28 - DE FEBRERO – LUNES –
8ª – SEMANA DEL T.O. – C
SAN ROMAN
Lectura de la primera carta del apóstol san
Pedro (1,3-9):
Bendito sea Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo que, en su gran misericordia, por la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza
viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está
reservada en el cielo.
La fuerza de Dios os custodia en la fe para
la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello,
aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la
comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo
aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste
Jesucristo.
No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no
lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado,
alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de Dios
Salmo: 110,1-2.5-6.9ab.10c
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al Señor de todo
corazón,
en compañía de
los rectos, en la asamblea.
Grandes son
las obras del Señor,
dignas de
estudio para los que las aman. R/.
El da alimento a sus fieles,
recordando
siempre su alianza;
mostró a su
pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la
heredad de los gentiles. R/.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para
siempre su alianza;
la alabanza
del Señor dura por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(10,17-27):
En aquel
tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló
ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar
la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«Por qué me llamas bueno? No hay nadie
bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu
padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde
mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le
dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y
sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y
se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus
discípulos:
«¿Qué difícil les será entrar en el
reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de
estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el
reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que
a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para
Dios. Dios lo puede todo».
Palabra del Señor
1. La clave, para entender y vivir el Evangelio, no es la fe. La clave es el seguimiento de Jesús. En los evangelios, jamás se habla de un "seguimiento" escaso, pobre, débil. Sin embargo, la escasez, oscuridad o debilidad de la "fe" es un tema que se repite con insistencia, aplicado precisamente a los discípulos, a los apóstoles, a los compañeros de Jesús (cf. Mt 8, 26; 14, 31; 16, 8; 17, 20; Mc 4, 40; 16, 11. 13. 14; Lc 8, 26; 24, 11. 41).
Sin duda alguna, Jesús no toleró un
seguimiento a medias. La "fe" torpe, oscura, débil, estaba presente,
muy presente, en la comunidad original de Jesús.
2. El relato del joven rico es un relato-modelo porque aquí es donde se ve con más claridad la totalidad de las exigencias de Jesús, no ya para ser discípulo, sino sencillamente para poder entrar en el Reino de Dios. Teniendo en cuenta que el joven (protagonista de este episodio) era un judío observante, cumplidor de los mandamientos, fiel a la ley. Pero, a juicio de Jesús, para realizar su proyecto, con la observancia de la ley no basta. Lo decisivo, lo capital y determinante, es vivir con Jesús y cómo vivió Jesús. Que eso, ni más ni menos, es el "seguimiento".
3. La Iglesia le tiene miedo
al "seguimiento", como centro y clave de la vida cristiana. Porque el
seguimiento, así entendido, es incompatible con la Iglesia que tenemos, la
Iglesia que ve la gente y con la que muchos cristianos se sienten satisfechos.
La Iglesia de la "religión" es soportable, tranquiliza, ocupa ratos
al día o a la semana, no mucho más.
La Iglesia del "seguimiento"
exige un cambio radical, en su organización, en su forma de vida y en la manera
de vivir de los cristianos. Sobre todo, en todo cuanto se refiere al dinero. Y
somos muchos los que pensamos y decimos que, con los mandamientos, ya hay
bastante... ¿O no?
SAN ROMAN
Abad
Martirologio
Romano: En el monte Jura, en la región lugdunense de
la Galia, sepultura del abad san Román, que, siguiendo los ejemplos de los
antiguos monjes, primero abrazó la vida eremítica y después fue padre de
numerosos monjes (460).
Breve Biografía
Son escasas las noticias que han llegado hasta nosotros de este ilustre
ermitaño y célebre fundador de Monasterios, sobre todo de su juventud y
formación intelectual. Parece que apenas tenía estudios, pero sí gozaba de una
sabiduría e inteligencia nada comunes y que en su hogar familiar había recibido
una esmerada educación cristiana que, a pesar de las no pocas dificultades por
las que el trajín de la vida le arrastró, jamás llegó a olvidar.
Su vida se mueve en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de
Occidente se desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de
Europa amenazan avasallarlo todo. De hecho, reina la barbarie y la desolación.
El cristianismo que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder
celebrar sus actos fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que
tan sólo le interesa el materialismo y la barbarie, polos opuestos a la dulzura
y valores eternos que predica la fe de Jesucristo.
La Divina Providencia iba dirigiendo los pasos de Román y poco a poco le
hacía ver que aquella vida que llevaba no podía satisfacer ni llenar las ansias
de su corazón. Estaba dotado de un carácter vivo, fogoso y expansivo. Por otra
parte, también le arrastraba la soledad y la entrega a Dios en el silencio y la
oración. ¿Quién vencerá la batalla?
Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos
tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior,
renuncia a todas las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y
se retira a la soledad para vivir la vida eremítica. Allí pasa unos años no
teniendo otra compañía que los árboles, las plantas y algunos animales. Toda su
jornada la pasa entregado a la oración, a la mortificación y hace también
algunos trabajos manuales.
Pronto se enteran algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor
entrega al Señor, y le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los
cimientos de aquel género de vida que llamará la atención por aquellos
alrededores y que será foco de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida
y escritos de los Padres del Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó
que, sin abandonar su Patria, en la misma Galia, podía él y los suyos organizar
el mismo género de vida que aquellos Padres... De aquí surgió su célebre
convento de Condat que será después la semilla de otros muchos Monasterios o
una especie de lauras aglutinadas en torno al abad o padre espiritual de todo
el Monasterio.
Cierto día se sumó a aquellos monjes el mismo hermano de Román, llamado
Lupicino, que después también será inscrito en el Catálogo de los Santos. Entre
los dos llevaban la dirección del Monasterio. Lupicino era más fogoso que Román
y a veces era un tanto duro en las penitencias que él se imponía y quería también
para los demás. Entonces aparecía Román, y con su gran bondad, traía la paz y
descargaba a los monjes de penitencias exageradas.
Gracias al buen hacer de Román no hubo nunca escisiones en el Monasterio y
todos vivían como verdaderos hermanos, teniendo, como dice el libro de los
Hechos "un mismo sentir y siendo todo común entre ellos".
Román también supo ser duro e intransigente con los príncipes y nobles
cuando veía que los derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos.
Condat se había convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de
allí salían fervorosos misioneros y trabajadores para todos los campos en la
viña del Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia
de códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de
vida espiritual y obradores de muchos prodigios. Lleno de méritos expiraba el
año 460.
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