11 - DE FEBRERO – VIERNES –
5ª – SEMANA DEL T.O. – C
Bienaventurada
Virgen María de Lourdes
Lectura del primer libro de los Reyes
(11,29-32;12,19):
Un día, salió Jeroboán de
Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo
encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado.
Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en
doce trozos y dijo a Jeroboán:
«Cógete diez trozos, porque así dice el
Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte
a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David
y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel."»
Así fue como se independizó Israel de la
casa de David hasta hoy.
Palabra de Dios
Salmo: 80,10.11ab.12-13.14-15
R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo:
escucha mi voz.
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un
dios extranjero;
yo soy el
Señor, Dios tuyo,
que te saqué
del país de Egipto. R/.
Pero mi pueblo no escuchó mi
voz,
Israel no
quiso obedecer:
los entregué a
su corazón obstinado,
para que
anduviesen según sus antojos. R/.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase
Israel por mi camino!:
en un momento
humillaría a sus enemigos
y volvería mi
mano contra sus adversarios. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
7, 31-37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino
del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que,
además, apenas podía hablar; y le pidieron que le impusiera las manos. Él,
apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la
saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
"Effeta" (esto es,
"Ábrete").
Y al momento se le abrieron los oídos,
se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Elles mandó que no
lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más intensidad lo
proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro, decían:
"Todo lo ha hecho bien: hace
oír a los sordos y hablar a los mudos".
Palabra del Señor
1. El problema de fondo, que resuelve aquí Jesús, es el problema de la incomunicación humana. Y lo resuelve en la Decápolis, una región cuya localización no se puede precisar con certeza. - ¿Fue un error de Marcos? - ¿Es un error nuestro? Importa poco este punto concreto. Lo que interesa es que Jesús, a su paso por una región probablemente de Siria (cf. Marcus Joel, G. Theissen, R. G. Lang), resuelve (simbólicamente) el problema de la incomunicación entre religiones y culturas.
La incomunicación que se simboliza en un
hombre que era sordo y mudo. No oír ni poder hablar es vivir
incomunicado.
2. Además, la sociedad de los
"medios de comunicación" es la sociedad de la
"incomunicación". Se nos oculta la verdad de lo que realmente ocurre
y se hace insoportable la incapacidad de empatizar con el otro, ponerse en el
lugar del otro. Y así, el aislamiento en que viven muchas personas es
aterrador. Como aterradora es la información manipulada que nos llega sobre
asuntos que son los que más nos importan a todos.
3. Superar la incomunicación
humana es algo tan difícil, que este evangelio termina diciendo que, cuando la
gente vio que el sordo y mudo empezó a comunicarse con normalidad, todo el
mundo llegó al "colmo del asombro". Y decía la gente: "todo lo
ha hecho bien".
La sinceridad y la libertad para hablar,
así como la capacidad de escucha y la paciencia para atender, sin duda son las
cosas más difíciles que hay en la relación humana. Pero esto es lo que, antes
que nada, tiene que resolver el Evangelio. Y para ello, lo primero que tenemos
que hacer es interpretar el Evangelio, no como una "religión" más,
sino como un "proyecto de vida" cuyo centro está en la
"bondad" y el "respeto con todos".
Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Memoria de la
Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación
de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas
ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes
Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de
Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que
acuden devotamente a rezar.
Vida
de Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Sucedió en las
cercanías de los Pirineos franceses. Fue un hecho impensado y nada previsto que
acabó revolucionando las conciencias y pasó con elegancia por encima de las
mentes un tanto cegatas para lo sobrenatural por la corriente racionalista y
anticlerical de aquellos franceses. El mismo día en que se celebraba en la
liturgia de la iglesia la fiesta de la Anunciación se reveló con la sencillez
de las cosas grandes que aquella aparición repetida tantas veces era nada menos
que la misma Virgen María. Sí, la visita era grandiosa por la dignidad y
asombrosa por lo inusitado. La muchacha que se afirmaba como vidente ni
siquiera sabía pronunciar bien el término "concepción" las primeras
veces y el dogma como tal hacía muy poco tiempo que se había proclamado en Roma
por el Papa. Pero Bernardita o Bernardette, que así se llamaba, refirió que la
aparición había dicho: "Yo soy la Inmaculada Concepción". La primera
aparición fue el 11 de febrero de 1858. Luego se fueron repitiendo hasta
dieciocho veces y no sin dificultades, burlas, expresiones altivas y otras
cosas. Pues buenos eran aquellos listillos escépticos, algunos bastante
engreídos por los conocimientos de las ciencias humanas. Hubo de superar
aquella pobre analfabeta y con poca salud, hija de una familia pobre arruinada
y miserable en aquellos días todas las trabas imaginables, incluidas las que
puso la misma autoridad eclesiástica. Pero lo que es documentación, hay toda y
seria; examinada desde todos los ángulos que puede contemplarse y someterse a
crítica un documento que pertenece a la Historia; declaraciones, procesos,
dictámenes técnicos, pruebas, cartas y réplicas. Las pruebas de los hechos
están exhaustivamente estudiadas: unas yerbas comidas, la tierra arañada,
fuente que brota y gente curada; aluviones imparables de gente con ganas de rezar
y que tiene ansias de curación; junto a algún iluminado y escéptico excéntrico,
multitudes agradecidas y enfervorizadas. Pidió la Señora que se le edificara
una iglesia por lo pequeño, capilla y se hiciera procesión. Los actos
multitudinarios fueron varias veces prohibidos y el recinto de la cueva
cerrado; hasta que llegó la esposa del almirante Bruat, institutriz de los
hijos del emperador, coincidente en el día con la que hizo el mismo polemista
Luis Veuillot, y se pudo informar de modo adecuado a Napoleón III que mandó
levantar la prohibición. El obispo de Tarbes inició el proceso que duró dos
años, hasta que el 18 de enero de 1862, en carta pastoral firmada por él
afirmaba: "Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se
apareció realmente a Bernardetta Soubirous el 11 de febrero de 1858 y días
siguientes, en número de 18 veces, en la gruta de Massabielle, cerca de la
ciudad de Lourdes; que tal aparición contiene todas las características de la
verdad y que los fieles pueden creerla por cierto... Para conformarnos con la
voluntad de la Santísima Virgen, repetidas veces manifestada en su aparición,
nos proponemos levantar un santuario en los terrenos de la gruta". Aún así
hubo restricciones por parte de las autoridades locales, pero trabajaron los
arquitectos, las brigadas de obreros se pusieron en marcha y el 18 de mayo de
1866 pudo consagrarse la cripta, cimiento de la futura capilla. Comenzaron las
peregrinaciones masivas y organizadas en el 1873. En el 1876 se pudo consagrar
la basílica.
La iglesia del Rosario,
consagrada en 1901, se levanta para suplir las deficiencias de espacio de la
primitiva basílica, que pronto fueron palpables por la afluencia de peregrinos.
En 1958, consagra el cardenal Roncalli que más tarde será el papa Juan XXIII la
basílica subterránea dedicada a san Pío X; bien merecido porque este papa fue
quien extendió la devoción a toda la Iglesia. Lourdes es un sitio privilegiado
para la devoción cristiana. Oración, silencio para el recogimiento. Abundantes
actos de culto que facilitan la piedad. Muchos rosarios en las manos de los
fieles por los espacios descubiertos e iglesias. Gente enfervorizada de
rodillas. Culto público y multitudinario en tantas ocasiones para atender las
necesidades espirituales de los peregrinos que acuden en masa.
Vía Crucis o Chemin de
la Croix que se recorre entre empinadas pendientes con las estaciones de la
Pasión para facilitar seguir los principales momentos de Jesús sufriente por la
humanidad. Y dos actos cumbres diarios. La procesión con el Santísimo a primera
hora de la tarde, con filas de peregrinos y multitud de enfermos adorantes que
reciben su bendición entre súplicas, lágrimas y actos de fe ¡de esperanza!
Porque de vez en cuando pasa que lo que se pide se alcanza. Es el milagro que
hace falta probar, examinar, discutir, mirar y remirar hasta que se pueda
publicar. La procesión de antorchas por la noche. Cantos, honra, alabanzas en
todos los idiomas pronunciadas, unión de corazones en las avemarías del
Rosario; luminarias de fe.
¿Lo más grande? El
enfermo, atendido, asistido, y hasta mimado; los más tristes y desesperados
casos se pueden ver en cualquier rincón de Lourdes; perfectamente cuidados,
llevados y traídos por un generoso voluntariado internacional y multirracial
que con delicadeza ve a otro Cristo en el cuerpo a veces tan descompuesto de la
camilla que empuja o arrastra
¡Y lo más
admirable! La humanidad doliente atendida, esa que suplica salud para el
cuerpo, está pletórica de esperanza, de consuelo; se percibe a simple vista alegría
en la aceptación de la enfermedad, del sufrimiento. Limitación sosegada y
alegre con dulce resignación.
¿Más? Sí. No sería
completo el panorama descrito si no hubiera oportunidades para curar el alma.
Igual que hay una piscina para los cuerpos, por si a la Virgen Santísima le
pareciera bien devolver la salud, hay confesionarios para enjugar las almas,
con la certeza firme de obtener siempre el perdón solicitado en al sacramento
de la reconciliación; y abundan los huecos para los confesores, con facilidad
para idiomas... miles de perdones y gracias.
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