12 - DE
NOVIEMBRE – VIERNES – 32ª – SEMANA DEL T. O. – B –
San Josafat Kuncewicz
Lectura del libro de la Sabiduría
(13,1-9):
Eran
naturalmente vanos todos los hombres que ignoraban a Dios y fueron incapaces de
conocer al que es, partiendo de las cosas buenas que están a la vista, y no
reconocieron al Artífice, fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses
al fuego, al viento, al aire leve, a las órbitas astrales, al agua impetuosa, a
las lumbreras celestes, regidoras del mundo.
Si, fascinados por su hermosura, los
creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Dueño, pues los creó el autor de
la belleza; y si los asombró su poder y actividad, calculen cuánto más poderoso
es quien los hizo; pues, por la magnitud y belleza de las criaturas, se
descubre por analogía el que les dio el ser.
Con todo, a éstos poco se les puede
echar en cara, pues tal vez andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo
encontrar; en efecto, dan vueltas a sus obras, las exploran, y su apariencia
los subyuga, porque es bello lo que ven. Pero ni siquiera éstos son
perdonables, porque, si lograron saber tanto que fueron capaces de averiguar el
principio del cosmos, ¿cómo no encontraron antes a su Dueño?
Palabra de Dios
Salmo: 18,2-3.4-5
R/. El cielo proclama la gloria de Dios
El cielo
proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
Sin que
hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,26-37):
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así
será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban,
hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con
todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot:
comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot
salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así
sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y
tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no
vuelva. Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida la
perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán
dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos
moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él contestó:
«Donde se reúnen los buitres, allí está
el cuerpo.»
Palabra del Señor
1. Se ha discutido
ampliamente sobre el significado de este discurso de Jesús a sus discípulos.
Se ha dicho que no podemos estar seguros
de que Jesús pronunció estas palabras, al menos tal como han llegado hasta
nosotros. Pero tampoco existe una razón decisiva para asegurar que
nunca Jesús dijo o pudo decir estas cosas, que, según parece, proceden de la
fuente Q (R. Schnackengurg).
Sea lo que sea de esta discusión, el
discurso sobre "los días del Hijo del Hombre" probablemente son una
añadidura de Lucas ante el retraso de la "venida inminente", que
nunca llegó, del Señor glorioso (J. A. Fitzmyer).
2. Un problema importante, que se le planteó a la Iglesia naciente, sobre todo en los últimos años del s. I, fue la inminente expectativa del fin de los tiempos, la llamada "parusía" o venida definitiva de Cristo el Señor. Lo que sería la realización de la salvación definitiva.
Esta convicción estuvo muy presente en
algunas comunidades de la tradición de Pablo (Ef 4, 30; Col 3, 4) (J. Gnilka).
Lucas quiso dar algún tipo de respuesta a los creyentes que vivían esta experiencia de espera, que apremiaba, pero que no llegaba.
3. Estas situaciones de espera inminente del fin del mundo han sido relativamente frecuentes en la historia de la Iglesia. Y es que la experiencia religiosa se manifiesta, entre otras formas, en la ostentación de fenómenos prodigiosos, que rompen la normalidad de lo cotidiano. Sin embargo, si algo queda en pie en este texto del evangelio de hoy, es la insistencia de Jesús en que el Reino de Dios se hace presente en lo diario, en lo cotidiano, en la normalidad de la vida en su conjunto: la convivencia, el trabajo, el descanso, el ejercicio de la propia profesión.
Se trata, sencillamente, de vivir de tal
forma que la propia vida sea el reflejo y la expresión de cómo fue la presencia
de Jesús en su vida y entre las gentes de su tiempo.
San Josafat Kuncewicz
Su nombre de bautismo
fue Juan Kunsevich. Nació en Vladimir de Volhinia (actual Polonia) hacia el
1581. En 1601 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad de Vilna y 13
años después fue nombrado abad de Vilna. Católico en tierra de cisma, intenta
descubrir a su pueblo la fe de la Iglesia universal. Cuando es nombrado, contra
su querer, por el Papa Paulo V, Arzobispo de Polotsk, se hace inconmensurable
su celo y caridad en una archidiócesis infestada por el cisma.
Su actividad, su
fuerza moral y su vida interior suscita envidias y celos porque la Rusia
blanca, rejuvenecida, se está pasando al lado de Roma.
En 1623, un tumulto
invade su domicilio y es asesinado y arrojado su cuerpo al río. El arzobispo
rival de Josafat, Melecio, una vez convertido, hará profesión de fe católica en
Roma el 26 de Febrero del año 1627 ante el papa.
Vida de San Josafat
Kuncewicz
El Cisma de
Oriente fue en Julio del 1054. Rusia y las regiones a ella sometidas fueron
adhiriéndose al cisma en el decurso del siglo XV. La unión de los rutenos con
Roma tuvo lugar a fines del siglo XVI (1595-1596), justo cuando Juan —que así
se llamaba el santo— tenía unos 15 años. Había nacido en Vlodimir (Volinia) el
año 1580, en el seno de una familia noble. Se bautizó en la Iglesia bizantina
separada de Roma.
Pasa a Vilna a
formarse y, como es aficionado a la lectura y toma sus preferencias por los
temas religiosos, conoció la verdad católica y se adhirió a ella, aunque en
Vilna, eran aún pocos los unidos a Roma. Desde este descubrimiento van
aumentando en él los deseos de que su pueblo abrace la unión con Roma, heredera
de la fe y autoridad de Pedro sobre la que Cristo fundó su Iglesia.
Decide entrar en
el monasterio de San Basilio. Ahora ha cambiado el nombre, mantiene la
"J" de Juan y se llama Josafat. Desea de modo vehemente la unión de
los disidentes con Roma y quiere dedicar todos sus esfuerzos a esta tarea. Vive
con mortificación intensa y mucha oración.
Se ordena
sacerdote. Por su celo, unos le llaman "el azote de los herejes" y
otros "el raptor de almas". Los disidentes fanáticos urden tramas
contra él; alguna vez la abofetean. Ejerce el ministerio en varias poblaciones:
Zyrowiecz, Byten y Pinsk. Reanima las casas de la Orden y queda sólidamente
restablecidos los monasterios de monjas y monjes basilianos.
Nombrado
archimandrita de la Santísima Trinidad, de Vilna, en 1614. Por las pocas
vocaciones, hace de todo: gobierno del monasterio, predicador, confesor,
administrador, cantor y visitador de religiosas. Entre los jóvenes busca
vocaciones para la vida monástica. Da impulso unionista en su monasterio
renovado.
Cuando es
nombrado, contra su querer, por el Papa Paulo V, Arzobispo de Polotsk, se hace
inconmensurable su celo y caridad en una archidiócesis infestada por el cisma.
En vez de acobardarse ante las dificultades, se crece: arrecia en penitencia y
oración. El ejemplo de su austeridad conmueve; la primera autoridad
eclesiástica vive de tal modo que, en determinada ocasión, tiene que empeñar su
manto episcopal para aliviar a una viuda necesitada. Entregado a su ministerio
pastoral, rehuye inmiscuirse en política, restaura la catedral, edifica
iglesias, erige monasterios, escribe ilustrando el Primado de Pedro y defiende
el patrimonio de la Iglesia. Su actividad, su fuerza moral y su vida interior
suscita envidias y celos porque la Rusia blanca, rejuvenecida, se está pasando
al lado de Roma.
Hasta tal punto
llama la atención lo que está sucediendo en torno a Josafat que el Patriarca
disidente de Jerusalén, Teófanes, viaja de incógnito y consagra obispos
cismáticos en secreto para situarlos en sedes rutenas unidas ya a Roma con el
fin de contrarrestar la actividad exitosa de Josafat. En Polotsk se sitúa a
Melecio Smotricio que recibe el encargo de entorpecer, disminuir y eliminar si
fuera posible la eficiencia unionista de Josafat. Aumentan las calumnias y las
intrigas. Las armas que utiliza el arzobispo en la presente guerra a muerte
entre disidentes y unionistas son la oración, la humildad sincera, la caridad
exquisita y las frecuentes visitas pastorales para animar a los fieles y
alentar a los pusilánimes. En una de ellas encontrará la muerte. En la que hace
a Vitebsk. Aquí se urde una trama para asesinarlo en su propio domicilio. Un
tumulto de mujerzuelas y populacho enloquecido invade su domicilio donde es
lastimosamente ultrajado, vapuleado y tratado a hachazos; los promotores del
alboroto han sido un presbítero llamado Elías con la complicidad de clérigos
cismáticos. Sacado a rastras a la calle le rematan con dos disparos de lombarda
en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al río Duna atadas sendas piedras a los
pies y a la cabeza. Al cabo de cinco días son rescatados sus restos del agua,
trasladados a la catedral de Vitebsk y poco después a la sede arzobispal de
Polotsk. El arzobispo rival de Josafat, Melecio, una vez convertido, hará
profesión de fe católica en Roma el 26 de Febrero del año 1627 ante el papa.
La persecución
contra la Iglesia Católica y contra Roma en las regiones de Rusia y Rusia
blanca, no es sólo cosa de los siglos XIX y XX. La fe de los rutenos y
ucranianos, dentro y fuera del país, son el puntal más fuerte de la Iglesia
católica oriental unida a Roma y la esperanza del retorno a la unión.
Fuente:
http://www.archimadrid.es/princi/princip/otros/santoral/santora
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