jueves, 10 de febrero de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 - DE FEBRERO – VIERNES – 5ª – SEMANA DEL T.O. – C Bienaventurada Virgen María de Lourdes

 

 


11 - DE FEBRERO – VIERNES –

5ª – SEMANA DEL T.O. – C

Bienaventurada Virgen María de Lourdes

 

    Lectura del primer libro de los Reyes (11,29-32;12,19):

 

   Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado.

    Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán:

    «Cógete diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel."»

    Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy.

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 80,10.11ab.12-13.14-15

    R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo:

escucha mi voz.

 

    No tendrás un dios extraño,

no adorarás un dios extranjero;

yo soy el Señor, Dios tuyo,

que te saqué del país de Egipto. R/.

 

   Pero mi pueblo no escuchó mi voz,

Israel no quiso obedecer:

los entregué a su corazón obstinado,

para que anduviesen según sus antojos. R/.

 

   ¡Ojalá me escuchase mi pueblo

y caminase Israel por mi camino!:

en un momento humillaría a sus enemigos

y volvería mi mano contra sus adversarios. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 31-37

       En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le pidieron que le impusiera las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:

"Effeta" (esto es, "Ábrete").

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Elles mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más intensidad lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro, decían:

 "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

 

Palabra del Señor

 

 

1.  El problema de fondo, que resuelve aquí Jesús, es el problema de la incomunicación humana.  Y lo resuelve en la Decápolis, una región cuya localización no se puede precisar con certeza.  - ¿Fue un error de Marcos?  - ¿Es un error nuestro? Importa poco este punto concreto. Lo que interesa es que Jesús, a su paso por una región probablemente de Siria (cf. Marcus Joel, G. Theissen, R. G. Lang), resuelve (simbólicamente) el problema de la incomunicación entre religiones y culturas.

La incomunicación que se simboliza en un hombre    que era sordo y mudo. No oír ni poder hablar es vivir incomunicado.

 

2.  Además, la sociedad de los "medios de comunicación" es la sociedad de la "incomunicación". Se nos oculta la verdad de lo que realmente ocurre y se hace insoportable la incapacidad de empatizar con el otro, ponerse en el lugar del otro. Y así, el aislamiento en que viven muchas personas es aterrador. Como aterradora es la información manipulada que nos llega sobre asuntos que son los que más nos importan a todos.

 

3.   Superar la incomunicación humana es algo tan difícil, que este evangelio termina diciendo que, cuando la gente vio que el sordo y mudo empezó a comunicarse con normalidad, todo el mundo llegó al "colmo del asombro". Y decía la gente: "todo lo ha hecho bien".

La sinceridad y la libertad para hablar, así como la capacidad de escucha y la paciencia para atender, sin duda son las cosas más difíciles que hay en la relación humana. Pero esto es lo que, antes que nada, tiene que resolver el Evangelio. Y para ello, lo primero que tenemos que hacer es interpretar el Evangelio, no como una "religión" más, sino como un "proyecto de vida" cuyo centro está en la "bondad" y el "respeto con todos". 


Bienaventurada Virgen María de Lourdes


Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.

 

Vida de Bienaventurada Virgen María de Lourdes

Sucedió en las cercanías de los Pirineos franceses. Fue un hecho impensado y nada previsto que acabó revolucionando las conciencias y pasó con elegancia por encima de las mentes un tanto cegatas para lo sobrenatural por la corriente racionalista y anticlerical de aquellos franceses. El mismo día en que se celebraba en la liturgia de la iglesia la fiesta de la Anunciación se reveló con la sencillez de las cosas grandes que aquella aparición repetida tantas veces era nada menos que la misma Virgen María. Sí, la visita era grandiosa por la dignidad y asombrosa por lo inusitado. La muchacha que se afirmaba como vidente ni siquiera sabía pronunciar bien el término "concepción" las primeras veces y el dogma como tal hacía muy poco tiempo que se había proclamado en Roma por el Papa. Pero Bernardita o Bernardette, que así se llamaba, refirió que la aparición había dicho: "Yo soy la Inmaculada Concepción". La primera aparición fue el 11 de febrero de 1858. Luego se fueron repitiendo hasta dieciocho veces y no sin dificultades, burlas, expresiones altivas y otras cosas. Pues buenos eran aquellos listillos escépticos, algunos bastante engreídos por los conocimientos de las ciencias humanas. Hubo de superar aquella pobre analfabeta y con poca salud, hija de una familia pobre arruinada y miserable en aquellos días todas las trabas imaginables, incluidas las que puso la misma autoridad eclesiástica. Pero lo que es documentación, hay toda y seria; examinada desde todos los ángulos que puede contemplarse y someterse a crítica un documento que pertenece a la Historia; declaraciones, procesos, dictámenes técnicos, pruebas, cartas y réplicas. Las pruebas de los hechos están exhaustivamente estudiadas: unas yerbas comidas, la tierra arañada, fuente que brota y gente curada; aluviones imparables de gente con ganas de rezar y que tiene ansias de curación; junto a algún iluminado y escéptico excéntrico, multitudes agradecidas y enfervorizadas. Pidió la Señora que se le edificara una iglesia por lo pequeño, capilla y se hiciera procesión. Los actos multitudinarios fueron varias veces prohibidos y el recinto de la cueva cerrado; hasta que llegó la esposa del almirante Bruat, institutriz de los hijos del emperador, coincidente en el día con la que hizo el mismo polemista Luis Veuillot, y se pudo informar de modo adecuado a Napoleón III que mandó levantar la prohibición. El obispo de Tarbes inició el proceso que duró dos años, hasta que el 18 de enero de 1862, en carta pastoral firmada por él afirmaba: "Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se apareció realmente a Bernardetta Soubirous el 11 de febrero de 1858 y días siguientes, en número de 18 veces, en la gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de Lourdes; que tal aparición contiene todas las características de la verdad y que los fieles pueden creerla por cierto... Para conformarnos con la voluntad de la Santísima Virgen, repetidas veces manifestada en su aparición, nos proponemos levantar un santuario en los terrenos de la gruta". Aún así hubo restricciones por parte de las autoridades locales, pero trabajaron los arquitectos, las brigadas de obreros se pusieron en marcha y el 18 de mayo de 1866 pudo consagrarse la cripta, cimiento de la futura capilla. Comenzaron las peregrinaciones masivas y organizadas en el 1873. En el 1876 se pudo consagrar la basílica.

La iglesia del Rosario, consagrada en 1901, se levanta para suplir las deficiencias de espacio de la primitiva basílica, que pronto fueron palpables por la afluencia de peregrinos. En 1958, consagra el cardenal Roncalli que más tarde será el papa Juan XXIII la basílica subterránea dedicada a san Pío X; bien merecido porque este papa fue quien extendió la devoción a toda la Iglesia. Lourdes es un sitio privilegiado para la devoción cristiana. Oración, silencio para el recogimiento. Abundantes actos de culto que facilitan la piedad. Muchos rosarios en las manos de los fieles por los espacios descubiertos e iglesias. Gente enfervorizada de rodillas. Culto público y multitudinario en tantas ocasiones para atender las necesidades espirituales de los peregrinos que acuden en masa.

Vía Crucis o Chemin de la Croix que se recorre entre empinadas pendientes con las estaciones de la Pasión para facilitar seguir los principales momentos de Jesús sufriente por la humanidad. Y dos actos cumbres diarios. La procesión con el Santísimo a primera hora de la tarde, con filas de peregrinos y multitud de enfermos adorantes que reciben su bendición entre súplicas, lágrimas y actos de fe ¡de esperanza! Porque de vez en cuando pasa que lo que se pide se alcanza. Es el milagro que hace falta probar, examinar, discutir, mirar y remirar hasta que se pueda publicar. La procesión de antorchas por la noche. Cantos, honra, alabanzas en todos los idiomas pronunciadas, unión de corazones en las avemarías del Rosario; luminarias de fe.

¿Lo más grande? El enfermo, atendido, asistido, y hasta mimado; los más tristes y desesperados casos se pueden ver en cualquier rincón de Lourdes; perfectamente cuidados, llevados y traídos por un generoso voluntariado internacional y multirracial que con delicadeza ve a otro Cristo en el cuerpo a veces tan descompuesto de la camilla que empuja o arrastra

¡Y lo más admirable! La humanidad doliente atendida, esa que suplica salud para el cuerpo, está pletórica de esperanza, de consuelo; se percibe a simple vista alegría en la aceptación de la enfermedad, del sufrimiento. Limitación sosegada y alegre con dulce resignación.

¿Más? Sí. No sería completo el panorama descrito si no hubiera oportunidades para curar el alma. Igual que hay una piscina para los cuerpos, por si a la Virgen Santísima le pareciera bien devolver la salud, hay confesionarios para enjugar las almas, con la certeza firme de obtener siempre el perdón solicitado en al sacramento de la reconciliación; y abundan los huecos para los confesores, con facilidad para idiomas... miles de perdones y gracias.

 

 

 

 

 

   

 

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