sábado, 31 de julio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 - DE AGOSTO – LUNES – 18ª – SEMANA DEL T. O. – B – Ntra. Señora de los Ángeles de la Porciúncula


 


2 - DE AGOSTO – LUNES –

18ª – SEMANA DEL T. O. – B –

Ntra. Señora de los Ángeles de la Porciúncula

 

    Lectura del libro de los Números (11,4b-15):

          

    En aquellos días, los israelitas dijeron:

    «¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná.»

    El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.

    Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor:

    «¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne." Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas.

    Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas.»

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 80,12-13.14-15.16-17

 

    R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza

 

   Mi pueblo no escuchó mi voz,

Israel no quiso obedecer:

los entregué a su corazón obstinado,

para que anduviesen según sus antojos. R/.

 

   ¡Ojalá me escuchase mi pueblo

y caminase Israel por mi camino!

En un momento humillaría a sus enemigos

y volvería mi mano contra sus adversarios. R/.

 

    Los que aborrecen al Señor te adularían,

y su suerte quedaría fijada;

te alimentaría con flor de harina,

te saciaría con miel silvestre. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

 

   En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos.

    Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:     «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»

    Jesús les replicó:

    «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»

    Ellos le replicaron:

    «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»

    Les dijo:

    «Traédmelos.»

    Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente.     Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

 

Palabra del Señor

 

     1.  Los estudiosos de los evangelios mejor documentados están de acuerdo en

que este relato de la multiplicación de los panes es uno de los llamados "milagros-dádiva", como es el caso de la boda de Caná (Jn 2, 1-12) (G. Theissen).

     Por supuesto, este hecho tiene una "explicación mítica" (D. F. Strauss).

     La comida es la primera necesidad que el ser humano experimenta en cuanto viene a este mundo. 

     Lo primero que el recién nacido hace, en cuanto viene a este mundo, es ponerse a mamar.  Lo cual es satisfacer una necesidad biológica básica indispensable.  Pero también entraña una necesidad   psicológica que no podemos dejar al descubierto: la necesidad de recibir cariño y de dar cariño. La mamá y el hijo se funden en la unión que es plenitud de vida, de satisfacción, de felicidad.

         

     2.  Por eso, la comida no tiene solo la función de saciar el hambre y reparar las fuerzas del cuerpo. La comida es también   unión de personas, fusión de los sentimientos más hondos de la vida   humana. De ahí que la comida -que es tan necesaria para vivir— puede ser fuente de felicidad o fuente de humillación.

Es felicidad compartir una comida con   quien uno se encuentra a gusto.

     Pero es humillación tener que ir a buscar un plato de comida que se me da como limosna.

     Por eso las comidas de Jesús fueron siempre con otros, comidas compartidas, comidas de plena humanidad. Y eso es la base central de la eucaristía en la Iglesia. De ahí que haber trasladado la eucaristía de la mesa al altar, y haber hecho, del acto central de la felicidad humana, el acto central del ritual religioso ha sido desvirtuar lo que Jesús quiso y lo que nos dejó como mandato:  haced esto en memoria mía. Porque así es cómo     recordamos a Jesús.

 

     3.  La Iglesia, en los ss. III-IV, tuvo una expansión que se extendió por el Imperio como el contagio de una experiencia maravillosa en aquella época

de angustia, cuando aquel Imperio se hundía.  

     Como se ha dicho con tanta precisión, "debieron ser muchos los que experimentaron una sensación de desamparo:  los bárbaros urbanizados, los    campesinos llegados a las ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los rentistas arruinados por la inflación y los esclavos manumitidos.  Para todas estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía de ser el único medio de conservar el respeto hacia sí mismo y dar a la propia vida algún sentido.

     Dentro de la comunidad se experimentaba el calor humano y se tenía la prueba de que alguien se interesa por nosotros en este mundo y en el otro" (E. R. Dodds).

     Este fenómeno, aunque cambiaron las circunstancias, se prolongó en los siglos siguientes (Peter Brown).

     Este tendría que ser el sentido de la eucaristía en este tiempo de crisis. Ahí estaría la "memoria de Jesús".

 

Ntra. Señora de los Ángeles de la Porciúncula

 


 

Historia de la Porciúncula

A 5 km de Asís, Italia, en el valle, se encuentra Santa María de los Ángeles, hermosa basílica construida sobre LA PORCIUNCULA

La pequeña capilla de la Porciúncula fue donde San Francisco fundó la Orden de los Frailes Menores en el 1209, confiándola a la protección de la Virgen Madre de Cristo, a quien le ha sido dedicada la iglesia.

Recibió de los Benedictinos la capilla para hacerlos centro de su comunidad.

Aquí vivió San Francisco con sus primeros hermanos.

El 28 de marzo de 1211 Clara de Favarone de Offreduccio, recibió aquí el hábito religioso de manos de San Francisco, dando inicio a la Orden de las Damas Pobres (Clarisas).

En el 1216, en una visión, Francisco obtuvo de mismo Jesús la indulgencia conocida como "la indulgencia de al Porciúncula" o "el Perdón de Asís", la cual fue aprobada por el papa Honorio III.

 


Aquí san Francisco reunía cada año a sus frailes en los capítulos (reuniones generales).

Aquí murió san Francisco.

Entre las reliquias que se encuentran en Santa María de los Angeles:

- el cordón de San Francisco,

-la estatua del santo con las palomas que siempre allí anidan,

-las rosas sin espinas fruto del milagro cuando el santo se tiró sobre ellas para rechazar una tentación,

- la capilla de las lágrimas donde San Francisco rezaba por la Pasión de Cristo y por los pecadores...

      Santa María de los Ángeles, Nuestra Señora de los Ángeles bajada temporalmente del techo de la basílica por daño del terremoto, Peregrinación SCTJM, 1998

 

 

  

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