11 - DE
NOVIEMBRE – JUEVES –
32ª – SEMANA DEL T. O. – B –
SAN MARTIN DE TOUR
Lectura del libro de la Sabiduría
(7,22–8,1):
La sabiduría
es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante,
inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico,
amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que
penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.
La sabiduría es más móvil que cualquier
movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque
es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente;
por eso, nada inmundo se le pega.
Es reflejo de la luz eterna, espejo
nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo
puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas
buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama
sólo a quien convive con la sabiduría.
Es más bella que el sol y que todas las
constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste le releva
la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal. Alcanza con vigor de
extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.
Palabra de Dios
Salmo: 118
R/. Tu palabra, Señor, es eterna
Tu Palabra,
Señor, es eterna,
más estable que el cielo. R/.
Tu fidelidad
de generación en generación,
igual que fundaste la tierra y permanece. R/.
Por tu
mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R/.
La explicación
de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.
Haz brillar tu
rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R/.
Que mi alma
viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Lucas (17,20-25):
En aquel
tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de
Dios, Jesús les contestó:
«El reino de Dios no vendrá
espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el
reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos:
«Llegará un tiempo en que desearéis
vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o
está allí no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de
un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene
que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»
Palabra del Señor
1. La respuesta de Jesús a los fariseos, que preguntan cuándo llega el Reino de Dios, entraña sus dificultades para poder comprenderla exactamente. La razón principal de tales dificultades radica en que el verbo (que utiliza Lucas apokrínomai ) no tiene un significado preciso. Algunos lo traducen en el sentido de que el Reino "no está sujeto a cálculo" (J. A. Fitzmyer, J. Mateos), mientras que otros prefieren la traducción que pone el misal de la liturgia católica: el Reino "no vendrá espectacularmente". En cualquier caso, lo que el texto de Lucas quiere indicar es que la venida del Reino de Dios no será nunca como los mortales la imaginamos. ¿Por qué?
2. Jesús afirma que el Reino de Dios está "entre vosotros" o, quizá mejor, está "junto a vosotros". Así parece indicarla la preposición "éntos", con genitivo. No se trata, pues, de que el Reino de Dios está "dentro de vosotros", en vuestro corazón de fariseos (M. Zerwick).
Se trata, más bien, de que el Reino de Dios está "junto a ellos", allí presente. Por eso se puede decir, con toda razón, que el Reino de Dios no está en "lo espectacular", en "lo grandioso", sino en "lo cotidiano", en el ambiente en que todos nos movemos a diario, en la normalidad de la vida normal.
El esplendor de lo llamativo será al
final, en la consumación definitiva. En la situación presente, en lo que ahora
vivimos, lo que toca es soportar y vivir con normalidad, honradez y hasta
alegría, lo mismo que vivió Jesús: el proyecto de una vida en defensa del bien,
de la igualdad y de la justicia.
Por más que todo eso lleve consigo el
rechazo, la persecución, las dificultades y hasta la exclusión.
3. En definitiva, se trata de
comprender que hacer presente el Reino de Dios es, ni más ni menos, "hacer
presente a Dios en lo cotidiano de la vida".
Donde Dios está presente, está presente
la bondad, el respeto, la ayuda mutua, la delicadeza en el trato, la honradez
por encima de todo, y, mediante todo esto, la cercanía al que sufre, al que se
ve maltratado, al que lo pasa mal, al que se siente mal.
Hacer presente el Reino de Dios es hacer
presente la felicidad que está a nuestro alcance lograr para todos.
SAN MARTIN DE TOUR
Nació en Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo recibido el
bautismo y renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia),
donde practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario.
Más tarde, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo
de buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y
evangelizó a los pobres.
Murió en el año 397.
San Martín nació
en Panonia, Hungría, el 316. Sus padres eran paganos. Estudia en Pavía, donde
conoce el Cristianismo. Su padre, que era tribuno militar, para desviarle del
cristianismo, le obliga a ingresar en el ejército. Martín concilia sus deberes
militares con sus aspiraciones cristianas. Vida ejemplar de monje y soldado:
valentía y vida santa y caritativa.
Siendo militar
sucedió el hecho tan tratado en la iconografía. Era invierno, y al entrar en
Amiens, encuentra un mendigo casi helado, sin ropa. Divide su clámide en dos
partes y entrega una al pobre. Cristo se le aparece vestido con la media capa:
"Martín, catecúmeno, me ha cubierto con este vestido".
Pronto recibe el
bautismo. Deja la milicia para seguir a Cristo. San Hilario de Poitiers quiere
ordenarle de diácono. Él se queda de exorcista. Vuelve a su patria, convierte a
su madre. De nuevo en Poitiers, funda Ligugé, auténtico monasterio misional.
Allí pasa once años, feliz en su ambiente. Preguntado más adelante por qué
profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por
deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma". Por eso hay quien
resume la vida de Martín así: "soldado por fuera, obispo a la fuerza,
monje por gusto".
Sulpicio Severo
escribió Cartas y Diálogos y sobre todo la Vida de San Martin. Pocos libros
habrán sido más leídos que éste, que ha servido de fuente para llevar por todas
partes a través de cantares y poemas, representaciones teatrales, la pintura y
la escultura la imagen de este Santo "el más popular y conocido de toda
Europa".
Un historiador ha
contado en Francia 3.667 parroquias dedicadas a él y 487 pueblos que llevan su
nombre. Un buen número hay también en Alemania, Italia y España. Es simpático
el párrafo en que Don Quijote enseña a Sancho la imagen de San Martín y le
explica el caso de la capa.
Martín vivía feliz
en Ligugé. Pero Tours se había quedado sin obispo. Un día del año 371, fue
invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero
era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la
multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno
de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Establece cerca, para su humilde
residencia, el monasterio de Marmoutiers, centro misionero de donde saldrán San
Patricio y San Paulino de Nola. Desde allí parte para sus agotadoras correrías
apostólicas, durante 35 años, por toda la Galia. Nada le retiene. Acusa a
emperadores, reprime a los herejes, defiende a los débiles y a los condenados a
muerte, realiza innumerables milagros, y entre ellos se le atribuye la
resurrección de varios muertos. Su fama es indescriptible. Es llamado "el
apóstol de las Galias" nadie hizo tanto como él por Francia católica y San
Gregorio de Tours le invoca como "Patrón especial del mundo entero".
Tan intensos
viajes apostólicos, tanta obra de caridad, hasta vaciarse totalmente, agotaron
sus fuerzas físicas. Se veía morir. Sus discípulos le piden que no les deje
huérfanos. Martín contestó: "Señor, si aún soy necesario, no rehúso el
trabajo. Sólo quiero tu voluntad". La liturgia comenta: "¡Oh feliz
varón, que ni temió morir, ni recusó la vida”!
Los discípulos
querían colocarle más cómodo. "Dejadme así, les dijo, mirando al cielo,
para dirigir mi alma en dirección hacia Dios". El demonio no dejaba de
importunarle. "¿Qué haces ahí, gritó Martín, bestia sanguinaria? No hay
nada en mí que te pertenezca, maldito. El seno de Abrahán me espera". Y
entregó su alma a Dios. Era el 8 de noviembre del año 397.
Martín fue un
asceta, un apóstol, un hombre de oración, muy influyente en toda la
espiritualidad medieval. Su faceta principal, la caridad. El gesto de Amiens,
dar media capa, fue superado, cuando siendo obispo, entregó su túnica entera a
un mendigo gesto menos conocido. Sus mismos milagros, como los de Cristo,
fueron milagros de caridad. Pasó haciendo el bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario