan y
operan una comunicación con Dios, que se hace presente a través de tales cosas
concretas y cotidianas.
Además de los signos litúrgicos,
existen en la Iglesia otros signos, ligados a un acontecimiento, a una
tradición, a una persona.
UNO
DE ESTOS ES EL ESCAPULARIO DEL CARMEN.
Origen
del Escapulario
En el Medioevo muchos cristianos
querían unirse a las Ordenes religiosas fundadas entonces: Franciscanos,
Dominicos, Agustinos, Carmelitas. Surgió un laicado asociado a ellas mediante
las Confraternidades.
Las Ordenes religiosas trataron de dar
a los laicos un signo de afiliación y de participación en su espíritu y
apostolado. Este signo estaba constituido por una parte significativa del
hábito: capa, cordón, escapulario.
Entre los Carmelitas se estableció el
Escapulario, en forma reducida, como expresión de pertenencia a la Orden y de
compartir su devoción mariana.
Actualmente el Escapulario de la
Virgen del Carmen es un signo aprobado por la Iglesia y propuesto por la Orden
Carmelitana como manifestación del amor de María por nosotros y como expresión
de confianza filial por parte nuestra en Ella, cuya vida queremos imitar.
El "Escapulario" en su
origen era un delantal que los monjes vestían sobre el hábito religioso durante
el trabajo manual. Con el tiempo asumió el significado simbólico de querer
llevar la cruz de cada día, como los verdaderos seguidores de Jesús. En algunas
Ordenes religiosas, como el Carmelo se convirtió en el signo de la decisión de
vivir la vida como siervos de Cristo y de Maria.
El Escapulario simbolizó el vínculo
especial de los Carmelitas a María, Madre del Señor, expresando la confianza en
su materna protección y el deseo de seguir su ejemplo de donación a Cristo y a
los demás. Así se ha transformado en un signo Mariano por excelencia.
Nuestra
Señora del monte Carmelo
El
Escapulario, signo mariano
El Escapulario ahonda sus raíces en la
larga historia de la orden Carmelita, donde representa el compromiso de seguir
a Cristo como María, modelo perfecto de todos los discípulos de Cristo. Este
compromiso tiene su origen lógico en el bautismo que nos transforma en hijos de
Dios.
La Virgen
nos enseña
A vivir abiertos a Dios y a su
voluntad, manifestada en los acontecimientos de la vida; A escuchar la voz
(palabra) de Dios en la Biblia y en la vida, poniendo después en práctica las
exigencias de esta voz; A orar fielmente sintiendo a Dios presente en todos los
acontecimientos; A vivir cerca de nuestros hermanos y a ser solidarios con
ellos en sus necesidades.
El Escapulario introduce en la
fraternidad del Carmelo, es decir en una gran comunidad de religiosos y
religiosas que, nacidos en Tierra Santa, están presentes en la Iglesia desde
hace más de ocho siglos. Compromete a vivir el ideal de esta familia religiosa,
que es la amistad íntima con Dios a través de la oraciòn Pone delante el
ejemplo delos santos y santas del Carmelo con quienes se establece una relación
familiar de hermanos y hermanas. Expresa la fe en el encuentro con Dios en la
vida eterna por la intercesión de María y su protección.
En síntesis y en concreto el
escapulario del Carmen NO ES Ni un objeto para una protección mágica (un
amuleto) Ni una garantía automática de salvación Ni una dispensa para no vivir
las exigencias de la vida cristiana, al revés! ES Un signo "fuerte"
aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos, ya que representa nuestro
compromiso de seguir a Jesús como María: * abiertos a Dios y a su voluntad *
guiados por la fe, por la esperanza y por el amor * cercanos al prójimo
necesitado * orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las
circunstancias * un signo que introduce en la familia del Carmelo * un signo
que alimenta la esperanza del encuentro con Dios en la vida eterna bajo la
protección de María Santísima.
Normas
prácticas
* El Escapulario lo impone una vez
para siempre, un religioso carmelita u otro sacerdote autorizado.
* Puede ser sustituido por una
medalla que represente por una parte la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, y
por otra la de la Virgen. Esta medalla se bendice cuando se cambia.
* El Escapulario es para los
cristianos auténticos que viven conforme a las exigencias evangélicas, reciben
los Sacramentos y profesan una especial devoción a la Santísima Virgen
(expresada con el rezo cotidiano de al menos tres Ave Marías).
Imposición del escapulario: fórmula Recibe este Escapulario,
signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, que te comprometes
a imitare. Este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu entrega al
servicio del prójimo y a la imitación de María. Llévalo como signo de su
protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo. Estáte dispuesto
a cumplir la voluntad de Dios y a comprometerte en el trabajo por la
construcción de un mundo que responda al plan de fraternidad, justicia y paz de
Cristo.
Oración a
Nuestra Señora del Carmen
¡Oh Bellísima Flor del Carmelo,
Fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre Singular del Hijo de Dios, Virgen
Siempre Pura!
Madre Santísima, después de habernos
traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡Oh Bienavernturada Siempre Virgen,
asistídme en esta necesidad !
¡Oh Estrella del Mar, auxiliad y
protegédme !
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad
por nosotros que recurrimos a vos !
¡Madre y Ornamento del Carmelo, rogad
por nosotros !
¡Virgen, Flor del Carmelo, rogad por
nosotros!
¡Patrona de los que visten el Santo
Escapulario, rogad por nosotros !
¡San José, fiel Amigo del Sagrado
Corazón, rogad por nosotros !
¡San José, Castísimo Esposo de María
Santísima, rogad por nosotros !
¡San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros !
¡Dulce Corazón de María sed nuestra
Salvación !
Amén.
(de san
Simón Stock)
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