24 - DE
JULIO – SÁBADO –
16ª –
SEMANA DEL T. O. – B –
Santa Cristina de Bolsena
Lectura del libro del Éxodo
(24,3-8):
En aquellos
días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos
sus mandatos; y el pueblo contestó a una:
«Haremos todo lo que
dice el Señor.»
Moisés puso por escrito
todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la
falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a
algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas como sacrificio
de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad
la derramó sobre el altar.
Después, tomó el
documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y lo
obedeceremos.»
Tomó Moisés la sangre y
roció al pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre de
la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.»
Palabra de
Dios
Salmo: 49,1-2.5-6.14-15
R/. Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza
El Dios
de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.
«Congregadme
a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.
«Ofrece a
Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (13,24-30):
En aquel
tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena
semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró
cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando
empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces
fueron los criados a decirle al amo:
"Señor, ¿no sembraste
buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"
Él les dijo:
"Un enemigo lo ha
hecho."
Los criados le
preguntaron: "¿Quieres que
vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió:
"No, que, al
arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos
hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad
primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en
mi granero'."»
Palabra del
Señor
1.
Como es lógico, los criados que pretendían arrancar la cizaña eran
individuos que mostraban ser ellos los que sabían lo que era "buena
hierba" y lo
que
era "cizaña".
Es decir, ellos se veían a sí mismos
capacitados para enjuiciar con seguridad
a los demás. Para enjuiciarlos y para arrancarlos de raíz. Se sentían
capacitados y sobre todo seguros de lo que
pensaban hacer. Y lo más peligroso es que, como lo que pensaban hacer
era una cosa buena, no podían ni dudar de que iban a hacer lo que tenían que
hacer.
O sea, se puede afirmar que eran auténticos fanáticos. Y ya se sabe que
"la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a
cambiar" (Samuel Oz).
Esto es peligrosísimo. Lo ha explicado
bellamente Victoria Camps, en su Elogio de la duda, donde nos recuerda el
sabio pensamiento de Bertrand Russell:
"Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a
que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de
dudas".
2.
Esto explica la genialidad de la parábola de la cizaña. Y la necesidad
que
tenemos
de la tolerancia y el respeto. Jesús solo
fue intolerante con los intolerantes. Precisamente porque en ellos vio el gran
peligro para la tolerancia con el otro, con el diferente, con el que yo veo
como cizaña.
Sin duda alguna, la Inquisición fue una
agresión a los derechos fundamentales de las personas. Pero, además de eso, fue
seguramente la mayor agresión que se ha hecho contra la propia Iglesia.
Concretamente, la Iglesia católica se ha hecho tan odiosa, ante mucha gente,
porque ha potenciado la cultura de la intolerancia.
3.
No puede ser casualidad que los grupos actuales más religiosos, son
precisamente los grupos religiosamente más intolerantes. Y ahora, cuando las
fronteras se han difuminado y cuando las gentes circulan por el mundo entero
con
mayor
facilidad, los grupos religiosos se hacen más intolerantes, se empeñan en ser
ellos quienes saben dónde está la mala hierba, y no consienten dejarla crecer.
Es evidente que la espiritualidad del
respeto y la tolerancia es una de las cosas que más y mejor debe cuidar y
cultivar la Iglesia de Jesucristo.
Santa Cristina de Bolsena
Joven, posiblemente
romana, martirizada cerca del lago de Bolsena en la región Toscana de Italia.
Sus hazañas legendarias se han confundido con las de Santa Cristina de Tiro,
cuya existencia no es segura. La iconografía la representa en variadas formas:
Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969 el
culto se limita a los calendarios locales.
Vida de Santa Cristina de Bolsena
Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u
obedecer al emperador? Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios".
Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar. Su hija, por el
contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas
mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de
Jesucristo.
A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el
padre no sabía ni palabra. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de
los falsos dioses que el padre tenía en casa. Un juego más pensaba el padre. La
realidad era todo lo contrario.
Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras:
"No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos
hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia
familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia
de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".
La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor.
Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo para que
rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado
al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de
muerte.
Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio
que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían como la
espuma en tiempos de dificultad.
Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la
actualidad.
Fuente: http://es.catholic.net/santoral/
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