lunes, 7 de febrero de 2022

Parate un momento: El Evangelio del dia 9 - DE FEBRERO – MIERCOLES – 5ª – SEMANA DEL T.O. – C Santa Apolonia de Alejandría

  

 

9 - DE FEBRERO – MIERCOLES –

5ª – SEMANA DEL T.O. – C

Santa Apolonia de Alejandría

 

Lectura del primer libro de los Reyes (10,1-10):

 

En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.

Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey:

«¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído.

¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría!

¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!»

La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Saba regaló al rey Salomón.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 36,5-6.30-31.39-40

 

R/. La boca del justo expone la sabiduría

 

Encomienda tu camino al Señor,

confía en él, y él actuará:

hará tu justicia como el amanecer,

tu derecho, como el mediodía. R/.

 

La boca del justo expone la sabiduría,

su lengua explica el derecho:

porque lleva en el corazón la ley de su Dios,

y sus pasos no vacilan. R/.

 

El Señor es quien salva a los justos,

él es su alcázar en el peligro;

el Señor los protege y los libra,

los libra de los malvados y los salva,

porque se acogen a él. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,14-23):

 

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

«Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.

Él les dijo:

«¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis?

Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»

Con esto declaraba puros todos los alimentos.

Y siguió:

«Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

 

Palabra del Señor

 

1.  La enseñanza central que Jesús propone en esta declaración, que fue pronunciada con cierta solemnidad, es esta: "Escuchad y entended todos" el ser humano no se acerca a Dios (o se aleja de Él) por lo que es exterior al propio ser humano. Por tanto, ni por los alimentos que come, ni por los lugares que visita, ni por las vestimentas que se pone, ni por el cargo que ocupa, ni por el sitio en que vive..., por nada de eso o por cualquier cosa que no pueda salir corazón, nadie se acerca o se aleja de Dios.

Esto ha sido importante siempre. Pero lo es más ahora. Porque ahora se han súper-desarrollado los medios de propaganda, de publicidad, la cultura de la imagen, el simple hecho de hacer fotografías y enseñarlas a todo el mundo, el interés por el "parecer", sea como sea el "ser"...

 

2.  Esta tesis, tan radical, la completa Jesús diciendo: "Lo que sale del corazón del hombre, eso es lo que mancha, es decir, nos aleja de Dios".

Jesús, por tanto, defiende una religiosidad interior. De forma que solamente los comportamientos que brotan de la interioridad son los que nos acercan o alejan de Dios.

En última instancia, esto equivale a defender una religiosidad laica. Es decir, una religiosidad que se basa en algo que es común a todo el "pueblo" o "población" (Iciós).

Por otra parte, es también una religiosidad que no se basa en nada externo o en la "imagen social" que cada cual proyecta, sino en lo que cada cual lleva en la intimidad de su corazón y se traduce en comportamientos de honradez, bondad, respeto, generosidad, deseo de igualdad, exclusión de todo fanatismo o intolerancia, etc.

 

3.  Este planteamiento de la religiosidad debió ser tan novedoso y difícil de entender que, ya en los evangelios se suaviza: si se compara Mc 7, 21-22 con Mt 15, 19, se advierte que Mt suaviza el problema.

Por otra parte, la idea de que Jesús declaró puros todos los alimentos no fue aceptada ni por Pedro (Hech 10, 14; 11, 8) y fue objeto de serios problemas en la Iglesia primitiva. Es más, todavía hay personas que siguen haciendo problema de si se puede comer carne o pescado en determinados días de cuaresma o de Semana Santa...

Sin duda alguna, somos más religiosos que cristianos.

 

Santa Apolonia de Alejandría


 

En Alejandría, en Egipto, conmemoración de santa Apolonia, virgen y mártir, la cual, después de haber sufrido muchos y crueles tormentos por parte de los perseguidores, para no verse obligada a proferir palabras impías prefirió entregarse al fuego antes que ceder en su fe.

 

Vida de Santa Apolonia de Alejandría

 

Sucedió en tiempos del emperador Felipe que es una época suave en la práctica de la fe cristiana. El lugar de los acontecimientos es Alejandría y por el año 248, previo a la persecución de Decio.

Sale a la calle un poeta con aires de profeta de males futuros; practicaba la magia, según se dice; va por las vías y plazas alejandrinas publicando, como agorero de males, las catástrofes y calamidades que van a sobrevenir a la ciudad si no se extermina de ella a los cristianos. No se sabe qué cosas dieron motivo para predecir esos tiempos aciagos, pero la verborrea produjo su efecto. El obispo Dionisio Alejandrino es el que relata el comienzo de la persecución. Tomaron violentamente al anciano Metro, sin respetar sus canas; le exigen blasfemias contra Jesucristo, se desalientan con su firmeza y acaban moliéndolo a palos y lapidándolo a las afueras de la ciudad. Luego van a por la matrona Cointa que es atada, arrastrada y también muerta a pedradas. Ahora la ciudad parece en estado de guerra; han crecido los tumultos; la gente va loca asaltando las casas donde puede haber cristianos. Se multiplican los incendios, los saqueos y la destrucción.

En Alejandría vive una cristiana bautizada desde pequeña y educada en la fe por sus padres; en los tiempos de su juventud decidió la renuncia voluntaria al matrimonio para dar su vida entera a Jesús. Se llama Apolonia y ya es entrada en años; los que la conocen saben mucho de sus obras de caridad, de su sólida virtud y de su retiro en oración; incluso presta ayuda a la iglesia local como diaconisa, según se estila en la antigüedad. Las hordas incontroladas la secuestran y pretenden obligarla a blasfemar contra Jesucristo. Como nada sale de su boca, con una piedra le destrozan los dientes. Después la llevan fuera de la ciudad amenazándola con arrojarla a una hoguera, si no apostata. Pide un tiempo para reflexionar. Se abisma en oración. Luego, ella misma es la que, con desprecio a la vida que sin Dios no vale, con paso decidido, pasa ante sus asombrados verdugos y entra en las llamas donde murió.

Los cristianos recogieron de entre las cenizas lo poco que quedó de sus despojos. Los dientes fueron recogidos como reliquias que distribuyeron por las iglesias.

Su representación iconográfica posterior la presenta sufriendo martirio de manos de un sayón que tiene una gran piedra en la mano para impartir el golpe que le destrozó la boca. Por eso es abogada contra los males de dientes y muelas.

También a nosotros nos asombra la decisión de santa Apolonia por parecerse a al suicidio. Algún magnánimo escritor habla de que «eso sólo es lícito hacerlo bajo una inspiración de Dios». Desde luego es susceptible de más de una glosa. Sólo que los santos, tan extremosamente llenos de Dios, adoptan en ocasiones actitudes inverosímiles y desconcertantes bajo el aguijón del Amor y ¡quién sabe si esas son «locuras» sólo para quien no tiene tanto amor! Al fin y al cabo, cada santo es el misterio de responder sin cuento a Dios.

 

(Fuente: archimadrid.es)

 

 

 

   

 

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