7 - DE FEBRERO – LUNES –
5ª – SEMANA DEL T.O. – C
San Ricardo rey
Lectura del primer libro de los Reyes
(8,1-7.9-13):
En aquellos
días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los
jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el
Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión).
Todos los israelitas se congregaron en
torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los
Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron
con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro,
más los utensilios del culto que había en la Tienda.
El rey Salomón, acompañado de toda la
asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad
incalculable de ovejas y bueyes.
Los sacerdotes llevaron el Arca de la
Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las
alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio
del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima.
En el Arca sólo había las dos Tablas de
piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los
israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando
los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los
sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del
Señor llenaba el templo.
Entonces Salomón dijo:
«El Señor quiere habitar en las
tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para
siempre».
Palabra de Dios
Salmo: 131, 6-7. 8-10
R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión
Oímos que
estaba en Éfrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.
Levántate,
Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(6,53-56):
En aquel
tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en
Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se
pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba
Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde
llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase
tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Palabra del
Señor.
1. Estos relatos en forma de sumario,
que recogen curaciones masivas de Jesús, concretamente en el
evangelio de Marcos (1, 32-34; 3, 7-12; 6, 53-56; cf. Mt 4, 23-24 par), han
sido interpretadas como relatos que no merecen credibilidad. Porque dan la impresión
de que cuentan la actividad de un curandero. Y también porque han sido
interpretados como el efecto de prácticas de magia.
Los escritores que han hablado en este
sentido han sido numerosos.
2.- Pero, para entender correctamente
estos resúmenes (y en general los relatos de curaciones), conviene tener en
cuenta dos cosas:
a) En el antiguo mundo grecorromano, los
milagros eran aceptados como parte del paisaje religioso (J. P. Meier).
b) Nunca deberíamos olvidar que los
evangelios, antes que "libros de historia", son un "mensaje
religioso". Y lo que interesa al creyente que lee estos episodios, no es
analizar al detalle las enfermedades y la posible (o imposible) curación de
tales enfermedades, sino comprender que el lenguaje y la forma de "hechos
prodigiosos", que tanto usan los evangelios, eran una figura literaria que
utilizaban los escritores de la Antigüedad para comunicar un determinado
mensaje.
En el caso de los evangelios, no se
trata de un mensaje religioso, sino de un proyecto de vida.
3. Esto supuesto, lo único
que está claro y, por tanto, no admite dudas es que Jesús pasó por el mundo
dando vida y remediando penas y sufrimientos.
En esto consiste el "proyecto de
vida" que nos transmiten los evangelios. Este es, sin duda, uno de los
rasgos más claros y más insistentemente repetidos en la "teología
narrativa" que son los evangelios.
Según esta teología, queda claro que
Jesús vino, por supuesto, para acercar a la gente a Dios. Pero el medio
fundamental que utilizó, para llevar a la gente a Dios, no fue la piedad, la
devoción o la religiosidad, sino sobre todo la curación de enfermos y, por
tanto, contagiar vida, salud y felicidad.
Jesús se salió de la religión
tradicional. Y vivió intensamente una religiosidad alternativa. La religiosidad
que consiste en ser y vivir como una persona que va contagiando felicidad y
ganas de vivir. El que hace eso es el que ha tomado el camino más directo para
llegar a Dios.
San Ricardo rey
En Luca, de la
Toscana, san Ricardo Rey, padre de los santos Willibaldo y Waldburgis, el cual,
peregrinando junto con sus hijos desde Inglaterra a Roma, falleció durante el
camino (c. 720).
Era una familia de
Wessex, compuesta del padre, cuyo nombre no se menciona, y sus hijos Wilibaldo
y Winebaldo. Hicieron la travesía por el Sena, desembocaron en Rouen visitaron
varios santuarios franceses y salieron para Roma. Pero en Lucca el padre murió
y fue sepultado en la iglesia de san Frediano. Se registraron milagros en su
tumba, donde están todavía sus reliquias y donde se observa su fiesta con
devoción.
Su hijo Wilibaldo
se unió más tarde a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en
Baviera. Los detalles anteriores los debemos a un documento llamado el
«Hodoeporicon», escrito por una de sus parientes, monja de Heidenheim, quien
anotó los recuerdos que tenía sobre la vida del santo, tal como él se las
relató de palabra. Dicho documento es la fuente de todo lo que sabemos del
padre de san Wilibaldo y san Winebaldo y su hermana santa Walburga: pero esto
no era suficiente para los fieles de Lucca y de Eichstátt, que tanto veneraban
al santo varón. Entonces le inventaron un nombre «Ricardo», una vida y una
posición: «rey de los ingleses». En realidad en Inglaterra no hubo ningún rey
Ricardo antes de Corazón de León, y nada se sabe de la condición del padre de
Wilibaldo, excepto que tenía buena posición social, pues podía costear viajes de
larga duración. Sin embargo, en el Martirologio Romano antiguo se inscribía
como «sanctus Richardus rex Anglorum», aunque en el actual se ha retirado esa
caracterización de «rey de los ingleses», que sólo permanece en la iconografía
del santo. Lo poco que sabemos acerca de él queda compensado por los amplios
informes dignos de confianza sobre sus hijos.
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