domingo, 27 de febrero de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 - DE MARZO – MARTES – 8ª – SEMANA DEL T.O. – C SAN DAVID DE GALES

 


1 - DE MARZO – MARTES –

8ª – SEMANA DEL T.O. – C

SAN DAVID DE GALES

 

    Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,10-16):

 

   La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo.

    Son cosas que los ángeles ansían penetrar. Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo.

    Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 97,1.2-3ab.3c-4

    R/. El Señor da a conocer su victoria

 

   Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas:

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.

 

   El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.

 

   Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Aclamad al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:

«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

 

Palabra del Señor

 

1.  La afirmación segura, que hace Pedro: "lo hemos dejado todo", y eso lo hemos hecho "para seguirte", indica obviamente una convicción de orgullo.

Un orgullo que contrasta con el miedo y el abandono del joven rico. Un orgullo, además, que queda más destacado en el relato paralelo de Mateo, donde se añade: ¿Qué, pues, recibiremos? (19, 27). Y conste que seguramente Pedro hacía aquí también de portavoz de los demás apóstoles.

 

2.  Los que hemos entrado en los seminarios, en los conventos, en instituciones apostólicas, hacemos algo que se considera como un acto y se toma una decisión de enorme generosidad.  De eso no cabe duda. Pero no todo es trigo limpio en estos casos. Ni en tantos otros que, de la manera que sea, afectan a la vida de quienes decimos que creemos en el Evangelio y lo tomamos en serio.

Porque, en los estratos más hondos de la propia conciencia, llevamos lacras y manchas, que seguramente jamás nos atrevemos a reconocer que están ahí, en nuestra propia intimidad.

 "Ser importantes", "salir del anonimato", "llegar a ser algo" en la vida, "mandar sobre otros", "tener una vida asegurada y con dinero", ¡qué sé yo!

 

3.  Jesús le dijo a Pedro (y a los demás, de entonces y de ahora) que no le iba a faltar nada. Pero que, además de tenerlo todo, le esperaban también persecuciones.

¿Por qué?  Muy sencillo: el que "lo deja todo", no está atado a nada. Si es verdad que lo deja todo, sin duda que se queda completamente libre: para pensar, para decir, para tomar decisiones. Y es evidente que una persona así es temible. Las trampas y los tramposos de la vida se basan en el miedo de los que prefieren vivir sujetos, atados, pero seguros. Por eso abundan tanto los canallas.

 

SAN DAVID  DE  GALES



Obispo, 1 de marzo

Martirologio Romano: En Menevia, en Cambria, san David (o Dewi), obispo, que, imitando los ejemplos y virtudes de los Padres orientales, fundó un monasterio, del cual partieron muchos monjes que evangelizaron Cambria, Irlanda, Cornualles y Armórica (c. 601).

Fecha de canonización: En el año 1120 por el Papa Calixto II.

San David, o Dewi Sant, como se le conoce en idioma galés, es el santo patrono de Gales. Era un monje, abad y obispo celta que vivió durante el siglo VI. Fue arzobispo de Gales, y uno de los primeros santos que ayudaron a diseminar el cristianismo entre las tribus celtas paganas del oeste de las islas británicas.

Dewi nació cerca de Capel Non, en la costa suroriental de Gales, cerca de lo que ahora es la ciudad de Sain Dewi. Estudió en un monasterio de nombre Hen Fynyw.

Dewi hizo muchos viajes como misionero por todo Gales, donde estableció varias iglesias. También viajó al sur y oeste de Inglaterra y Cornualles. Fundó un monasterio en Glyn Rhosyn en la ribera del pequeño Río Alun, donde actualmente se yergue la catedral de la ciudad de Saint David.

Existen muchas historias acerca de la vida de Dewi, pero tal vez la más conocida se dice que ocurrió en el Sínodo de Llanddewi Brefi. Estaban por decidir se Dewi se convertiría en arzobispo. Una multitud se congregó en el Sínodo y cuando Dewi se puso de pié para tomar la palabra, uno de los miembros de la congregación grito: "No podremos verlo ni oírlo". En ese momento, el piso se elevó hasta que todos podían verlo y oírlo. Así, no era de sorprender que pronto fuera nombrado arzobispo.

Se dice que Dewi vivió más de 100 años, y generalmente se acepta que murió en al año 589. Las últimas palabras que dirigió a sus seguidores fueron en un sermón un domingo antes de su muerte. Según uno de sus biógrafos, Dewi les dijo: "Sean alegres y mantengan su fe y su credo. Hagan las pequeñas cosas que me han visto u oído hacer. Yo caminaré por la ruta que nuestros ancestros recorrieron antes que nosotros".

"Hagan las pequeñas cosas" es una frase muy conocida en galés que ha sido la inspiración de muchos. Se dice que el martes 1 de marzo del año 589 el monasterio se llenó de ángeles y Cristo recibió su alma.

Tal como se celebra en la actualidad, el Día de San David data del año 1120, cuando Dewi fue canonizado por el Papa Callactus Segundo, y el 1 de marzo quedó incluido en el calendario de la Iglesia.

San David fue, y sigue siendo, una figura muy importante de Gales. El Día de San David es una gran celebración para Gales.

 

 

 

 

 

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