8 - DE NOVIEMBRE
– LUNES –
32ª –
SEMANA DEL T. O. – B –
Beato Juan
Duns Escoto
Comienzo del libro de la
Sabiduría (1,1-7):
Amad la
justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo
con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los
que no desconfían.
Los razonamientos
retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a
los necios.
La sabiduría no entra
en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador
y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin
sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia.
La sabiduría es un
espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra
sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua.
Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al
universo, no ignora ningún sonido.
Palabra de
Dios
Salmo: 138,1-3a.3b-6.7-8.9-10
R/. Guíame, Señor, por el
camino eterno
Señor,
tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R/.
Todas
mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R/.
¿Adónde
iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.
Si vuelo
hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (17,1-6):
En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Es inevitable que
sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a
uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra
de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado.
Si tu hermano te
ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un
día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le
pidieron al Señor:
«Auméntanos la fe.»
El Señor contestó:
«Si tuvierais fe como
un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate
en el mar." Y os obedecería.»
Palabra del
Señor
1.
El "escándalo", tal como se suele entender en nuestra cultura,
tiene sobre todo un sentido social: todo lo que representa un tropiezo que hace
caer, algo así como una trampa. Por eso,
el problema del escándalo depende del sentido que tenga la caída.
Según los evangelios, Jesús fue motivo de
"escándalo" (Mt 11, 6; 13, 57; 26, 31. 33...). De ahí que pueden
darse situaciones en las que sea bueno el escándalo: cuando a alguien le hace
caer de sus ideas equivocadas, de sus falsas seguridades, de sus sentimientos
de superioridad o de estados de ánimo parecidos.
2.
Jesús rechaza frontalmente el escándalo que se les puede causar a los
"pequeños", es decir, a los débiles, a los sencillos, a los que,
mediante el escándalo, se les aleja de la rectitud, de la justicia y la
honestidad.
Es indignante el comportamiento de aquellas
personas que, por el cargo que ocupan o por el ejemplo que deben dar,
escandalizan a tantas buenas personas.
Hablamos aquí de quienes empujan a otros a formas de conducta
aberrantes, que les hunden para siempre en la culpa, la humillación, el
resentimiento, la desesperanza, la desconfianza y la decepción total.
3.
Pero también es cierto que pueden darse circunstancias en las que el
escándalo sea conveniente, incluso necesario. Escandalizar a los poderosos,
para que se caigan de sus pedestales de falsa gloria, de engañosa dignidad, y
así abandonen sus poltronas de instalación, eso puede ser excelente. Sin duda, eso es lo que hacía Jesús.
Cuando Jesús cita a Is 26,19, en respuesta
a los emisarios de Juan Bautista, afirmando que él se dedicaba a dar vida a los
ciegos, a limpiar leprosos, a resucitar muertos, a dar la buena noticia a los
pobres, el mismo Jesús termina diciendo: "¡Y dichoso el que no se
escandalice de mí!" (Mt 11, 6).
Es evidente que a quienes se escandalizan
de que se les abran los ojos a los que van como ciegos por la vida, a esos les
viene divinamente el escándalo. Lo necesitan. En este sentido, no deberíamos
tener miedo a escandalizar a los puritanos, los prepotentes y los intolerantes.
Beato Juan Duns
Escoto
En Colonia,
de la Lotaringia, en Germania, beato Juan Duns Escoto, presbítero de la Orden
de los Hermanos Menores, el cual, oriundo de Escocia, enseñó las disciplinas
filosóficas y teológicas en Cantorbery, Oxford, París y, finalmente, en
Colonia, como maestro preclaro de sutil ingenio y fervor admirable. Se le llama
doctor sutil y mariano.
Nació en
Escocia, en el actual Reino Unido.
Falleció 8 de
noviembre de 1308 en Colonia, en el actual Alemania
Beatificado el
20 de marzo de 1993 por Juan Pablo II.
Celebración 8
de noviembre
Religioso de
la Orden de Frailes Menores.
Vida
de Beato Juan Duns Escoto
Juan Pablo II
aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.
Juan Escoto nació
en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores
hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los
estudios entre 1291 y 1296 en París.
Luego enseñó en
Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias” de Pedro
Lombardo.
Tuvo que
abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio
contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de Francia.
Regresó allí el
año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación del
Ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su
maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga experiencia,
sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su vida laudable,
de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.
A fines de 1307
Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor medieval
más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford, enseñó
en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la
apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos
comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la
juventud.
El título de
“Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la
Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el
dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.
Elabora el
misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.
Empleó su agudeza
de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco:
Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha llamado “Doctor
del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.
Tuvo numerosos
discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la escuela
franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se desarrolló con
San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su culminación en el
Beato Juan Duns Escoto.
Su doctrina está
en perfecta armonía con su espiritualidad.
Después de Jesús,
la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es el teólogo
por excelencia de la Inmaculada Concepción.
El estudio de los
privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida. En una disputa
pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y
probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a
la Madre de su Hijo.
Por último,
después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y refutó uno
por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró
con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y con agudísima
dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se
debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la
célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, decuit, ergo fecit
(Podía, convenía, luego lo hizo)”.
En Colonia, donde
enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.
Fuente: http://es.catholic.net/santoral
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