5 - DE NOVIEMBRE – VIERNES –
31ª – SEMANA DEL T. O. – B –
Santa Ángela de la Cruz
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos (15,14-21):
Respecto a
vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena
voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. A pesar de eso,
para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces propasándome
un poco.
Me da pie el don recibido de Dios, que
me hace ministro de Cristo Jesús para con los gentiles: mi acción sacra
consiste en anunciar la buena noticia de Dios, para que la ofrenda de los
gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios.
Como cristiano, pongo mi orgullo en lo
que a Dios se refiere. Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que
Cristo hace por mi medio para que los gentiles respondan a la fe, con mis
palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu
Santo. Tanto, que, en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta
la Iliria, lo he dejado todo lleno del Evangelio de Cristo.
Eso sí, para mí es cuestión de amor
propio no anunciar el Evangelio más que donde no se ha pronunciado aún el nombre
de Cristo; en vez de construir sobre cimiento ajeno, hago lo que dice la
Escritura: «Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído hablar
comprenderán.»
Palabra de Dios
Salmo: 97
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
Cantad al
Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a
conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines
de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
(16,1-8):
En aquel
tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Había una vez un hombre rico que tenía
un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes.
Lo llamó y le dijo:
"¿Es cierto lo que me han dicho de
ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás
administrador."
Entonces el administrador se puso a
pensar:
"¿Qué voy a hacer ahora que me
quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza
pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en
su casa, cuando me despidan."
Entonces fue llamando uno por uno a los
deudores de su amo. Al primero le preguntó:
"¿Cuánto le debes a mi amo?"
El hombre respondió:
"Cien barriles de aceite."
El administrador le dijo:
"Toma tu recibo, date prisa y haz
otro por cincuenta."
Luego preguntó al siguiente:
"Y tú, ¿cuánto debes?"
Éste respondió:
"Cien sacos de trigo."
El administrador le dijo:
"Toma tu recibo y haz otro por
ochenta."
El amo tuvo que reconocer que su mal
administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este
mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz».
Palabra del Señor
1. ¿Se puede poner como
ejemplo a un canalla que roba a su amo y luego, además, lo engaña?
Es decir, un indeseable que roba por dos
veces.
- ¿Qué felicitación puede merecer un
tipo así?
- ¿Es que no habría otro ejemplo para
ponderar que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la
luz?
- ¿Qué lectura
hay que hacer de todo esto para que tenga algún sentido?
2. Como es lógico,
Jesús no elogia el robo y la mentira. Ni siquiera para poner
tales vicios como ejemplos de astucia. Los entendidos en la interpretación
de las parábolas han dado, en este caso, las más diversas explicaciones, sin
llegar a un acuerdo común. Se ha pensado que la explicación
más plausible es la que toma como clave de interpretación, no la tramposa
conducta del administrador, sino los criterios que rigen el
pensamiento del rico. Y es así. Pero esto necesita una cuidadosa aclaración.
Estamos de acuerdo en que el
administrador, tal como lo presenta el relato, era un sinvergüenza sin
escrúpulos. Y eso lo entiende cualquiera. Pero más sinvergüenza era
el rico, que no solo había acumulado una fortuna, en un país donde la mayoría
de la población se moría de hambre, sino que además era un tipo que valoraba
sumamente el negocio (incluso sucio) y la ganancia. Y
no contento con eso, además elogiaba al canalla que le ha
robado.
Para el rico, lo único que tiene valor
en la vida es ganar, aunque eso se haga con trampas, falsificando documentos y
mintiendo a todas horas.
3. La riqueza -hoy diríamos el sistema capitalista puro y duro- pervierte a las personas. Y cuando el beneficio es lo único que interesa en la vida, todo se descompone y huele a podrido. Es lo peor que el sistema capitalista ha hecho con todos nosotros.
La canallada del sistema ha llegado a
tal extremo, que los que más roban son los que más votos ganan cuando llegan
unas elecciones.
En el fondo, todos estamos elogiando al
administrador injusto. Esta manera de pensar es la que nos ha hundido en la
crisis. Porque es la manera de pensar de la burbuja inmobiliaria, de los
banqueros que han facilitado la compra de viviendas, de quienes las han vendido
y de quienes las han comprado, de los gobernantes que han permitido
semejante sistema económico, que ha destrozado el ambiente, las costas, los
montes y las playas.
El sistema que ha llevado a tantos
millones de españoles (sobre todo a los jóvenes) al paro. Y el sistema que
alimenta la voracidad de los mercados y los mercaderes, con el silencio
cómplice de quienes no se debían haber callado, conociendo el desastre en el
que todos nos hemos hundido.
Y nuestros obispos (y quienes les aconsejan) calladitos, para no poner en peligro los privilegios que la Iglesia obtiene del sistema vigente.
¡Qué vergüenza!
Santa Ángela de la Cruz
Santa Ángela de la
Cruz Guerrero González
María de los Ángeles Guerrero González nació en Sevilla el 30 de enero de
1846 y murió también allí el 2 de marzo de 1932. Humilde religiosa española,
fundó la congregación religiosa llamada Compañía de las Hermanas de la Cruz
dedicada a ayudar a los pobres y a los enfermos.
Fue canonizada en Madrid por san Juan
Pablo II el 4 de mayo de 2003.
Ángela Guerrero González, Sor Ángela de la
Cruz, Madre de los pobres, nació el 30 de enero de 1846 en Sevilla en el seno
de una familia sencilla. Sus padres, Francisco Guerrero y Josefa González,
tuvieron catorce hijos, pero sólo seis llegaron a mayores de edad a causa de la
terrible mortalidad infantil, aún persistente durante todo el s. XIX.
Sus padres eran—hasta la exclaustración de
los religiosos en 1836—los cocineros del Convento de los Padres Teatinos de
Sevilla. Su padre murió pronto. Sin embargo, la madre llegara a ver la obra de
su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamaran con el dulce nombre de
"la abuelita" y quedaran admiradas de las muchas virtudes que
florecían en el jardín de su alma. Ella supo trasplantarlas al jardín del alma de
su hija Ángela. Se dice que un día, siendo aún muy pequeña, desapareció y todos
la buscaron. Todos menos su madre que enseguida adivinó donde estaba: en la
iglesia. Allí la encontraron rezando y recorriendo los altares. Ya mayor dirá:
"Yo, todo el tiempo que podía, lo pasaba en la iglesia, echándome
bendiciones de altar como hacen las chiquillas".
Por carecer de recursos, apenas puede
aprender a leer y escribir. Ángela, que crecía en un piadoso ambiente familiar,
pronto daría cumplidas pruebas de bondad natural. Ya de joven, nadie osaba
hablar mal o pronunciar blasfemias en su presencia. Si hablaban algo menos
puro, al verla llegar, decían, cambiando de conversación: "Callad, que
viene Angelita".
Ángela necesita trabajar desde los doce años
para ayudar a su familia, cuando apenas ha tenido ocasión de asistir a la
escuela: en el taller de calzado de doña Antonia Maldonado, en la calle del
Huevo, trabajó durante algún tiempo como zapatera. Dña. Antonia estaba
encantada de ella y exhortaba a las demás a que la imitaran. Hacia rezar el
rosario y rendían más que antes.
El Padre Torres Padilla era muy amigo de la
familia donde trabajaba como zapatera. Le habían hablado de la maravilla de
aquella joven.
De 1862 a 1865, Ángela, que asombra por sus
virtudes a cuantos la conocen, reparte su jornada entre su casa, el taller, las
iglesias donde reza y los hogares pobres que visita. En 1865 se cierne una
oleada de cólera sobre Sevilla que azota a las familias pobres hacinadas en los
"corrales de vecindad". Ángela se multiplica para poder ayudar a
estos hombres, mujeres y niños castigados tan duramente por la miseria. Y en
ese mismo año pone en conocimiento de su confesor, el padre Torres, su voluntad
de "meterse a monja". Cuenta ahora con diecinueve años.
Quiso entrar en las Carmelitas Descalzas del
barrio de Santa Cruz de Sevilla, aunque no la admitieron por temor a que no
pudiera soportar los duros menesteres del convento en su cuerpo menudo y débil.
Después ingresó en las Hermanas de la
Caridad. Llegó a vestir el hábito, pero hubo de salir del convento al enfermar.
Viendo que no podía ser monja en el convento, se dijo a si misma: "Seré
monja en el mundo" e hizo los Votos religiosos. Un billete de 1º de
noviembre de 1871 nos revela que "María de los Ángeles Guerrero, a los
pies de Cristo Crucificado" promete vivir conforme a los consejos
evangélicos: ya que le ha fallado ser monja en el convento, será monja fuera.
Dos años más tarde, Ángela pone en manos del doctor Torres Padilla unas
reflexiones personales en las que se propone, no vivir siguiendo a Jesús con la
cruz de su vida, sino vivir permanentemente clavada en ella junto a Jesús. De
ahora en adelante se llamará Ángela de la Cruz.
Ángela comienza a afirmarse en una idea que
le ha venido con fuerza: "hay que hacerse pobre con los pobres".
En invierno de 1873 Ángela formula votos
perpetuos fuera del claustro, y por el voto de obediencia queda unida al padre
Torres. Pero su mente y su corazón inquietos comienzan a "reinar" en
una idea que continuamente le asalta: formar la "Compañía de la
Cruz". Obstinada en su empeño el 17 de enero de 1875 comienza a trazar su
proyecto, que, como toda obra noble, se verá colmado por el éxito, más ante los
ojos de Dios que ante los ojos de los hombres.
Ángela ha encontrado tres compañeras: Josefa
de la Peña, una terciaria franciscano "pudiente", que ha decidido dar
el paso que su contacto con los pobres le está pidiendo; Juana María Castro y
Juana Magadán, dos jóvenes pobres, sencillas y buenas. Con el dinero de Josefa
Peña alquilan su "convento": un cuartito con derecho a cocina en la
casa número 13 de la calle San Luis, y desde allí organizan su servicio de
asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche. Poco después se
trasladan al número 8 de la calle Hombre de Piedra, y comienzan a adquirir
notable consistencia en el clima religioso de Sevilla. Estrenan hábito y sus
compañeras comienzan a llamarle "Madre", cuando aún no se ha borrado
de su rostro la primavera de la niñez. Entre duras penitencias y
mortificaciones, fieles a la causa de los pobres, consiguen obtener en 1876 la
admisión y bendición del Cardenal Spinola.
Todo el resto de su vida estaría marcado por
el signo doliente de la Cruz, pero también por la felicidad de quien se siente
"luz en el mundo mostrando una razón para vivir". La Compañía va a
crecer, y con ella el agradecimiento del pueblo sevillano y de todos los
rincones de Andalucía a donde llega el espíritu de Sor Ángela. Como afirma José
María Javierre en su preciosa obra Madre de los pobres: 'Que yo sepa, es el único
caso en el mundo. Existe una ciudad donde pronunciáis el nombre de una persona
y todos los habitantes, todos, sonríen: -Era buena, era una santa."
La siguen bastantes jóvenes y mayores que
quieren imitar a Sor Ángela y seguir su mismo género de vida. Todos caben en
sus casas. La austeridad será nota distintiva de sus casas. Roma da aprobación
a su Obra.
Fallecimiento
Falleció el 2 de marzo de 1932 como
consecuencia de un accidente cerebrovascular, personas de todas las clases
sociales rindieron homenaje a la hoy Santa que, por privilegio del Gobierno de
la Segunda República Española, fue sepultada en la cripta de la Casa Madre en
Sevilla.
Dos días después el Ayuntamiento republicano
de la ciudad de Sevilla, presidido por el alcalde don José González Fernández
de Labandera, decidió por unanimidad que constase en acta el sentimiento de la
Corporación por la muerte de la religiosa y decidió se rotulase con su nombre
la entonces llamada calle Alcázares, donde estaba y continúa el convento. Esta
decisión tiene gran importancia, si tenemos en cuenta las ideas anticlericales
imperantes en la época.
Canonización
El Papa Juan Pablo II la beatificó el 5 de
noviembre de 1982. El 20 de diciembre de 2002, la Iglesia reconoció
oficialmente su santidad, al aprobar el milagro que le había sido atribuido, la
curación, científicamente inexplicada, de un niño que sufría una obstrucción de
la arteria central de la retina del ojo derecho y recuperó repentinamente la
visión. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003 en la madrileña
Plaza de Colón, con el nombre de Santa Ángela de la Cruz.
El 7 de mayo de 2003, el cuerpo incorrupto de
la Santa es trasladado desde la Casa Madre hasta la Catedral de Sevilla, donde
presidió los actos en su honor, por la Canonización. Una gran multitud se
concentró a su paso, adornándose los templos y calles del recorrido para la
ocasión.
En 2012, la Compañía de la Cruz tiene más de
cincuenta conventos, 700 hermanas y unas 50 novicias que realizan el noviciado
en Sevilla. Los países donde se encuentra son España, Argentina e Italia. En
España en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Canarias,
Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla La Mancha y Galicia.
Oración a Santa Ángela de la Cruz
Dios de toda bondad, que
iluminaste a Santa Ángela virgen, con la sabiduría de la cruz, para que
reconociese a tu Hijo Jesucristo en los pobres y enfermos abandonados, y los
sirviese como humilde esclava, concédenos la gracia que te pedimos por su
intercesión, en esta novena.
Así también, inspira en
nosotros el deseo de seguir su ejemplo, abrazando cada día nuestra propia cruz,
en unión con Cristo crucificado y sirviendo a nuestros hermanos con amor.
Te lo pedimos por el mismo
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Amén.
(Fuente:
hermandades-de-sevilla.org y wikipedia)
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