9 - DE FEBRERO – MIERCOLES –
5ª – SEMANA DEL T.O. – C
Santa
Apolonia de Alejandría
Lectura del primer libro de los Reyes
(10,1-10):
En aquellos
días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas.
Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro
en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le
propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una
cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.
Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría
de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la
corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las
bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada
y dijo al rey:
«¡Es verdad lo que me contaron en mi
país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo
veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En
sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído.
¡Dichosa tu gente, dichosos los
cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría!
¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por
el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de
Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!»
La reina regaló al rey cuatro mil quilos
de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos
perfumes como los que la reina de Saba regaló al rey Salomón.
Palabra de Dios
Salmo: 36,5-6.30-31.39-40
R/. La boca del justo expone la sabiduría
Encomienda tu
camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho, como el mediodía. R/.
La boca del
justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho:
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan. R/.
El Señor es
quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(7,14-23):
En aquel
tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: Nada que
entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que
hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa,
le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No
comprendéis?
Nada que entre de fuera puede hacer
impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa
en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos.
Y siguió:
«Lo que sale de dentro, eso sí mancha al
hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos,
las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias,
fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas
maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor
1. La enseñanza central que
Jesús propone en esta declaración, que fue pronunciada con cierta solemnidad,
es esta: "Escuchad y entended todos" el ser humano no se acerca a
Dios (o se aleja de Él) por lo que es exterior al propio ser humano. Por tanto,
ni por los alimentos que come, ni por los lugares que visita, ni por las
vestimentas que se pone, ni por el cargo que ocupa, ni por el sitio en que
vive..., por nada de eso o por cualquier cosa que no pueda salir corazón, nadie
se acerca o se aleja de Dios.
Esto ha sido importante siempre. Pero lo
es más ahora. Porque ahora se han súper-desarrollado los medios de propaganda,
de publicidad, la cultura de la imagen, el simple hecho de hacer fotografías y
enseñarlas a todo el mundo, el interés por el "parecer", sea como sea
el "ser"...
2. Esta tesis, tan radical,
la completa Jesús diciendo: "Lo que sale del corazón del hombre, eso es lo
que mancha, es decir, nos aleja de Dios".
Jesús, por tanto, defiende una
religiosidad interior. De forma que solamente los comportamientos que brotan de
la interioridad son los que nos acercan o alejan de Dios.
En última instancia, esto equivale a
defender una religiosidad laica. Es decir, una religiosidad que se basa en algo
que es común a todo el "pueblo" o "población" (Iciós).
Por otra parte, es también una
religiosidad que no se basa en nada externo o en la "imagen social"
que cada cual proyecta, sino en lo que cada cual lleva en la intimidad de su
corazón y se traduce en comportamientos de honradez, bondad, respeto,
generosidad, deseo de igualdad, exclusión de todo fanatismo o intolerancia,
etc.
3. Este planteamiento de la
religiosidad debió ser tan novedoso y difícil de entender que, ya en los
evangelios se suaviza: si se compara Mc 7, 21-22 con Mt 15, 19, se advierte que
Mt suaviza el problema.
Por otra parte, la idea de que Jesús
declaró puros todos los alimentos no fue aceptada ni por Pedro (Hech 10, 14;
11, 8) y fue objeto de serios problemas en la Iglesia primitiva. Es más,
todavía hay personas que siguen haciendo problema de si se puede comer carne o
pescado en determinados días de cuaresma o de Semana Santa...
Sin duda alguna, somos más religiosos
que cristianos.
En Alejandría,
en Egipto, conmemoración de santa Apolonia, virgen y mártir, la cual, después
de haber sufrido muchos y crueles tormentos por parte de los perseguidores,
para no verse obligada a proferir palabras impías prefirió entregarse al fuego
antes que ceder en su fe.
Vida de Santa Apolonia de
Alejandría
Sucedió en tiempos
del emperador Felipe que es una época suave en la práctica de la fe cristiana.
El lugar de los acontecimientos es Alejandría y por el año 248, previo a la
persecución de Decio.
Sale a la calle un
poeta con aires de profeta de males futuros; practicaba la magia, según se
dice; va por las vías y plazas alejandrinas publicando, como agorero de males,
las catástrofes y calamidades que van a sobrevenir a la ciudad si no se
extermina de ella a los cristianos. No se sabe qué cosas dieron motivo para
predecir esos tiempos aciagos, pero la verborrea produjo su efecto. El obispo
Dionisio Alejandrino es el que relata el comienzo de la persecución. Tomaron
violentamente al anciano Metro, sin respetar sus canas; le exigen blasfemias
contra Jesucristo, se desalientan con su firmeza y acaban moliéndolo a palos y
lapidándolo a las afueras de la ciudad. Luego van a por la matrona Cointa que
es atada, arrastrada y también muerta a pedradas. Ahora la ciudad parece en
estado de guerra; han crecido los tumultos; la gente va loca asaltando las
casas donde puede haber cristianos. Se multiplican los incendios, los saqueos y
la destrucción.
En Alejandría vive
una cristiana bautizada desde pequeña y educada en la fe por sus padres; en los
tiempos de su juventud decidió la renuncia voluntaria al matrimonio para dar su
vida entera a Jesús. Se llama Apolonia y ya es entrada en años; los que la
conocen saben mucho de sus obras de caridad, de su sólida virtud y de su retiro
en oración; incluso presta ayuda a la iglesia local como diaconisa, según se
estila en la antigüedad. Las hordas incontroladas la secuestran y pretenden
obligarla a blasfemar contra Jesucristo. Como nada sale de su boca, con una
piedra le destrozan los dientes. Después la llevan fuera de la ciudad
amenazándola con arrojarla a una hoguera, si no apostata. Pide un tiempo para
reflexionar. Se abisma en oración. Luego, ella misma es la que, con desprecio a
la vida que sin Dios no vale, con paso decidido, pasa ante sus asombrados
verdugos y entra en las llamas donde murió.
Los cristianos
recogieron de entre las cenizas lo poco que quedó de sus despojos. Los dientes
fueron recogidos como reliquias que distribuyeron por las iglesias.
Su representación
iconográfica posterior la presenta sufriendo martirio de manos de un sayón que
tiene una gran piedra en la mano para impartir el golpe que le destrozó la
boca. Por eso es abogada contra los males de dientes y muelas.
También a nosotros
nos asombra la decisión de santa Apolonia por parecerse a al suicidio. Algún
magnánimo escritor habla de que «eso sólo es lícito hacerlo bajo una
inspiración de Dios». Desde luego es susceptible de más de una glosa. Sólo que
los santos, tan extremosamente llenos de Dios, adoptan en ocasiones actitudes
inverosímiles y desconcertantes bajo el aguijón del Amor y ¡quién sabe si esas
son «locuras» sólo para quien no tiene tanto amor! Al fin y al cabo, cada santo
es el misterio de responder sin cuento a Dios.
(Fuente:
archimadrid.es)
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